Camino a la recuperación de África tras ébola y COVID

La región está por hacer frente a una segunda oleada de contagios de COVID-19 y para evitar borrar los avances en desarrollo económico será necesaria la ayuda de la comunidad internacional
Mara Echeverría Mara Echeverría Publicado el
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La pandemia de COVID-19 representa una crisis sanitaria y económica sin precedentes para África, región que también hizo frente a otra crisis causada por los contagios de ébola.

El ébola, que afectó en mayor medida a la República Democrática del Congo, fue controlada el 18 de noviembre, según se dio a conocer en una declaratoria emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), después de medio año de trabajo conjunto con las autoridades.

El brote se dio por terminado después de que transcurrieran 42 días desde que el último paciente positivo diese por primera vez negativo a los test y sin que hayan aparecido nuevos casos desde entonces, informó el organismo mundial.

El COVID-19, en tanto, se mantiene como una amenaza. En unos meses, la propagación del coronavirus ha puesto en peligro años de desarrollo y décadas de avances contra la pobreza en el continente, al tiempo que se convierte en un riesgo para los medios de subsistencia de millones de personas.

La región recién rebasó los dos millones de casos confirmados de COVID-19, mientras que las autoridades esperan que los países entren hacia una segunda ola de contagios, como ocurre en otras latitudes, como los países en Europa.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades africanos detallaron que los 54 países que integran la región registraron más de 48 mil víctimas mortales de la enfermedad, por lo que han llamado a la ciudadanía a mantener el confinamiento y las medidas para prevenir los contagios, dado que algunas naciones han relajado las estrategias de salud para mitigar el impacto económico.

Sudáfrica es el país que se encuentra en la cima de los contagios, con 762 mil 763 casos acumulados, seguido de Marruecos con 316 mil 260 y Etiopía con 104 mil 879, de acuerdo con el monitoreo que realiza la Universidad Johns Hopkins.

El primer caso de COVID-19 en el continente se registró el 14 de febrero. Expertos y científicos pronosticaron que el golpe por la pandemia sería fatal, sin embargo, el virus no ha sido tan letal como en otros continentes.

“Nuestros sistemas de salud, que generalmente son considerados como frágiles, fueron más resistentes para enfrentar la crisis. La mayoría de nuestros trabajadores de la salud hicieron sus estudios médicos y luego practicaron el arte de la curación en entornos endémicos y privados de recursos. Han aprendido y desarrollado conocimientos, al contrario de sus compañeros en otros lugares”, dijo en un reporte Chibuzo Okonta, presidente de Médicos Sin Fronteras (MSF) en África.

Okonta, originario de Nigeria, añadió que los sistemas de salud de los países africanos cuentan con estrategias preventivas básicas que se repiten con frecuencia ante las epidemias, entre ellas, las medidas de distanciamiento social que se aplican para evitar los contagios de coronavirus.

Fortalecer la economía de África

Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), los países de la región actuaron con rapidez para proteger a su población de lo peor de la crisis, pero las medidas de confinamiento tuvieron altos costos económicos y sociales. Los responsables de la formulación de políticas en África ahora enfrentan el desafío adicional de reavivar sus economías con menos recursos y opciones más difíciles.

Nuestros sistemas de salud no cuentan con suficiente personal de enfermería calificado, pero hemos desarrollado resiliencia mediante la gestión de epidemias
Chibuzo OkontaChibuzo Okonta

Para el FMI, la prioridad debería ser salvar vidas y proteger los medios de subsistencia mediante el gasto en salud y el apoyo a los ingresos, además de la liquidez de los hogares y las empresas.

Por ahora se debe dar un impulso a la economía de la región, pese a la incertidumbre que se genera debido a la segunda ola de contagios que amenaza con desestabilizar una recuperación sostenida en el corto plazo.

El FMI pronostica que la contracción económica del continente será del 3 por ciento, con una mayor afectación para los países que dependen de actividades como el turismo y las exportaciones de productos básicos.

El crecimiento en la región debería recuperarse modestamente en 2021 y crecería 3.1 por ciento, pero para muchos países, el retorno a los niveles de 2019 no se producirá hasta el periodo comprendido entre 2022 y 2024.

En el análisis “El difícil camino hacia la recuperación de África”, Abebe Aemro Selassie, director del departamento de África del FMI, puntualizó que el continente no ha tenido la opción de utilizar recursos ilimitados para hacer frente a la pandemia debido a que la mayoría de los gobiernos tiene poco espacio fiscal para ello.

El especialista añade que los países deberán emprender políticas fiscales para impulsar la economía, no obstante, para hacer frente al complejo panorama, también requerirán del apoyo de la comunidad internacional.

De forma adicional, las naciones tienen que fomentar una mejor transparencia y gobernanza para garantizar la confianza en el Estado de derecho y fortalecer las condiciones comerciales. En algunos casos se requerirán reformas que permitan mejorar la movilización de ingresos, la digitalización, la integración comercial, la competencia, las redes de seguridad social y la mitigación del cambio climático, características que serán fundamentales para la resiliencia, el crecimiento y la creación de empleos.

“Ningún país debería tener que elegir entre pagar su deuda o proporcionar alimentos y medicinas a su gente. Para evitar la pérdida de décadas de logros en materia de desarrollo, la región necesitará acceso a más subvenciones, crédito en condiciones favorables y alivio de la deuda”, declaró el analista.

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