El nuevo coronavirus es un “pretexto” desmedido para evitar que los fieles asistan a misa e imponer un nuevo orden mundial, así lo afirmó un grupo de altos mandos católicos en una carta dada a conocer este jueves.
La carta fue elaborada por el polémico Carlo Maria Viganò, además de contar con la firma del cardenal Robert Sarah, titular de la oficina de liturgia del Vaticano.
La publicación de la carta ya había levantado bastante polémica en Italia, la cual se avivó una vez que Sarah negó haber suscrito el texto.
El exnuncio Carlo Maria Viganò no sólo aseguró que el cardenal ganes firmó la carta, sino que dijo tener grabadas llamadas telefónicas para demostrarlo.
La firma de Sarah es muy importante, pues está considerado un héroe por del ala más conservadora de la Iglesia Católica.
Archbishop Carlo Maria Viganò’s statement in response to Cardinal Sarah’s comments that he had changed his mind about signing the appeal: pic.twitter.com/Zk3LKpVNM8
— Edward Pentin (@EdwardPentin) May 8, 2020
Además de las firmas de los religiosos, la carta también fue respaldada por académicos y periodistas italianos, quienes consideran que las cuarentenas por Covid-19 son un ataque a la libertad religiosa, una amenaza a la economía global y una conspiración para separar a las familias.
La carta fue publicada el mismo día que el gobierno de Italia y la conferencia de obispos llegaron a un acuerdo para reanudar gradualmente las misas a partir del 18 de mayo, luego de una larga suspensión de dos meses.
El texto señala también que la emergencia del virus es un “pretexto” de agentes no identificados para manipular y controlar a las personas por medio del pánico para privarlas de libertades fundamentales.
De acuerdo con los firmantes, se trata de un preludio perturbador a la instauración de un nuevo gobierno mundial, además de imponer la vacunación obligatoria y la separación entre nietos y abuelos.
Cabe mencionar que Viganò es uno de los más férreos opositores a las políticas y acciones del papa Francisco.
Viganò es conocido por un texto que publicó en 2018 en el que afirmaba que la alta dirección de la Iglesia Católica, incluido el papa, había sido consciente durante varios años de una serie de abusos sexuales.
