Como hicieron las primeras generaciones de humanos, en la actualidad algunas personas se desplazan como consecuencia de los cambios climáticos y los fenómenos meteorológicos extremos. Millones de individuos aún migran en el interior de sus países o a naciones extranjeras para escapar de sequías y huracanes.
Los desastres meteorológicos obligaron a 23.5 millones de personas a dejar sus hogares en 2016 y este fenómeno se repitió hasta el presente año, de acuerdo a la Declaración sobre el estado del clima mundial 2017.
La gran parte de estos desplazamientos son internos, es decir, las personas no cruzan fronteras internacionales, y se producen como consecuencia de la aparición repentina de fenómenos meteorológicos extremos, según los datos de Fronteras 2017, el último informe anual de la ONU sobre los desafíos ambientales que enfrenta el planeta.
Los fenómenos de aparición lenta también provocan desplazamientos internos y transfronterizos. Algunas de estas situaciones climáticas pueden ser la sequía, la desertificación, la erosión costera y el aumento del nivel del mar.
En África es donde hay más países con índices altos de migración, de acuerdo a los registros de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). En 2015 vivían en este continente más de 15 millones de personas que hicieron movimientos internos en su propio país por diversas razones, incluidas las relacionadas con el medio ambiente.
Uno de los países africanos con más desplazamientos por razones climáticas es Somalia. En esta nación se producen movimientos internos masivos a causa de la sequía y la inseguridad alimentaria provocada por esta.
Desde noviembre de 2016 hasta diciembre de 2017, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados registró que 892 mil personas en el mundo dejaron sus lugares de origen por la sequía.
A partir de junio de 2017, más de la mitad de las tierras de cultivo de Somalia resultaron afectadas por la falta de lluvia. Por otra parte, desde diciembre de 2016 los rebaños disminuyeron entre un 40 y un 60 por ciento debido al aumento de la mortalidad por las condiciones climáticas de este país africano y las ventas a precios desfavorables, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y el Programa Mundial de Alimentos.
La Declaración sobre el estado del clima mundial en 2017 asegura que cerca del 90 por ciento de las personas desplazadas que fueron encuestadas en Somalia indicaron que la aridez de la tierra fue la causa principal de su migración.
El panorama es el contrario en el otro polo del mundo: las personas se desplazan debido a las huracanes. En 2016, los residentes de la isla de Jean Charles, en Luisiana, se convirtieron en los primeros migrantes climáticos de Estados Unidos a los que se asignaron fondos federales para su reubicación.
Los fenómenos meteorológicos también han logrado que ciertos territorios desaparezcan del mapa. En las Islas Salomón, Oceanía, han desaparecido cinco islas de coral con vegetación debido a la subida del nivel del mar y la exposición al oleaje en los últimos decenios. Las comunidades se han reubicado en una isla volcánica de más altitud.
De acuerdo a la última edición del “Global report on internal displacement”, más de la mitad de movimientos migratorios fueron causados por tormentas en 2016. Las tormentas provocaron siete de los diez mayores desplazamientos en el mundo. Asia Oriental y el Pacífico representaron dos tercios de las migraciones asociadas con desastres.
China, Filipinas y la India experimentaron el mayor número de desplazamientos en 2016, pero la cantidad de personas que dejaron sus lugares de residencia fue pequeña a comparación de la población total de estos países. Al contrario de Fiji, Tonga, Belice y Cuba que se ubicaron entre los diez Estados con mayor porcentaje de desplazamientos en relación con el número de habitantes.
Este tipo de desplazamientos suelen ser muy complicados. Las personas que dejan sus hogares por cuestiones climáticas carecen de medios o conexiones para desplazarse y quedan atrapados sin un lugar fijo para residir. Otros, como los ganaderos, recurren a la migración estacional como estrategia de subsistencia.
La reubicación planificada de grupos de población debido a un determinado riesgo sirve para reducir las presiones ambientales sobre los ecosistemas delicados, sin embargo, también provoca una huella ecológica en el lugar de llegada, según el estudio “Foresight: Migration and Global Environmental Change: Future Challenges and Opportunities” de la Oficina Gubernamental para la Ciencia de Reino Unido.
Se aproxima un gran reto ambiental
El Atlas de la migración por motivos ambientales 2017 afirma que para 2050 habrá hasta 200 millones de personas desplazadas por motivos ambientales, es decir, 1 de cada 45 podría verse obligada a dejar su hogar por este tipo de causas.
También es posible que algunos territorios insulares de baja altitud deban abandonarse porque quedarán bajo el agua. En contraparte, el 50 por ciento de las tierras agrícolas de América Latina se convertirán en desiertos en 2050, según un informe del International Fund for Agricultural.
Enfrentar todos estos problemas de desplazamiento podría convertirse en el reto ambiental más importante del siglo XX. La migración constante podría ocasionar conflictos geopolíticos y un desgaste permanente en el medio ambiente.