Aunque el caso Watergate ocurrió hace 52 años, pasó a la historia como el mayor escándalo político en Estados Unidos, llevando al expresidente Richard Nixon a dimitir.
El caso relacionó a cinco hombres, tres de origen cubano y dos estadounidenses, que aunque en un inicio fueron hallados culpables de robo en segundo grado por su acceso al Comité Nacional del Partido Demócrata, más tarde se destapó que accedieron a las oficinas de la organización para buscar información en contra del entonces candidato presidencial George McGover, rival del presidente Nixon.
El objetivo de los “espías” era demostrar lo que tanto se rumoraba en contra de los demócratas: que habían recibido dinero por parte de Fidel Castro. Para dar con la verdad, tomaron unas 40 fotografías de las listas de los donantes al partido y colocaron micrófonos en los teléfonos.
Al final del caso, mientras que los cinco hombres, descubiertos como agentes secretos del presidente Nixon, llegaron a ser culpados por delitos de conspiración, hurto y violación de leyes federales sobre temas de comunicación, el mandatario decidió dejar su cargo antes de ser enjuiciado, en agosto de 1974.
#OnThisDay in 1974, #SOCTUS decides to release the Watergate tapes, a fatal blow to Richard Nixon’s presidency. #ConstitutionDaily https://t.co/ijjAGpaj3J
— National Constitution Center (@ConstitutionCtr) July 24, 2024
Objetivo de Nixon: Cuidar la figura presidencial
Aunque en la década de los 70 la renuncia de Nixon causó conmoción, lo que en realidad hizo el republicano fue proteger la figura del jefe de Estado.
En entrevista, Arlene Ramírez Uresti, doctora en Relaciones Internacionales y académica de la Universidad Iberoamericana, asegura que a pesar de que Nixon pudo haber sido juzgado, demostró una actitud prioritaria hacia la institución que representaba: la presidencia de Estados Unidos.
“Fue un evento sin precedentes para evitar exponer la figura de la presidencia ante un acto realizado por la misma persona (…) Nixon de alguna forma con su decisión buscó resguardar la institución y dar un mensaje a la nación de lo que para él era importante”, asegura la doctora.
Según se rumora, Nixon intentó pagar el silencio de los acusados con dinero con tal de evitar mencionar su nombre y, en ese sentido, dañar su imagen política a nivel nacional; sin embargo, se halló evidencia que lo relacionaba con el caso.
Finalmente, fue en agosto de 1974 que el republicano dejó su cargo y se lo heredó al vicepresidente Gerald Ford.
A diferencia del caso Watergate que llevó a cinco hombres ante las autoridades y a un presidente a abandonar su cargo, en los últimos años la figura del jefe de Estado en la Unión Americana ha sido manchada por acusaciones legales, incluidos ‘impeachments’.
#OTD July 24, 1974, the Supreme Court ruled in United States v. Nixon.
Learn more about this landmark case about Watergate and Executive Privilege at the Society and @StreetLawInc Landmark Cases website:https://t.co/2zjzuxF9yf#scotushistory
— Supreme Court Historical Society (@SCHSociety) July 24, 2024
Los presidentes de Estados Unidos que perjudicaron la imagen presidencial
En opinión de la doctora Ramírez Uresti, los hechos históricos como el caso Watergate deben servir como ejemplo para evitar que se vuelvan a repetir; sin embargo, después de ese escándalo, aunque el pueblo de Estados Unidos no volvió a presenciar un caso similar, a final de la década de los 90 la figura del presidente retrocedió.
En 1998, el entonces presidente Bill Clinton se enfrentó a un juicio político por perjurio, luego de afirmar que tuvo una relación con la becaria Mónica Lewinsky en el despacho oval; una declaración que le sumó 10 puntos a su nivel de desaprobación a diferencia del porcentaje con el que había iniciado en 1993.
Luego del caso de Clinton, ningún otro presidente había sido juzgado hasta la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2017.
En total, el actual candidato a la presidencia por el Partido Republicano recibió dos ‘impeachments’ durante su cuatrienio, el primero por “abuso de poder y obstrucción al Congreso” al buscar perjudicar a su competidor con la ayuda de un gobierno externo, y el segundo “por incitación a la insurrección” por la violencia registrada en el Capitolio en enero de 2021.
Al igual que Nixon lo hizo en su momento, Trump buscaba información para perjudicar a su rival político de cara a las elecciones presidenciales, pero a diferencia del primer mandatario que relacionó a cinco hombres en el caso, el magnate se acercó al líder ucraniano, Volodimir Zelensky, para exponer los escándalos de Hunter Biden, primogénito del actual jefe de Estado.
Nixon used his State of the Union to demand the end to the Watergate investigation. What will Trump say about the Mueller investigation tonight? pic.twitter.com/1OTXGw14Fx
— NowThis Impact (@nowthisimpact) January 31, 2018
Para la doctora de la Universidad Iberoamericana, hoy más que nunca la institución presidencial está lastimada por el trumpismo y la que se hace llamar de extrema izquierda, vulnerando la figura del jefe de Estado.
A diferencia de Trump, quien no solo enfrentó dos ‘impeachments’ cuando estaba a cargo del Estado, sino que actualmente cuenta con otros cargos en su contra como el caso Mar-a-Lago, Joe Biden protegió la figura de la presidencia con su baja de la campaña a la reelección.
Por la decisión de Biden de dejar en la competencia a la vicepresidenta Kamala Harris, diversos políticos nacionales e internacionales reconocieron su labor, entre ellos Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel; Pedro Sánchez, presidente de España, y los representantes de los países de la Unión Europea, entre otros.
“Es un gran hombre y todo lo que hace está guiado por el amor a su país”, escribió Justin Trudeau, primer ministro de Canadá ante el retiro de Biden el pasado 21 de julio.