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La repentina muerte de Antonin Scalia, el más conservador de los jueces de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de Estados Unidos, abre las puertas a una nueva batalla entre el presidente Barack Obama y los líderes republicanos en el Senado.

La búsqueda de su sustituto se considera como uno de los asuntos más álgidos y de discusión de los próximos días y meses en la política nacional estadounidense.

En las mayores polémicas legales del momento, la Corte Suprema quedaría efectivamente impotente hasta que un noveno juez fuera designado
“El pueblo estadounidense debería tener una voz en la selección de su próximo magistrado”
Mitch McConnellLíder de la mayoría
en la Cámara Alta
“Planeo cumplir con mis deberes constitucionales de nominar a un sucesor a su debido tiempo”
Barack Obama, Presidente
de Estados Unidos

La repentina muerte de Antonin Scalia, el más conservador de los jueces de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de Estados Unidos, abre las puertas a una nueva batalla entre el presidente Barack Obama y los líderes republicanos en el Senado.

La búsqueda de su sustituto se considera como uno de los asuntos más álgidos y de discusión de los próximos días y meses en la política nacional estadounidense.

El fallecimiento de Scalia deja a la Corte Suprema –compuesta por 9 jueces con cargos vitalicios– dividida entre conservadores y liberales apenas nueve meses antes de las elecciones.

Después de conocer la muerte de Scalia, Obama anunció, con una rapidez inesperada, que ejercería su derecho constitucional de postular un nuevo candidato a Juez Supremo, abriendo las puertas a una acalorada y probablemente prolongada batalla con los republicanos en el Congreso, todo esto, en un año electoral. 

Obama dijo que una nominación era “superior a cualquier partido”.

Y es que el presidente buscará nominar a un juez de tendencia liberal que ayude a inclinar los fallos de la Corte Suprema hacia los programas que quiere dejar como legado de su mandato, que expira en 342 días.

Sin embargo, el Senado nunca ha tenido más de 125 días para la votación de un sucesor desde el momento de la nominación.

Un proceso de confirmación dura normalmente cerca de dos meses, pero podría ser alargado más por el Senado, de mayoría republicana.

Senadores demócratas dejaron claro que trabajarían vigorosamente para evitar que los republicanos traten de que se agote el tiempo

La ausencia de Scalia inclina la balanza de la corte actual y socava las esperanzas conservadoras de lograr sencillas victorias en las controversias sociales importantes, como el aborto, la inmigración y los sindicatos.

En algunos casos, una disminución de la mayoría conservadora podría darle victorias inesperadas a los liberales.

Pero también afectará el próximo mandato, pues si los republicanos cumplen su promesa de no confirmar a cualquiera que Obama nomine, se tendrá un impacto dramático en los casos aceptados por un tribunal de sólo ocho miembros. 

Un tribunal dividido a partes iguales significaría defender los casos ganados en los tribunales inferiores, algo que los liberales estaban tratando de preservar.

Si la corte vota cuatro contra cuatro en un caso, el fallo simplemente afirma la decisión del tribunal de apelaciones del que procedió, sin que sirva de precedente a nivel nacional.

En casos específicos, como el de que si Obama utilizó adecuadamente sus poderes para proteger a millones de inmigrantes ilegales de la deportación, un tribunal dividido podría rechazar las posibilidades de aplicación del programa del presidente. 

Decisión ajena

Las declaraciones de Barack Obama de que buscaría llenar la vacante dejada por Antonin Scalia en la Corte Suprema encendió los ánimos de los republicanos, quienes no perdieron el tiempo argumentando que el presidente debería dejar a su sucesor la nominación del nuevo magistrado.

“El pueblo estadounidense debería tener una voz en la selección de su próximo magistrado de la Corte Suprema”, dijo el senador Mitch McConnell, líder de la mayoría en la Cámara Alta al New York Times. “Por lo tanto, esta vacante debería ser llenada hasta que tengamos un nuevo presidente”.

Su postura fue imitada por un par de senadores que buscan la nominación presidencial del Partido Republicano: Ted Cruz y Marco Rubio.

Cruz describió la situación en un tono sombrío, diciendo que permitir a Obama nominar a otro juez del Supremo supondría que los republicanos perdieran el control de la Corte Suprema durante una generación.

Sin embargo, hay quienes les recuerdan a los republicanos lo que dice la propia Constitución:

“El poder de nombrar a los jueces recae en el Presidente de los Estados Unidos”.

Los choques

Barack Obama y Antonin Scalia tuvieron varios desencuentros:

> Portación de armas:
Barack Obama está a favor de regular la venta y portación de armas.
Antonin Scalia creía en que la Segunda Enmienda garantiza el derecho individual a poseer y portar armas en caso de confrontación.

> Matrimonio gay:
Barack Obama prioriza que los estadounidenses tienen derecho a la protección de la ley, y que todos deben ser tratados como iguales.
Antonin Scalia consideraba que legalizar los matrimonios igualitarios representa una amenaza para la democracia americana.  

> Obamacare
Barack Obama ha impulsado Ley de Cuidados de la Salud Asequibles o Affordable Care Act como una las banderas de su administración.
Antonin Scalia la consideraba inoperante e inconstitucional ya que obliga al ciudadano a contratar un servicio.