“Hoy, celebramos. Mañana ¡la lucha sigue!”, declaró Catherine Cortez Masto el pasado domingo tras oficializar su victoria como senadora de Nevada.
Con el anuncio de su nuevo cargo, el Partido Demócrata sumó los 50 escaños que necesitaba en la Cámara alta para mantener el control que tenía antes de que comenzaran las elecciones intermedias.
Sin embargo, para tener mayoría de senadores, los demócratas necesitarán ganar en Georgia, el estado que sobra y que tendrá una segunda vuelta el próximo 6 de diciembre, o de lo contrario contar con el voto definitorio de la vicepresidenta Kamala Harris, quien preside el Senado.
De acuerdo con medios locales, Cortez Masto se llevó las elecciones gracias al voto por correo y a la mayoría de la comunidad latina que la respaldó, considerando que tiene raíces mexicanas por parte de la familia de su padre.
Con esta victoria, la demócrata se convierte en la única mujer de ascendencia latina que integrará la Cámara alta, dándole en el Senado una voz a su comunidad.
Gracias a su número de escaños, el oficialismo no dependerá de los republicanos en el Senado para dar luz verde a diferentes medidas, entre ellas ratificar el nombramiento de los jueces que integran la Suprema Corte de Justicia.
Además, podrán aprobar tratados internacionales con diversas organizaciones y no detenerlos como se previa iba a realizar la oposición.
Durante el gobierno del expresidente Donald Trump, por ejemplo, la mayoría de los senadores de ideología republicana permitieron la salida de Estados Unidos de la UNESCO y del Acuerdo de París, aun cuando la Unión Americana es uno de los Estados que más CO2 emiten en el mundo.
En cuanto Joe Biden ganó la presidencia y sus senadores la mayoría de los asientos en las dos Cámaras, Estados Unidos volvió a comprometerse en favor del medio ambiente y de las luchas sociales.
Respecto a los escaños en el Senado que conservó el Partido Demócrata, el doctor en Relaciones Internacionales Tomás Milton Muñoz Bravo, opina que sin duda es un fortalecimiento para el presidente Biden, quien actualmente carece de popularidad.
Según datos de la consultora Morning Consult, al pasado 2 de noviembre Biden mantenía una aprobación de 42 por ciento; 14 puntos menos que en mayo de 2021 cuando registró su aceptación más alta en lo que va de su mandato.
“Sus índices de popularidad son bastante bajos; sin embargo, (los resultados en el Senado) son muy relevantes para que pueda seguir gobernando por los siguientes dos años (…) Es una victoria importante que le va a permitir cierto margen de maniobra. Es un respiro”, dice el también docente del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM.
Antes de que las “midterms” empezaran, estaba abierta la posibilidad de que la oposición obtuviera mayoría en ambas Cámaras, tomando en cuenta que en los últimos años el partido en el poder ha perdido gran parte de sus escaños tras las intermedias.
El reto pendiente para los demócratas con el escaño de Cortez Masto
Aunque las bancadas en el Senado están casi completas, dándole a los demócratas el control, la Cámara de Representantes sigue sin completar sus lugares.
Al cierre de esta edición, de los 435 asientos competidos, 212 se los adjudicaron los republicanos y 204 los demócratas, dejando en incertidumbre 19 escaños en estados como California, Arizona y Colorado.
Para el doctor Milton Muñoz, es la Cámara baja la que sí podría representar un reto para el presidente Biden debido al tipo de temas que ahí se analizan como los presupuestos anuales, los programas de salud y migración, y las extensiones para estudiantes.
“En ese sentido Biden va a tener muchos problemas, incluso más que cuando la Cámara tenía mayoría demócrata. Ahora va a ser más complicado que negocie con los republicanos para que aprueben el asunto del dinero, entre algunos otros”, dice el especialista.
Con una negación en el presupuesto anual, el líder demócrata podría dejar de brindar atención humanitaria al pueblo ucraniano debido a la invasión rusa, a sus programas para la construcción de puentes y carreteras, y a las olas migrantes provenientes, en su mayoría, del Triángulo Norte de Centroamérica.
“Joe Biden está tratando de abrirse al mundo en materia de liberalización comercial, pero en caso de que quisiera firmar nuevos acuerdos sería muy complicado que se lo aprobaran”, agrega el docente.
Bajo esa línea, si los republicanos oficializan su victoria en la Cámara baja, se prevé que el jefe de Estado empiece a negociar con ellos para beneficio de su población, sobre todo en asuntos como el derecho al aborto a nivel federal y el respeto a los derechos humanos de las minorías; temas que la oposición ha criticado en múltiples ocasiones.
“Con una victoria republicana, eso obliga a Biden a negociar porque podríamos irnos despidiendo de reformas como la migratoria”, dice Milton Muñoz, haciendo referencia al apoyo que el gobierno federal le ha brindado a los migrantes desde su arribo a la Casa Blanca a diferencia de su antecesor que llegó a señalarlos como “animales”.
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