El próximo presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometió a gobernar para todos los brasileños luego de oficializar su victoria el pasado domingo tras la segunda vuelta de las elecciones generales de su país.
“A partir del 1 de enero de 2023, gobernaré para 215 millones de brasileños, no sólo para los que votaron por mí. No hay dos Brasiles. Somos un solo país, un solo pueblo, una gran nación”, compartió.
Lula da Silva logró llegar a su tercer mandato tras recibir 50.90 por ciento de los votos; 1.8 puntos más que su principal contrincante, Jair Bolsonaro, de acuerdo con datos del Tribunal Superior Electoral (TSE).
Respecto a los resultados de las votaciones generales y la división ideológica que reflejaron de los electores, la doctora Ismene Ithaí Bras, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, opina que eso será sin duda un gran reto para el nuevo mandatario.
“El primer reto será la cuestión político-social, porque desde los porcentajes con los que ambos se fueron a la segunda vuelta reflejaron una división; entonces, Lula tendrá la tarea de crear una nación unida”, asegura la también miembro del Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos.
El pasado 2 de octubre, Brasil terminó su primera vuelta de las votación generales con dos candidatos casi a la par. Mientras Lula da Silva obtuvo 48.43 por ciento, Bolsonaro 43.20.
Bajo esa perspectiva, a partir del siguiente año el representante del Partido de los Trabajadores (PT) deberá dirigir sus próximas políticas públicas no sólo hacia sus electores, sino a los de la oposición para el beneficio de su nación.
En ese sentido, deberá convencer a sus críticos de la importancia de atender temas que el aún jefe de Estado dejó de lado durante su gobierno, como la lucha contra el cambio climático, lo cual debe atender no sólo con priorizar la Amazonia, sino con el aumento del presupuesto dirigido al cuidado ambiental.
Por otro lado, la doctora Bras concuerda que es el combate a la pobreza otro de los retos a los que deberá enfrentarse el político de izquierda, quien durante sus primeros dos mandatos consecutivos, de 2003 a 2010, logró sacar a su nación del Mapa del Hambre de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
De acuerdo con la ONG, el gobierno federal de Brasil al mando de Lula da Silva sacó a gran parte de su población de la hambruna gracias a políticas como Bolsa Familia, enfocada en brindarle apoyo económico a las personas de escasos recursos para poder alimentarse.
Según datos del World Without Poverty (WWP), hasta 2010 que Lula da Silva terminó su segundo mandato, más de 12 millones de familias llegaron a ser beneficiadas a través de Bolsa Familia; más de seis millones más que cuando comenzó el programa en 2004.
Otro tema que Lula da Silva deberá reforzar será la política exterior, de la cual no se espera tenga mayores dificultades, considerando la cercanía que el político brasileño tiene con los mandatarios de la región debido a sus similitudes ideológicas de izquierda.
Es con los presidentes de Cuba, México, Bolivia, Perú y Chile, entre otros, con los que Lula da Silva podría mejorar su relación, buscando incluso potencializar los lazos comerciales y económicos.
En 2020, Argentina fue el país de la región que mejor relación comercial tuvo con Brasil en materia de exportaciones junto con China, Estados Unidos, Países Bajos y Canadá, mientras que en importaciones los más destacados fueron la Unión Americana y Alemania, según El Observatorio de Complejidad Económica (OEC, por sus siglas en inglés).
Sin reacción de Bolsonaro ante victoria de Lula da Silva
A diferencia del pasado 2 de octubre cuando se llevó a cabo la primera vuelta de las elecciones generales, este domingo Jair Bolsonaro no emitió ninguna declaración sobre la victoria de su único contrincante.
En entrevista, la doctora Claudia Edith Serrano Solares, internacionalista de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, considera que con esa postura Bolsonaro no está respetando las votaciones ni deja en claro qué papel representará durante el gobierno de Lula da Silva.
“El hecho de que Jair Bolsonaro se mantenga en silencio titubea el rol que va a jugar. Tiene una familia en la que varios de sus integrantes también participan dentro de la política brasileña y tampoco han emitido una postura clara”, asegura.
Desde esa perspectiva, lejos de que Bolsonaro sea el único líder de la oposición en Brasil, podrían aparecer otras figuras que le dificulten el camino al próximo presidente, sobre todo al momento de que el oficialismo busque impulsar una reforma que sus críticos desaprueben, como brindarle más apoyo a la comunidad LGBTI+ , la cual no fue respaldada por el ultraderechista.
Su mano derecha
En cuanto Luiz Inácio Lula da Silva tome posesión en enero de 2023 como presidente de Brasil, Geraldo Alckmin también empezará a fungir como vicepresidente.
Respecto a su papel, Claudia Edith Serrano Solares, internacionalista de la UNAM, comparte que es Alckmin quien deberá articular y aterrizar el proyecto de nación del jefe de Estado a los distintos sectores de la población, así como “amalgamar” los diferentes intereses de la oposición.
“Es la figura que va a ser el intermediario entre Lula da Silva y sus adversidades”, apunta.
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