Daniel Habif, el mexicano que conmovió hasta las lágrimas al público de concierto por Venezuela

Con un poderoso discurso, el conferencista y motivador mexicano se ganó el reconocimiento de los asistentes
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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El conferencista y motivador mexicano, Daniel Habif, protagonizó uno de los momentos más emotivos del concierto “Venezuela Aid Live”, pues su discurso conmovió hasta las lagrimas a varios de los asistentes en la ciudad de Cúcuta, Colombia.

“¡Y usted, Nicolás, se pudrió antes de madurar! Sepa esto: que el líder más poderoso del mundo no es aquel que tiene un ejército a su mando o una fortuna a sus pies o un centenar de sirvientes o un millar de mujeres o una bomba nuclear al pulso de su pulgar. O un dictador que domina las masas y las mentes con miedo y terror de hecho, esos hombres suelen ser niños escondidos, mimados y aterrorizados que usan el peso del poder como su amuleto de debilidad”, señaló Habif.

El nacido en Mazatlán fue el detonante que faltaba, hasta ese momento, para que el concierto organizado por el multimillonario Richard Branson, cobrará un tono mucho más humano y emotivo.

“Señor Nicolás, recuerde bien este día porque serán sus propios aliados quienes le morderán sus tobillos. Cada día podrá dormir menos y las pesadillas serán más reales. El pájaro que le hablará en esta ocasión será buitre dándole la cita de su partida. Su fuerza bruta solo demuestra su debilidad de su espíritu. Mire bien a este mexicano con corazón en forma de arepa”, agregó.

Actualmente, Habif es considerado uno de los mejores conferencistas de Latinoamérica y de habla hispana en todo el mundo.

Aquí el discurso integro:

“No existe mejor frase que la que inicia con un ‘gracias’. Gracias, Venezuela. Gracias por aguantar, gracias por soportar el peso del dolor. Gracias por soportar la indiferencia de tantos. Gracias por no darte por vencida y curtirte en el terror. Gracias por no darte por vencida. Gracias, porque hay que ser muy valientes para sonreír cuando estamos quebrados por dentro. Gracias por darnos un motivo más profundo que nuestras conveniencias a todos los que hemos subido en este escenario. Gracias por esperarnos.

Este mexicano… les ama y les soñaba hace mucho. Y estamos cara a cara y es la primera vez que la realidad le gana a un sueño. Ustedes son más bellos en persona. ¡Qué glorioso se mira el pueblo bravo! ¡Y aquí estamos! Y vamos bien… ¿qué digo bien? ¡Vamos muy bien! Vamos con cicatrices y llantos, pero feroces luchadores ¡Gochos! ¡Llaneros! ¡Maracuchos! ¡Orientales! ¡Caraqueños imparables!

Insisto y repito: nada es pequeño cuando se habla de esta patria porque estamos hablando de gigantes. ¡Estamos hablando de Venezuela, carajo! ¿Cuántos soñadores hay aquí? Allí atrás: ¿cuántos soñadores hay aquí? Querido soñador: tu trabajo es hacer de la realidad un plano más profundo. Es decir al mundo moderno y a la realidad distorsionada que con él y sus sueños no se juega. El trabajo de un soñador es imaginar cómo acabar con el dolor ajeno. Cómo abrir fronteras. Cómo rellenar todos los estómagos vacíos. Cómo sanar los corazones rotos, los espíritus abatidos. Cómo dar techo y vestido a todos. Cómo romper con los muros y construir los puentes. Cómo reconciliar a toda la raza humana. El trabajo de un soñador es enfrentar la desquiciada ironía del pragmatismo. Un soñador sueña con bombas que se convierten en dulces caricias. Balas que se convierten en manos que se estrechan y jaulas que no tienen candados. ¿Cuántos creen que vale la pena soñar con esto? Claro que vale la pena porque la paz es un sueño que vale la pena soñar toda la vida. ¡Venezuela no dejes de soñar nunca! ¡Tú no perdiste tu sueño, sólo te nublaron la vista! Pero hoy has recuperado la visión y nada ni nadie te detendrá.

Hoy me han enviado a decirte que la generación que se gestó en el dolor y la esclavitud mental se romperá. La lluvia tardía ha llegado… la cosecha será tan abundante que serás tú quien envíe la ayuda humanitaria a otras naciones.

