Después de décadas de violencia por una guerra interna cuyo combustible principal ha sido el trasiego de droga, Colombia se encuentra listo para ver hacia otro lado y tomar el camino de otros países de la región que convencidos del fracaso del prohibicionismo decidieron optar por la regularización y legalización de algunas drogas.
El pasado martes el senador Gustavo Bolívar de la coalición Docentes que encabeza el líder opositor Gustavo Petro, presentó en el Pleno del Congreso una reforma que regularía el consumo de la cannabis recreativa con la intención de brindar productos de mayor calidad, reducir la inseguridad y arrebatarle el negocio al narcotráfico.
“Hoy es un día histórico para el país porque con este proyecto de ley presentamos un nuevo modelo para tratar la política de drogas en Colombia (…) Es una propuesta del cambio de modelo debido al fracaso del prohibicionismo en Colombia y en el mundo. Después de 140 mil millones de dólares invertidos en esta guerra, nada ha cambiado. Simplemente todo se ha empeorado”, dijo el congresista.
Un año después, en julio de 2016, el Gobierno colombiano expidió los decretos que regulan la evaluación y el seguimiento a las licencias que otorgan en el uso de semillas para siembra y el cultivo de plantas de cannabis tanto para uso psicoactivo como no psicoactivo.
La legalización y regulación de la cannabis para uso lúdico estuvo cerca de avanzar, pero la administración de Santos Calderón terminó. Antes de dejar la silla presidencial y desde la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mandó un mensaje a su sucesor Iván Duque Márquez a mediados de 2018.
“Mientras haya consumo habrá oferta y el consumo no se va a acabar. Es hora de hablar de regulación responsable por parte de los Estados, de buscar caminos para quitarles oxígeno a las mafias, y de afrontar el consumo con más recursos para la prevención”, señaló el exmandatario.
La iniciativa del senador Gustavo Bolívar, quien también escribió la novela Sin tetas no hay paraíso, recibió el respaldo de representantes de la Alianza Verde, del Partido Liberal, de la U, Cambio Radical y de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, la formación heredera de las FARC, pero las principales bancadas de la derecha, especialmente el Centro Democrático y el Partido Conservador, es muy probable que se opongan, por lo que la iniciativa solamente serviría para abrir el debate sobre nuevos caminos que seguir ante la problemática de las drogas.
Incluso, el propio presidente Iván Duque, siempre ha manifestado su rechazo ante el consumo de cualquier droga.
Legalización: Una oportunidad ancestral
Luisa Ospina es una microbiologa y terapeuta naturista que en la cannabis encontró una oportunidad para ayudar a enfermos crónicos a través de su empresa Flor Médica. Para ella el debate se abrió cuando se expidió la ley que regula el uso medicinal, pero advierte que Duque buscará frenar la iniciativa que se presentó en la Cámara alta.
“Nuestro presidente actual ha hecho varios intentos para restringir el consumo lúdico de la planta lo que ha despertado opiniones en contra porque somos un país que hemos utilizado la cannabis desde hace muchos años. Nos parece irónico que en pleno 2019 quieran echarnos para atrás en vez de ir hacia adelante.
“Colombia es un paraíso para la producción medicinal e industrial de la cananbis porque es un país que está en el Trópico y tiene todos los pisos térmicos.
La iniciativa de legalización presentada por Bolívar es muy similar a las que regulan los mercados en lugares como Países Bajos, Uruguay o Portugal ya que incluso abre la posibilidad de abrir coffe shops para el consumo de productos derivados de la planta.
También plantea posibilidad de que se abran dispensarios para otorgar licencias para el almacenamiento, transformación y comercialización de cannabis. Además la iniciativa determina que el Estado deberá de crear un impuesto y el 50 por ciento de los recursos que genere tendrán que invertirse en la prevención del consumo de sustancias psicoactivas, el 25 por ciento para la sustitución de cultivos y el desarrollo sostenible y el 25 restante se destinará al funcionamiento del Instituto de Regulación de Sustancias Psicoactivas y a otros gastos derivados de la implementación de dicha Ley.
Según Ospina el problema de la violencia en su país no son las drogas, mucho menos la mariguana. Para ella el problema son las carencias en educación y la pobreza.
“El prohibicionismo fracasó desde siempre. Las medidas prohibicionistas son contraproducentes porque mientras más les dices a las personas ‘no hagas esto’ el subconsciente lleva a preguntarte ‘¿por qué no lo puedo hacer? Lo voy a hacer’. Siempre que se formalice se va a terminar con la brecha de la informalidad y se forjarían nuevas economías”, concluyó la microbiologa.