Durante un evento en el estado estadounidense de New Hampshire, Donald Trump, presidente del país vecino, habló sobre cómo piensa que debe ser combatida la compra-venta de drogas, y sugirió que los traficantes sean castigados con la pena de muerte.
Quizás consciente de la polémica que podría desatarse en torno a su propuesta, que será incorporada por la Fiscalía Federal, el magnate advirtió que “Ganaré esta batalla”.
No hay manera de minimizar los problemas que las drogas están causando en el país estadounidense.
Aunque muchos señalan como culpables de las defunciones a los traficantes de opiáceos, expertos llaman a señalar también la relación de la muerte con los fármacos de prescripción.
De acuerdo con información del Centro de Prevención y Control de Enfermedades, en EU, las recetas de opiáceos se han triplicado.
Asociaciones civiles son conscientes de la situación, y amenazaron con acompañar la propuesta de Donald Trump con demandas contra las farmacéuticas, encargadas de la producción y venta masiva de fármacos.
La Casa Blanca, por su parte, ha elaborado un plan enfocado en tres acciones clave: reducir la prescripción de opiáceos legales, endurecer la represión, e impulsar los tratamientos contra las adicciones.