Ecuador, bajo protestas por altos precios a combustible y otros artículos de primera necesidad; el gobierno llama a diálogo

Desde hace más de 10 días, el país ha estado en paro nacional debido a las exigencias de los ecuatorianos por los altos precios del combustible y otros artículos de primera necesidad; una situación a la que, aunque el gobierno ha respondido con apertura al diálogo, sigue presentando mano dura en las calles, lo que podría perjudicar al presidente
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Una mujer ecuatoriana, proveniente del Amazonas, mostró un par de balas a la prensa de su país. Según explicó, había dejado su hogar para llegar a Quito a participar en el diálogo que abrió el presidente de Ecuador Guillermo Lasso, pero fue recibida con enfrentamientos.

Desde hace más de 10 días, los ecuatorianos han estado en paro nacional. Debido a los altos precios en el combustible, los alimentos y otros artículos de primera necesidad, fue la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) la primera que se manifestó al respecto.

Desde entonces, se han sumado estudiantes, maestros, transportistas y otros sindicatos a las manifestaciones, elevando el grado de las protestas a al menos cinco muertos y por lo menos 100 heridos.

Al darse cuenta de los enfrentamientos violentos, el cierre de vías y los constantes ataques en diferentes partes del país, el gobierno federal volvió a remarcar su interés por una apertura al diálogo, ofreciéndole a los representantes de la Conaie la Casa de la Cultura para que lleven a cabo su asamblea.

“Miles de ecuatorianos en distintos lugares de la patria se están expresando en defensa de la paz y el trabajo. A ustedes, sepan que el gobierno los ha escuchado y está dando todos los pasos para que sus voces y sus manifestaciones se concreten en soluciones efectivas y definitivas.

“Invitamos una vez más a iniciar de manera inmediata el diálogo que nos lleve a dar respuesta sin dilaciones a las aspiraciones de paz y prosperidad que todos los ecuatorianos esperamos”, dio a conocer la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia.

De acuerdo con la internacionalista Claudia Edith Serrano Solares, docente de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón y doctorante de la Unidad Académica de Estudios Regionales (UAER) de la UNAM, a pesar del llamado al diálogo, en las protestas aún se evidencía la mano dura del gobierno.

Entre las acciones que los protestantes han criticado de la Policía Nacional está la utilización del gas lacrimógeno y las armas de fuego, la detención arbitraria de Leonidas Iza, líder de la Conaie, así como la militarización en algunas zonas del país.

“Lasso ha estado en la posición en la que llama al diálogo, pero no es coherente con mantener un espacio neutral que permita intercambiar ideas sobre cuál es la alternativa más factible para todos los sectores.

“Indudablemente tiene que garantizar un clima donde se dé una charla, pero desde el respeto a los derechos humanos, al derecho a la protesta pública”, dice la docente.

El desafío gubernamental en Ecuador

Con el registro de estas protestas, el presidente Guillermo Lasso enfrenta uno de sus primeros grandes desafíos desde que tomó posesión hace un mes, y el cual debe saber solucionar para evitar mayores conflictos en lo que resta de su mandato.

En entrevista, la docente Serrano Solares comparte que en caso de que el jefe de Estado no baje su mano dura; es decir, si no cese el fuego y evade las desmilitarizaciones, podría enfrentarse a un escenario extremo como la revocación de mandato.

“Puede llegar el momento en el que le pidan una revocación de mandato debido a su incapacidad para poder establecer un clima de paz en el que se privilegie el diálogo”, sostiene.

A lo largo de la historia de Ecuador, ya hubo una época en la que las exigencias de los ciudadanos obligaron a diferentes jefes de Estado a dejar su cargo, comenzando en 1996 con el expresidente Abdalá Bucaram Ortiz, quien dirigió al país por sólo un año.

A partir de ese caso, los  presidentes en Ecuador no permanecieron en el poder por más de tres años, hasta que Rafael Correa tomó posesión en 2007 y dejó su cargo una década más tarde.

Bajo esa línea, el presidente no sólo debe comprometerse con las exigencias de los protestantes actuales, sino con las necesidades del resto de sus ciudadanos.

En ese sentido, debe dejar de lado medidas como reducir los apoyos a las investigaciones científicas y disminuir los recursos para la educación superior, y en su lugar tener mayor presencia con los investigadores y reforzar el respaldo monetario a los estudiantes, incluyendo a los practicantes de medicina, entre otros.

“Lasso tiene el desafío de lograr bajarle un poco el nivel a su mano dura y en todo caso realmente garantizar una seguridad tanto a la fuerza pública como a los manifestantes”, comparte la docente Serrano Solares.

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