Confiesan sus pecados

Dicen que tiene que haber arrepentimiento pleno para ser perdonado, y eso sin duda aplica a los Legionarios de Cristo.

La congregación seriamente cuestionada por los abusos cometidos por algunos de sus miembros y su fundador Marcial Maciel, parece ir por ese camino.

Ayer los Legionarios de Cristo reconocieron que nueve sacerdotes acusados de abusos sexuales contra menores de edad fueron encontrados culpables.

Esto como resultado de una investigación que se sigue a 35 presbíteros que fueron acusados de ese delito.

“Desde su fundación,la Legión de Cristo ha ordenado mil 133 sacerdotes. Estos números arrojan que 0.8 por ciento de los sacerdotes legionarios han sido declarados culpables de abuso sexual”, indicó una nota de la oficina de prensa de la congregación en Roma.

Este anuncio se da seis meses después de que el Papa Francisco diera a conocer que tuvo una reunión con el cardenal Velasio De Paolis para analizar el futuro de la congregación religiosa.

De Paolis funge como delegado pontificio responsable de la reforma de esa obra religiosa y en esa ocasión informó al Papa los avances en la elaboración de unas nuevas constituciones de la Legión de Cristo.

Será el Papa quien en los próximos meses decidirá si aprueba o no dichas modificaciones.

El vicario general de la congregación, Sylvester Heereman, fue quien dio a conocer los resultados de las últimas investigaciones de los casos de pederastia.

En una carta enviada a todos sus integrantes incluyó un exhaustivo diagnóstico sobre los casos de abusos en el instituto religioso, incluyendo los de su fundador, Marcial Maciel.

Según el texto, de las 35 acusaciones, unas 14 no procedieron porque se trató de “acusaciones infundadas” o “comportamiento imprudente”, mientras que entre los nueve culpables se incluyó abiertamente a Maciel.

Heereman anticipó que, en algunos casos será necesario que los superiores de la congregación den a conocer el hecho de una denuncia recibida y también los resultados de una investigación.

“Al dar este paso, que puede llegar a ser un deber de justicia para con las víctimas y las personas encomendadas a nuestro cuidado pastoral, es posible que se deban sufrir efectos no deseados como el escándalo y el daño a la buena fama del sacerdote”, reconoció.

(Con información de Notimex)