Comandanta Gabriel en el exilio
La exdiputada Anna Gabriel dejó España porque considera que no tendrá un proceso justo por el posible delito de rebelión. La política catalana destaca por su postura feminista y es conocida como “comandanta” por simpatizar con las ideas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Mariana RecamierUna feminista que proviene de una familia de obreros es una de las cabezas visibles del movimiento independentista catalán. Su nombre es Anna Gabriel y tiene 42 años. En el parlamento catalán es reconocida de inmediato por el fleco negro que divide su frente y sus playeras que retoman ideas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Su cabello distintivo y su ropa con consignas de izquierda no serán vistos pronto en Cataluña porque está refugiada en Suiza para evitar ser detenida por el delito de rebelión.
Gabriel es la sexta figura política del independentismo catalán que abandona España para evitar ser encarcelada. La exportavoz parlamentaria y militante del partido Candidatura d’Unitat Popular (CUP) se esconde en Ginebra desde el fin de semana para no ser juzgada por rebelión. El proceso que está impidiendo podría provocar que pasara 30 años en prisión por participar en el referéndum ilegal del 1 de octubre.
El juez Pablo Llarena dictó una orden de detención contra ella porque no acudió este miércoles a la cita que tenía en el Tribunal Supremo para comparecer como investigada por participar en el proceso soberanista. El gobierno de Suiza ya anunció que no la entregará, en cambio, pretende protegerla porque la extradición sólo se contempla cuando se cometen actos violentos como genocidio u otros crímenes contra la humanidad.
A contraste de muchos políticos catalanes, Gabriel proviene de un extracto obrero y le gusta definirse como “un producto de la clase trabajadora” porque su padre y la familia de su madre fueron mineros. Nació en Sallent de Llobregat, una comunidad catalana con tan sólo 6 mil 500 habitantes y es licenciada en Derecho y Educación Social.
Su abuelo fue uno de los referentes políticos que la impulsó a desarrollar una postura de izquierda. Él era militante de la Confederación Nacional del Trabajo, unión de sindicatos autónomos de ideología anarcosindicalista de España, y un ferviente seguidor del comunismo libertario que llegó a quemar su dinero en una plaza pública.
Gabriel siguió el izquierdismo de su abuelo cuando a los 16 años formó parte de la Plataforma Antifascista y con 21 impulsó la Coordinadora d’Associacions per la Llengua. Después, se alistó en una candidatura municipal de CUP para acabar con la hegemonía política en su pueblo.
Poco a poco, Gabriel ganó visibilidad dentro de este partido de izquierda y a la par el sobrenombre de “comandanta”, en referencia a la comandanta Ramona del movimiento zapatista. De hecho, CUP utiliza algunos de los postulados de esta lucha indígena, tales como el “mandar obedeciendo”.
Además, Gabriel demostró su postura feminista en la pasada campaña electoral catalana y así se convirtió en la principal exponente de esta ideología dentro de su partido. En sus discursos retoma frases del movimiento feminista, tales como “somos las hijas y las nietas de las brujas que no pudieron quemar”. Siempre ha dejado claro en sus intervenciones frente al micrófono que no habrá un cambio verdadero en la política sin una lectura de género del capitalismo.
Por otra parte, en 2014 recibió críticas por apoyar el chavismo. Ese año viajó a Venezuela junto a otros líderes de la extrema izquierda española en un avión del gobierno de Maduro. “La CUP apuesta por determinadas relaciones internacionales y su mirada al sur, a los países bolivarianos y con tradición revolucionaria y de izquierdas”, dijo en ese momento para justificar la visita.
Sus ideas de izquierda, en específico su esfuerzo por lograr el independentismo catalán, provocaron que Gabriel se refugiara en Suiza, una potencia capitalista. Ahora sólo le queda esperar que España no la extradite y mientras tanto visibilizar la lucha por la independencia Catalana mediante su exilio.