DACA: ¿Jóvenes aun podrán soñar con el futuro?
La Corte Suprema de EU consultará a los jóvenes dreamers para definir si cancela o no la política migratoria del expresidente Barack Obama. La mayoría de personas en esta situación son mexicanos que pueden ser deportados si se elimina la iniciativa
Imelda GarcíaEl futuro de los jóvenes que pertenecen al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) se definirá en las próximas semanas, cuando la Corte Suprema de Estados Unidos determine si cancela o no esta política.
Mientras tanto, miles de personas que permanecen en Estados Unidos bajo la protección de DACA se encuentran en la incertidumbre. La Corte Suprema tendrá una audiencia con los beneficios por este programa para escuchar sus argumentos el 12 de noviembre.
De viva voz, jóvenes de todo el país podrán presentar sus argumentos sobre la importancia no solo de continuar con DACA, sino de tener la posibilidad de convertirse en ciudadanos de ese país en un futuro.
Los jóvenes son llamados dreamers o soñadores en referencia a Dream Act, una política iniciada por el expresidente Barack Obama para registrar a los menores de edad que llegaron a Estados Unidos llevados por sus padres.
De acuerdo con cifras del Servicio de Inmigración y Ciudadanía de los Estados Unidos, alrededor de 700 mil jóvenes están todavía inscritos en el programa, que les permite obtener permisos para estudiar y trabajar, aunque tengan su estatus migratorio sea de indocumentados, y renovarlos cada dos años.
Los mexicanos son el grupo más numeroso de dreamers, pues representan casi el 80 por ciento de los beneficiarios, con 548 mil personas.
El programa fue iniciado por el expresidente Barack Obama en 2012, pero en septiembre de 2017 el gobierno del presidente Donald Trump anunció su cancelación por considerar que era una medida que no respetaba a los migrantes legales.
Tras varios recursos interpuestos contra la decisión del gobierno de Trump, el Poder Judicial decidió poner en pausa la suspensión de DACA, hasta que la Corte Suprema decida el fondo del asunto, lo que ocurrirá ya en las próximas semanas.
Por lo pronto, organizaciones sociales y abogados de migración han llamado a todos los jóvenes a renovar su estatus, pues no se sabe cuál será la decisión final de la Corte Suprema. Al menos así, argumentan, estarán protegidos hasta finales del 2021.
Miedo en la comunidad por DACA
Los jóvenes dreamers han pasado la mayor parte de su vida en Estados Unidos. En ese país crecieron, estudiaron, trabajaron e hicieron su vida.
Al cancelar el programa, quedarían desprotegidos por no contar con documentos legales que les permitan quedarse en el país del norte, por lo que corren el riesgo de ser deportados.
El 93 por ciento de los dreamers afirmaron que tienen miedo de regresar a su país de origen, de acuerdo con una encuesta realizada por el Centro de Política Migratoria de la Universidad de California en San Diego y organizaciones como United We Dream, el Centro Legal Nacional de Migración y el Centro para el Progreso de América.
Más del 90 por ciento de entrevistados dijeron tener inquietudes sobre su propia seguridad física, atención médica, educación, seguridad alimentaria o riesgo de no tener dónde vivir en sus países de nacimiento.
La encuesta se aplicó a mil 100 jóvenes dreamers. Es la quinta ocasión en que esta institución y estas organizaciones realizan el ejercicio.
El 69 por ciento de las personas consultadas dijo no tener ningún familiar directo que viva en sus países de origen.
El ejercicio también reveló que el programa les permite tener mejores condiciones de vida y ser más productivos, por la protección legal de la que gozan.
El 96 por ciento de los dreamers están empleados o matriculados en la escuela; el 60 por ciento compró su primer auto después de DACA; el 14 por ciento adquirió su primera casa.
Además, seis por ciento comenzó sus propio negocio y, en promedio, esos empresarios dan empleo a 4.5 personas.
El 46 por ciento de los encuestados reveló que cuenta ya con un título de licenciatura o superior, lo que convierte a este sector de la población migrante como el más educado.
“A medida que se avecina la decisión de la Corte Suprema, ahora tenemos datos sobre cuán devastador sería si los beneficiarios de DACA fueran obligados a abandonar Estados Unidos”, afirmó Tom K. Wong, fundador del Centro de Políticas de Inmigración de Estados Unidos en la Universidad de California, San Diego.
En la presentación de los resultados de la encuesta, el profesor dijo que si los receptores de este programa migratorio son deportados pueden perder sus medios de subsistencia e incluso su propia vida estaría en riesgo.
‘Aquí tengo mi vida’
José Roberto Herrera es un joven de 23 años que llegó a Estados Unidos cuando tenía siete años de edad. Sus padres cruzaron por el desierto de Arizona y lograron llegar hasta California, donde viven ahora.
En 2012, cuando Obama anunció el programa DACA, tenía 16 años de edad y de inmediato se registró.
“La verdad sí mejoraron las cosas porque cuando era niño podía ir a la escuela y todo, pero estaba limitado porque no tenía papeles. Con el DACA me empezaron a aceptar en trabajos, pude entrar a un empleo y hasta estudiar”, narra Herrera.
Originario de Guerrero, Roberto entró a estudiar a la universidad y se graduó de la carrera de marketing. Hoy trabaja en el departamento de relaciones públicas de una empresa de electrónicos, en San Francisco, y está ahorrando para comprar una casa.
“Si se cancela el DACA, todo se termina. Yo tendría que irme de Estados Unidos porque aunque quiera quedarme aquí sin papeles, ellos tienen todos mis datos y si vienen a buscarme seguro me encuentran y me deportan, entonces sí ya nunca podré regresar”, dice el joven guerrerense.
Roberto añade que en México no conoce a nadie. Tiene familiares, pero desde hace tiempo que no habla por teléfono con ellos.
“No sé qué voy a hacer, así que sí tengo miedo”, comenta.
Una historia similar es la de Mario Medina, un joven de 20 años que sueña con poder convertirse en abogado, pero que ahora trabaja como ayudante en una oficina en Los Ángeles, en California.
“Estoy trabajando mucho para poder ahorrar para mi universidad. Espero que me dé tiempo de sacar mi carrera y que no vayan a cancelarlo”, dice Mario.
El joven tiene tres hermanos, pero solo uno de ellos está con él y su papá en Estados Unidos. Su mamá y el resto de su familia nuclear se quedaron en Coahuila, de donde migró hace cinco años.
El joven reconoce que teme ser separado de su familia y tener que regresar a Coahuila, de donde emigró por las pocas oportunidades de empleo y desarrollo.
Tanto Roberto como Mario tienen esperanza de que la Corte Suprema decida no solo no cancelar DACA, sino abrir un camino que los lleve a regularizar su situación migratoria, obtener su residencia permanente y después la ciudadanía de Estados unidos.