El dilema egipcio

Justo unos días antes de la última ronda de las elecciones presidenciales de Egipto, la religión se ha convertido en un factor decisivo para muchos votantes. 

Estos se enfrentan a una dura elección entre un islamista conservador, Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes, y un laico ex militar, Ahmed Shafiq, el último primer ministro designado por Mubarak, al que la Hermandad acusa de tratar de llevar a Egipto de vuelta al viejo y represivo orden.

La estrategia de Shafiq

Leila Fadel Leila Fadel Publicado el
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Shafiq –el último primer ministro de Mubarak– juega con los temores de algunos egipcios
"Shafiq es estudiante leal de Mubarak. Él estaba cerca de él. (...) La Hermandad se equivoca si cree que no es una amenaza”
AnónimoMiembro de La Hermandad

Justo unos días antes de la última ronda de las elecciones presidenciales de Egipto, la religión se ha convertido en un factor decisivo para muchos votantes. 

Estos se enfrentan a una dura elección entre un islamista conservador, Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes, y un laico ex militar, Ahmed Shafiq, el último primer ministro designado por Mubarak, al que la Hermandad acusa de tratar de llevar a Egipto de vuelta al viejo y represivo orden.

La estrategia de Shafiq

Shafiq, un ex piloto de combate al igual que Mubarak, está golpeando fuerte. 

Da casi diariamente conferencias de prensa y entrevistas en las que juega con los temores de algunos egipcios con respecto al creciente poder de los islamistas. 

Shafiq acusa a la Hermandad de secuestro de la revolución y pinta un panorama sombrío de lo que, según él, Egipto llegaría a ser bajo la dirección de la Hermandad: un estado islámico ultraconservador similar a Arabia Saudita, hostil a los musulmanes moderados de Egipto, los cristianos coptos y las mujeres.

“La Hermandad Musulmana es una tendencia sectaria”, dijo Shafiq la semana pasada en una entrevista con CBC, un canal local. 

“La Hermandad está intimidando a los coptos para que no voten en la segunda vuelta. Están amenazando con arruinar sus tiendas y negocios”.

Su retórica busca obtener el apoyo de toda la sociedad egipcia, desde la clase obrera hasta la élite política.

Además, a esto se le suma que algunos están enojados con el hecho de que la Hermandad,  reprimida bajo el régimen de Mubarak, no haya estado a la altura de la revolución después de las promesas hechas en los primeros momentos postrevolucionarios.

El mensaje de Shafiq ha resonado entre los votantes que temen que La Hermandad supusiera una regresión de las protecciones para las mujeres, tales como el derecho al divorcio en curso y que la edad legal para contraer matrimonio sea a los 18 años. 

Algunos también temen que un presidente de La Hermandad trabajaría por el interés de los líderes del grupo islamista y no por el país entero.

Algunos liberales e izquierdistas –incluyendo la mayoría de los miembros del izquierdista Partido Social Demócrata de Egipto, que tiene uno de los mayores bloques de legisladores seculares en el parlamento– están amenazando con boicotear la votación como una forma de protesta en contra de los dos candidatos. 

Pero otros, incluyendo el principal partido liberal, el Partido del Frente Democrático, están apoyando a Shafiq.

“Hay un pequeño porcentaje de nuestros miembros que votará a favor de Shafiq”, dijo Mohamed Abou el-Ghar, que lidera el Partido Social Demócrata, en una entrevista. “Si tuviera que votar, votaría secular. La Hermandad podría destruir el futuro de Egipto”.

El giro de Morsi

Con la esperanza de capturar a una amplia franja de los votos islamistas, desde los moderados a los puritanos, Morsi ha expresado puntos de vista conservadores antes de la primera ronda de votaciones. 

Se comprometió a utilizar el Corán, el libro sagrado del Islam, como la constitución de Egipto y obtuvo el apoyo de los clérigos ultraconservadores.

Pero desde que empezó la campaña para la segunda ronda, Morsi se ha moderado para intentar captar el voto revolucionario y liberal. 

Dijo que, si es elegido, no impondrá un código de vestimenta islámico y ha prometido ser un líder para todos los egipcios. 

Mientras tanto, el liderazgo de La Hermandad ha respondido a los ataques de Shafiq, acusándolo de difamar al grupo para ocultar su propio pasado oscuro.

Con la esperanza de ganar los votos de los que apoyaron la revolución, La Hermandad ha hecho hincapié en los lazos Shafiq con el pasado, señalando que él tiene a Mubarak como su modelo a seguir y que era primer ministro cuando los manifestantes desarmados fueron asesinados por las fuerzas de seguridad de Mubarak.

Además, han dicho que en el último mes amenazó con “neutralizar” a los islamistas.

“Ahmed Shafiq, es del antiguo régimen y fue uno de los símbolos del antiguo régimen, con toda su corrupción”, dijo Mahmud Hussein, secretario general de La Hermandad. 

Hussein dijo  también que lo que La Hermandad quiere es un sistema unificado, un estado moderno egipcio que se base en el Islam para gobernar.

“Los votantes nunca lo seleccionaran (a Shafiq) a menos que haya fraude”, dijo Hussein.

Sin embargo, otro prominente miembro de la Hermandad, que habló bajo condición de anonimato, reconoció que la táctica de Shafiq puede funcionar.

Cuenta con el respaldo de miembros destacados del partido de Mubarak, ahora prohibido, que ven la elección como una cuestión de  “vida o muerte”, dijo el funcionario.

Además, Mubarak también representa la estabilidad para algunos votantes después de estos 16 meses. 

Por su parte, las fuerzas revolucionarias se dividen entre el boicot de las elecciones y el respaldo a Morsi, dijo.  

(C) 2012, The Washington Post.

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