El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, tiene el camino libre para volver a reelegirse en las próximas elecciones generales de su país, luego de que su contrincante más fuerte, Cristiana Chamorro, quedara bajo arresto domiciliario.
El pasado 2 de junio, la policía arribó a la casa de Chamorro tras mostrarle una orden de detención por lavado de dinero. De acuerdo con el Poder Judicial de Nicaragua, dicha acción fue emitida por la doctora Karen Chavarría Morales, jueza novena del Distrito Penal de Audiencia de Managua.
Esta detención se registró un día después de que la candidatura a la presidencia de Cristiana fuera bloqueada por la Fiscalía, argumentando que tres semanas atrás el gobierno había ordenado una investigación por supuestas irregularidades en los estados financieros de la Fundación Violeta Barrios, la cual lideraba la opositora.
El mismo día en que bloquearon su candidatura, Chamorro había anunciado su unión a la Alianza Ciudadanos por la Libertad, grupo con el que planteaba hacerle frente a Ortega en las elecciones de noviembre.
Respecto a su arresto, fue la propia Alianza la que señaló que esta acción en contra de Cristiana era un “desesperado esfuerzo para tratar de sumir a la ciudadanía en el temor y la desesperanza”, por lo que hizo un llamado a los nicaragüenses a unir esfuerzos y alcanzar la democracia.
Referente a este caso, es la maestra Michelle Calderón García, académica de Relaciones Internacionales de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, quien asegura que con esta polémica es la imagen internacional del gobierno de Nicaragua la que se verá más afectada, pues incumple con libertades políticas y de expresión discutidas por la CIDH y la OEA.
Además, señala que el arresto de Chamorro fue muy representativo por lo que ella misma figura ante la oposición.
“En Nicaragua existe mucha sensibilidad en torno a la intromisión del gobierno en las candidaturas y las elecciones. Este no es un reclamo exclusivo de Chamorro, pues otros candidatos opositores argumentan lo mismo; no obstante, Chamorro era quien probablemente podía unificar a la oposición con un liderazgo fuerte”, admite.
El significado que Chamorro tenía ante la oposición provenía, en primer lugar, de ser hija de Violeta Barrios de Chamorro, quien en 1990 derrotó a Ortega en las presidenciales con su partido Unión Nacional Opositora (ONU), y segundo, de su popularidad.
Tan sólo el pasado 18 de mayo, la encuestadora Cid Gallup registró que Cristiana estaba en el primer lugar de los opositores nicaragüenses con un 21 por ciento de la intención de voto, convirtiéndola en la candidata que más tenía oportunidad de darle pelea al presidente. Sin embargo, eso se vio frenado por el gobierno.
Daniel Ortega, el político sin opositor
Antes de que Cristiana Chamorro apareciera en el escenario político, Daniel Ortega no tenía a ningún contrincante que pusiera en duda su futuro, y tal parece que, tras el arresto de esta líder política, seguirá sin haber nadie enfrente como ella.
Al respecto, la académica Calderón García asimila que esto se debe al temor que pueden tener los opositores a enemistarse con el gobierno de Ortega, pero también, a los intereses personales y de grupo.
Dicho grupo fue lanzado en febrero pasado por cuatro dirigentes políticos, entre los que destaca Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, y Félix Maradiaga, codirector del Instituto de Liderazgo de la Sociedad Civil.
Hasta el momento, ha sido Juan Sebastián Chamorro quien más ha remarcado su desacuerdo con el régimen de Ortega, destancando, incluso, que la gente debería comenzar a protestar desde sus casas, pues “la represión de la dictadura está llegando a su máximo represivo”.
“O nos unimos todos en esta lucha o nos cuelgan por separado. ¡De que se van se van!”, se lee en uno de los tuits de Chamorro.
Por otra parte, la doctora Claudia Edith Serrano Solares, posdoctorante de la Unidad Académica de Estudios Regionales (UAER) de la UNAM, detalla que por el momento lo único que puede hacer el gobierno ante esta situación es tratar de garantizar un proceso justo y transparente hacia el caso Cristiana.
Con esto, Ortega podría desvincularse del caso, no sin quitar del medio a los miembros de la oposición, pues aunque hay pocas posibilidades de que detengan su reelección, seguirán presentes.