Desastre apocalíptico

Con un saldo de al menos 10 mil muertos, Filipinas vive las consecuencias de la peor calamidad de su historia: el tifón “Haiyan”.

La tormenta que azotó al archipiélago el viernes, también conocida como “Yolanda”, dejó cerca de 9 millones y medio de personas afectadas, según la ONU, sobre todo en las islas Leyte y Samar.

Ante los daños, el presidente de Filipinas, Benigno Aquino, declaró ayer estado de desastre nacional para aplicar un fondo extraordinario de 25 millones de dólares adicional a los 429 millones que el Gobierno destinará a la reconstrucción.

Pedro Pablo Cortés Pedro Pablo Cortés Publicado el
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Kilómetros por hora fue la máxima velocidad de las ráfagas de viento
"No he hablado con nadie que no haya perdido a alguien, a algún familiar cercano. Estamos buscando cuerpos y personas lo más que podemos".
Alfred RomualdezAlcalde de Tacloban, la ciudad más devastada por “Yolanda”.
La población está desesperada por la falta de alimentos, pues es imposible llevar ayuda a varias zonas del archipiélago que quedaron devastada
http://www.youtube.com/watch?v=7hi9TML85OE

Con un saldo de al menos 10 mil muertos, Filipinas vive las consecuencias de la peor calamidad de su historia: el tifón “Haiyan”.

La tormenta que azotó al archipiélago el viernes, también conocida como “Yolanda”, dejó cerca de 9 millones y medio de personas afectadas, según la ONU, sobre todo en las islas Leyte y Samar.

Ante los daños, el presidente de Filipinas, Benigno Aquino, declaró ayer estado de desastre nacional para aplicar un fondo extraordinario de 25 millones de dólares adicional a los 429 millones que el Gobierno destinará a la reconstrucción.

“Declaramos estado de calamidad nacional para acelerar el rescate gubernamental, la ayuda y la rehabilitación en las provincias devastadas por ‘Yolanda’”, declaró Aquino en televisión según el diario filipino Manila Bulletin.

Devastación total

Cadáveres colgando de los árboles o esparcidos por las calles, viviendas destrozadas, edificios en ruinas, falta de servicios básicos, hospitales sobresaturados, y escasez de alimentos y agua potable.

Este es el panorama que aún se percibe en el archipiélago filipino, reportó ayer el Philippine Daily Inquirer. 

“Vimos cadáveres en todas partes, algunos flotando en el agua y otros en los patios de las escuelas”, expresó al periódico Paul Kennedy, general de la Marina de Estados Unidos, tras sobrevolar en helicóptero la región afectada.

Una de las áreas más dañadas fue la capital de Leyte, Tacloban, donde enviados de la ONU reportaron que hallaron bajo los escombros hasta 300 personas muertas. 

El desastre causó que abandonaran la ciudad miles de personas, quienes debían taparse la nariz al caminar ante el hedor que despedían los cadáveres. 

“No he hablado con nadie que no haya perdido a alguien, a algún familiar cercano. Estamos buscando cuerpos y personas lo más que podemos”, señaló el alcalde Alfred Romualdez a CNN. 

Desesperados por ayuda 

Es imposible llevar ayuda a varias zonas del archipiélago que quedaron devastadas por el tifón, informó ayer El País. 

“El reparto de la ayuda siempre es difícil de coordinar en una catástrofe de esta magnitud, pero en este caso lo es más porque hablamos de islas”, explicó al periódico español el coronel francés Gabriel Foisel.

Ante la desesperación por la falta de alimentos, el Gobierno desplegó más de mil 500 elementos de la policía a lo largo del territorio para evitar saqueos y ayudar en las operaciones de rescate.

Los comerciantes se han armado para proteger sus negocios porque hasta los cargamentos de ayuda humanitaria han sido robados.

Tienden la mano

Las principales muestras de solidaridad internacional llegaron ayer a las islas asiáticas.

El Papa Francisco donó de su bolsillo 150 mil dólares, aparte de lanzar un mensaje para exhortar a la comunidad católica a brindar apoyo a las víctimas.

El presidente estadounidense, Barack Obama, también emitió un discurso de apoyo y envió decenas de elementos de la Marina con aviones cargados de víveres y medicinas.

Además de la ayuda humanitaria que han brindado varios países, la Unión Europea aportó 4 millones de dólares al Gobierno filipino para acelerar las labores de rescate.

Mexicanos perdidos

Cuatro religiosas mexicanas siguen perdidas en Filipinas, aseguró ayer el embajador de México en ese país, Julio Camarena.

En entrevista con Foro TV, Camarena detalló que las mujeres monjas se encontraban en la zona más afectada por la tormenta: el centro del país.

Asimismo, señaló que antes de que el tifón golpeara al arcCon al menos 10 mil personas muertas y dificultades para recibir ayuda, Filipinas enfrenta el peor desastre natural de su historia tras 

el paso del tifón ‘Haiyán’hipiélago, enviaron correos electrónicos a los 300 mexicanos que estaban en el país para advertirles del posible desastre e invitarlos a evacuar la isla.

Sin embargo, añadió, 15 personas permanecieron en la zona de riesgo. De ellas, solo las cuatro religiosas no se han puesto en contacto con la Embajada mexicana.

“No tenemos registro de ningún mexicano que haya sido afectado hasta ahorita”, aseveró el funcionario.

 “Ayudamos a algunos de ellos a reubicarse para que se encontraran en zonas menos peligrosas, más protegidas”.

Aunque no hizo donativo ni ofreció ayuda, la Secretaría de Relaciones Exteriores emitió ayer un comunicado en el que expresa sus condolencias a Filipinas.

“México envía sus más sentidas condolencias a los familiares de las víctimas, de los heridos y de los miles de desplazados a causa de este desastre natural, y hace votos por la pronta rehabilitación de las zonas afectadas”, señala el mensaje diplomático. 

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