Drones vs narcotráfico: tecnología para acabar con la cocaína

Lo que comenzó como un "juguete" para adultos, poco a poco ha ido adquiriendo funciones más avanzadas, al grado de ahora ser utilizados para combatir delincuencia organizada
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Los drones revolucionaron al mundo por su fácil manejo y múltiples utilidades. Lo que comenzó como un “juguete” para adultos, poco a poco fue adquiriendo más funciones.

Desde poder tomar fotografías y clips de video desde alturas que antes parecían imaginables sin estar a bordo de un avión o helicóptero, hasta enviar paquetes de forma más rápida que con los servicios de mensajería tradicionales.

El sueño de volar y controlar el entorno desde el aire parece cada vez más cercano, gracias a que la tecnología de los drones comienza a ser replicada a escalas mayores y ya se piensa en servicios de transporte aéreo que puedan utilizarse en la vida diaria sin necesidad de tener a un piloto a nuestra disposición.

Además de estas funciones, la seguridad también ha encontrado un uso para los drones. Los primeros casos fueron aquellos que, con su cámara, ayudaban a reconocer zonas peligrosas antes de enviar a personas que se internaran a un lugar donde se requería hacer un operativo policiaco o militar.

Después vinieron los drones que abandonaron la peculiar forma que se asemeja a un helicóptero con múltiples hélices, y se transformó en algo más similar a un pequeño avión.

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Con esto, se aumentó su capacidad de carga y se le pudieron añadir funciones, como la de poder disparar misiles en zonas de conflicto, sin necesidad de exponer la vida humana de aquellos que podrían hacer una acción similar a bordo de un avión tradicional.

Ahora, este tipo de drones también podría utilizarse para combatir la producción y el tráfico de drogas. Al menos eso es lo que se plantean las autoridades de Colombia, quienes ya planean utilizar esos artefactos voladores para combatir el incremento en la producción de cocaína, que en los últimos cinco años ha generado tensiones en su relación con Estados Unidos.

Según cálculos del gobierno norteamericano, el cultivo de coca en Colombia se ha duplicado 2012 hasta la fecha, y actualmente supera las 188 mil hectáreas.

Ante esto, la policía antinarcóticos colombiana contrató a una compañía local para que pruebe aviones no tripulados, los cuales tendrán la función de rociar herbicida en sembradíos de coca, el material base para la fabricación de la cocaína. Esta información fue revelada por AP, agencia que tuvo acceso a documentos de licitaciones gubernamentales.

Se prevé que los dispositivos a control remoto erradiquen ocho hectáreas de coca al día, portando alrededor de 10 litros de herbicida en cada vuelo.

Fumigación aérea y el riesgo para el medio ambiente

Hace tres años, Colombia decidió prohibir el rocío aéreo de los campos de coca, debido a preocupaciones ambientales y de salud. A pesar de esto, el gobierno de ese país defiende la idea de los drones fumigadores, ya que estos objetos vuelan a menor altitud que los aviones y se prevé que tengan un menor impacto ambiental.

Los aviones no tripulados también podrían ayudar a la policía colombiana a sortear algunos de los obstáculos en sus labores por erradicar los campos de coca en zonas remotas y, a menudo, hostiles del país, donde en ocasiones los plantíos son defendidos por grupos de narcotraficantes fuertemente armados o con minas terrestres.

“Esta decisión responde a varias preocupaciones” generadas por la fumigación aérea, dijo Juan Carlos Garzón, especialista en política antidrogas de la Fundación Ideas para la Paz, de Colombia.

La decisión de Colombia de dejar de erradicar los cultivos cocaleros vía aérea ha generado fuertes críticas de las autoridades estadounidenses, que han presionado a la nación sudamericana para que reduzca su producción de cocaína, por lo que encontrar una solución amigable con el ambiente y que además cumpla las expectativas del gobierno norteamericano, podría ayudar a mejorar su relación bilateral.

Cocaína, una droga que separa a Colombia de EU

En un informe publicado en 2017, la DEA estimó que el 93% de la cocaína que se incautó en Estados Unidos provenía de Colombia, cuya producción potencial de esa droga se triplicó entre 2013 y 2016, según la agencia antinarcóticos.

Sin embargo, las autoridades colombianas han argumentado que la fumigación aérea destruye los cultivos legales cercanos a las plantaciones de coca y contamina las fuentes acuíferas locales, algo que fue respaldado por un estudio de la Organización Mundial de la Salud, el cual señala que el glifosato, el producto químico utilizado en la fumigación, podría ser cancerígeno.

Luego de que Estados Unidos expresara su descontento por la medida de Colombia, la cual se relacionó directamente con el incremento de campos de cultivo de coca, la relación entre ambos países se volvió tensa.

Para solucionar sus diferencias, el gobierno colombiano está probando otros dispositivos en sus labores por frenar la producción de cocaína, incluidos pequeños vehículos blindados conocidos como “orugas” que brindan protección contra las minas terrestres.

Un policía antinarcóticos prueba un vehículo táctico para rociar herbicidas en un campo de coca en Tumaco, en el sur de Colombia, el miércoles 18 de abril de 2018. (AP Foto/Fernando Vergara)

Ahora, con los drones fumigadores, esperan que se cumpla el objetivo de eliminar campos de cultivo de coca de forma más rápida y, al mismo tiempo, no se afecte al medio ambiente ni la salud de los pobladores de las zonas en donde hay más hectáreas que requieren ser fumigadas.

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