Hoy más que nunca el mundo necesita mentes brillantes, personas científicas que, a través de sus conocimientos, ayuden a superar la pandemia global por COVID-19 e impulsen a otros a salir adelante.
Sin embargo, y por más rápido que se quieran alcanzar estos objetivos, hay desafíos que todavía lo impiden en un 100 por ciento, como la desigualdad de género.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la pandemia, además de haber afectado a todos los gobiernos en materia económica y de salud, ha tenido un impacto negativo muy significativo en las mujeres, pues se ha revelado la existencia de disparidades de género en el sistema científico.
“En los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo para inspirar y promover la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia. Sin embargo, las mujeres siguen encontrando obstáculos para desenvolverse en el campo científico”, subraya la ONU.
En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la UNESCO registró que solo el 29.3 por ciento de las mujeres a nivel mundial son investigadoras, y solo el tres por ciento de los premios Nobel en ciencias han sido otorgados a mujeres.
Respecto a esta disparidad, la doctora Brenda Valderrama, presidenta de la Academia de Ciencias de Morelos, comparte que esto se debe principalmente a que el avance de la mujer en la ciencia está anclado a la apreciación cultural de la mujer en la sociedad.
Ejemplo de ello es la educación y el entorno en el que las niñas crecen y se desenvuelven, pues a pesar de que pueden tener los mismos intereses que los hombres en las ciencias, su atención va disminuyendo en la medida en la que va escuchando opiniones contrarias.
“Pasando a la edad de 15 años, las mujeres se autoexcluyen de los temas científicos y tecnológicos por una presión social, porque se considera poco femenino, porque desde las familias se considera poco aceptable, y porque hay presión de hermanos, primos, novios, para que las chicas no destaquen en temas que no se consideran aptos para el sexo femenino, y eso es una gran pérdida, porque estamos perdiendo exponentes muy valiosos”, dice la también miembro del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
Combatir la brecha para las científicas
Para detener este problema, el cual se desearía que se supere lo más pronto posible, es necesario una cooperación mundial, pero no sólo por parte de las autoridades, sino de la misma sociedad.
Al respecto, la doctora Alma Maldonado, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), detalla que es elemental atender el tema desde la educación básica, poniendo atención a los mensajes que reciben las niñas cuando están estudiando, hasta la inequidad que puede existir en sus propias familias.
Para la especialista, es esencial también dar a conocer todas las carreras profesionales, pues regularmente la mayoría de la gente se va por las profesiones más conocidas.
Asimismo, la doctora Valderrama destaca la importancia de que se capaciten a los profesores para que eliminen cualquier tipo de discriminación dentro de las aulas, ya sea de los mismos maestros o de sus compañeros, y así se eviten comentarios misóginos y de descalificación en torno a lo que las mujeres desean estudiar.
Por otro lado, asume que se requieren más mentoras, más mujeres científicas que acompañen a las niñas en el desarrollo de sus capacidades, y que las guíen para encausarlas hacia las carreras de ciencia y tecnología.
De ese modo, tanto Maldonado como Valderrama resaltan la importancia de no dejar de apoyar a las mujeres científicas, y a las niñas que desean serlo, ya que su perspectiva y su forma de ver al mundo sin duda enriquece la ciencia a nivel mundial.