El gobierno de Gustavo Petro, presidente de Colombia, volvió a dar de qué hablar. Esta vez, por el interés en restablecer las relaciones diplomáticas con la administración de Nicolás Maduro.
Esto se reflejó con la toma de posesión de Armando Benedetti como embajador de Colombia en territorio venezolano después de casi cuatro años de que las relaciones entre ambas naciones se rompieran.
“Las relaciones con Venezuela nunca debieron romperse. Somos hermanos y una línea imaginaria no nos puede separar ni muchísimo menos una política pública de Estado como sucedió con el presidente (Iván) Duque.
“Vamos a restablecer las relaciones con Venezuela. Vamos a ir allá a restablecer el comercio que se dice que más de ocho millones de colombianos viven de ello. Vamos a buscar una zona económica y una legislación que permita que el gobierno colombiano pueda invertir en obras que impacten el desarrollo de la región”, declaró Benedetti.
A pesar de que con el expresidente Iván Duque las relaciones con la administración madurista se terminaron, fue desde 2015 que los lazos bilaterales comenzaron a agudizarse cuando, por órdenes de Nicolás Maduro, se cerraron las fronteras compartidas. El presidente de Venezuela tomó esa decisión mientras lideraba una campaña en contra del contrabando de drogas.
Mientras que Armando Benedetti arribó el pasado 29 de agosto a Caracas para representar a los colombianos, el diplomático venezolano Félix Plasencia llegó a Bogotá para reforzar la relación de su país con Colombia a través de su cargo como embajador.
Respecto a la reciente representatividad colombiana en Venezuela, el doctor de origen venezolano José Briseño Ruiz, del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM, opina que es algo positivo, sobre todo porque ambas naciones han sido históricamente cercanas no sólo por su historia y posición geográfica, sino por las relaciones comerciales que llegaron a concretar.
De acuerdo con datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia (DANE), mientras que en 2006 Venezuela era uno de los tres principales destinos de exportaciones colombianas con 11.1 por ciento, este año no ha formado parte de los siete primeros debido a las diferencias gubernamentales.
“Ojalá que (el gobierno de Petro) logre demostrar que desde la izquierda se pueden construir cambios, transformaciones, inclusión social, la eliminación o reducción de la pobreza, de la corrupción y que se respete la libertad de prensa, algo que algunos Estados no han podido aprobar (…) Que trate de retomar en Venezuela el sendero de una sociedad democrática plural”, dice Briseño Ruiz.
Con el arribo de los embajadores a Colombia y Venezuela, se espera que los temas pendientes entre ambos países se solucionen, como la reapertura de la frontera, lo cual ha afectado el comercio bilateral, así como el trato de sus respectivos migrantes.
Mientras que con Benedetti se prevé que se atienda la situación de los colombianos que migraron a Venezuela desde la década de los 70 hasta los 90, con Plasencia la estadía de más de un millón de venezolanos que llegaron a Colombia en los últimos años debido a la crisis económica y política que fue registrándose en su país de origen.
“(Con el arribo de Benedetti) veo un intento interesante en restaurar las relaciones, pero vamos a verlo, porque una cosa es restablecer los lazos diplomáticos y nombrar embajadores y otra cosa es llevar una relación con Maduro durante cuatro años en condiciones de normalidad sabiendo que es una persona cuya capacidad de negociación y de compromiso frente aquello que no le gusta es bastante limitado”, menciona el doctor del CIALC.
Adiós respaldo a Guaidó en Colombia
Con el nombramiento de Armando Benedetti como embajador de Colombia ante el gobierno de Nicolás Maduro, el presidente Gustavo Petro demuestra su falta de respaldo a Juan Guaidó como mandatario interino de Venezuela.
Fue durante el mandato de Iván Duque que Colombia respaldó al líder de oposición venezolana, argumentando que Maduro no llevaba a cabo elecciones lo suficientemente democráticas.
Ahora, con el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, el presidente Petro da por terminado el apoyo a la estrategia de utilizar a Guaidó como una alternativa para salvar a Venezuela políticamente.
Para el doctor Briseño Ruiz, con la decisión de Petro se podría genera un serio problema para las potencias occidentales, especialmente Estados Unidos, en qué hacer con Juan Guaidó y qué estrategia deberían utilizar para presionar un cambio democrático en Venezuela.
Respecto a las consecuencias que podría enfrentar la administración colombiana con el resto de sus socios por querer restaurar sus relaciones con el gobierno chavista, el académico considera que es poco probable que suceda algo negativo, debido a que hay una tendencia de ver “el experimento de Guaidó” como un caso cerrado.
Será cuestión de tiempo para conocer la opinión de la comunidad internacional respecto al acercamiento de Petro con Maduro, y confirmar si siguen respaldando el mandato de la oposición o deciden seguir el mismo camino que Colombia.
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