La Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó este viernes a Israel que detenga de inmediato su ofensiva militar en la ciudad de Rafah, situada en el extremo sur de Gaza.
El máximo tribunal de Naciones Unidas advirtió que la actual situación derivada de la operación militar implica un “mayor riesgo de causar un daño irreparable” a los palestinos, lo que se traduce en un intento de prevenir un posible genocidio.
Aunque es poco probable que Israel cumpla con dicha orden, la decisión de la CIJ aumenta la presión sobre el país, que se encuentra cada vez más cuestionado en el ámbito internacional.
Las críticas hacia la conducta de Israel en la guerra en Gaza han ido en aumento, incluso por parte de su aliado más cercano, Estados Unidos, que ha advertido contra una invasión de Rafah, donde cientos de miles de palestinos han buscado refugio de los combates registrados en otras partes de la Franja.
Solo esta semana, tres países europeos anunciaron que reconocerían un Estado palestino, y el fiscal jefe de otro tribunal de la ONU solicitó órdenes de arresto para mandatarios israelíes y funcionarios de Hamás.
Poco probable que Israel atienda orden de la Corte
El fallo del viernes representa la tercera ocasión este año en que el panel de 15 jueces de la Corte Internacional de Justicia emite órdenes preliminares buscando controlar el número de muertos y aliviar el sufrimiento humanitario en Gaza.
Aunque el fallo supone un duro golpe para la posición internacional de Israel, la corte no tiene una fuerza policial para hacer cumplir sus órdenes. En un caso similar, Rusia ha ignorado hasta ahora una orden judicial de 2022 para detener su invasión a gran escala de Ucrania.
La solicitud de alto el fuego forma parte de un caso presentado a finales del año pasado por Sudáfrica, acusando a Israel de cometer genocidio durante su campaña en Gaza. Israel niega vehementemente las acusaciones. El caso tardará años en resolverse, pero Sudáfrica busca que se emitan órdenes provisionales para proteger a los palestinos mientras continúa la disputa legal.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, también enfrenta una fuerte presión interna para poner fin a la guerra, que se desencadenó cuando milicianos liderados por Hamás irrumpieron en Israel, matando a mil 200 personas, en su mayoría civiles, y tomando cautivos a unas 250 más. Miles de israelíes se han unido a manifestaciones semanales, pidiendo al gobierno que llegue a un acuerdo para traer a los rehenes a casa, temiendo que se agote el tiempo.
Con información de AP y EFE