El juicio para conocer la relación entre Donald Trump y la supuesta injerencia rusa comenzó. Paul Manafort, exjefe de campaña del ahora presidente estadounidense fue el primero en declarar.
“Un hombre en este tribunal creía que la ley no se aplicaba a él (…) orquestó una conspiración multimillonaria para evadir las leyes fiscales y bancarias de Estados Unidos, dejando un rastro de mentiras mientras vivía un estilo de vida lujoso”, dijeron los fiscales durante el juicio.
Manafort, de 69 años, se enfrenta a 18 cargos de fraudes bancarios y fiscales por no haber declarado 75 millones de dólares que obtuvo por asesorar a ejecutivos extranjeros. Sus cargos no están directamente relacionados con las actividades que realizó cuando trabajó para Trump entre junio y agosto de 2016, pero en ese periodo mantuvo contacto con altos cargos del Kremlin.
De acuerdo con la acusación, Manafort ocultó más de 30 millones de dólares en empresas fantasma y cuentas bancarias en diferentes países. Por estos hechos, podría ser condenado a un máximo de 270 años de prisión en el Estado de Virginia.
Robert Muller, el fiscal especial a cargo de descubrir si el Gobierno ruso tuvo algo que ver con que Trump se convirtiera en el presidente número 45 de Estados Unidos, llamó a Manafort para que fuera la primera persona en cuestionar sobre el tema. El juicio se dio ante el magistrado Thomas Selby Ellis III.
La investigación del fiscal especial ha provocado que 32 personas, entre ellos 26 rusos, fueran señaladas como presuntas culpables de participar en la intervención electoral. También se mencionaron tres compañías rusas, entre las que apareció Internet Research Agency, la cual lanzó una guerra informativa en redes sociales y presuntamente dividió la opinión de los estadounidenses.