Venezuela: hoy no será tu muerte, sino tu nacimiento. Y muy pronto dormirás como Dios te trajo al mundo: ¡sin miedos! ¡sin cadenas! ¡sin hambre! ¡sin dolor! Te aseguro que muy pronto Dios sentará en primera fila a quienes te menospreciaron para que sean testigos en el momento en el que él te ponga a volar. Todos los venezolanos que tuvieron que huir regresarán a su hogar. Recuperarán su resplandor y tu luz no será pasajera y de las entrañas del dolor nacerá una nación cumbre que cambiará al mundo con amor. Recibirás coronas que no se rompen con el orín o la polilla. Que espera agazapado a Venezuela como el León de Juda. Tus colmillos se están afilando y rugirás tanto que romperás las ventanas de los cielos y pronto dejarás de ser alimento de tu verdugo. Y tu serás el depredador del mal. Ellos tendrán que pedir refuerzos pero nadie responderá porque los que aún están ciegos muy pronto verán. Se cambiaron de bando porque traicionar al mal es hacer el bien.

¡Y usted, Nicolás, se pudrió antes de madurar! Sepa esto: que el líder más poderoso del mundo no es aquel que tiene un ejército a su mando o una fortuna a sus pies o un centenar de sirvientes o un millar de mujeres o una bomba nuclear al pulso de su pulgar. O un dictador que domina las masas y las mentes con miedo y terror de hecho, esos hombres suelen ser niños escondidos, mimados y aterrorizados que usan el peso del poder como su amuleto de debilidad. El líder más poderoso es aquel que no le entrega el poder a nadie de hacer daño y le entrega el poder a Dios de hacer con él lo que quiera. El líder más poderoso del mundo es aquel que ama más a otros que a sí mismo, aquel que conquista sin dejar un rastro de sangre, que desarme ejércitos y abre fronteras. El que trafica con el bien.

Señor Nicolás, recuerde bien este día porque serán sus propios aliados quienes le morderán sus tobillos. Cada día podrá dormir menos y las pesadillas serán más reales. El pájaro que le hablará en esta ocasión será buitre dándole la cita de su partida. Su fuerza bruta solo demuestra su debilidad de su espíritu. Mire bien a este mexicano con corazón en forma de arepa. Le aseguro que los enanos mentales son aplastados por gigantes espirituales… y en Venezuela ¡sobre abundan los gigantes!

Aquí hay una legión que no podrán desgastar, que no se cansará y que se está fortaleciendo, las vendas se han caído y las trompetas ya sonaron en todas las naciones y hordas de ángeles borrarán lo negro de su legado. Será borrado de los anaqueles de la memoria y tu nombre no será repetido y por fin serás castigado con el olvido junto con tus secuaces. La fe ha sido activada como cañón. Ya está en camino y tú serás el objetivo Venezuela. Queridos: siempre habrá días difíciles donde el dolor será paralizante. Pero nada en la Tierra es para siempre. Tú pudiste haberlo perdido todo estos últimos 20 años, pudieron haberte robado todo, pero aún tienes vida para recuperarlo todo. Hoy lo intentaremos de nuevo. Porque ha llegado el momento, la hora donde tendrás la victoria total.

La única manera de acabar con el mal es estar enfocados en el bien. No hay fronteras entre nosotros. Mírate bien, Venezuela. Tú no eres de abajo. Tú eres de arriba. Tú tienes garras y alas, no escuches a los que se arrastran y serpentean. Estás hecho para las alturas. Sé que estos últimos años te han quebrado, pero tu voz es más poderosa que todas las tinieblas juntas. Venezuela, en ti hay poder.

Muchos te dirán mañana que no vale la pena volver a luchar, pero falta poco para que esas lágrimas tenga su recompensa y esas heridas sean transformadas en risas. Es tiempo de limpiarse y sacudirse el polvo y aprender que de las malas rachas nacen las buenas etapas. ¿Saben, queridos?

Ayer le pregunté a Dios de rodillas que qué quería que yo dijera hoy aquí. Y él les manda a decir que ¡les ama y que con ello les basta! Y como diría el Alma Llanera: yo nací en esta ribera del Arauca vibrador, soy hermano de la espuma, de las garzas, de las rosas y del sol y del sol. Venezuela, tú eres un sol que arde y da calor. Tú eres una antorcha que cura la oscuridad. Venezuela, nunca más te anticipes a tu derrota. Deja de renunciar sin que nadie te lo haya pedido. A partir de hoy, sólo habla victorias. Y aunque la vida nos tumbe los dientes, seguiremos firmes porque nada ni nadie puede detener a una nación que jamás se da por vencida. Y hoy, todos los que estamos aquí doblaremos nuestras rodillas y las usaremos como granadas para que las fronteras sean abiertas y lo que Dios toque jamás sea cerrado. Venezuela, ¡ruge! ¡ruge! ¡ruge!”.

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