El brutal interrogatorio de la CIA que ha puesto en la mira de la justicia a sus creadores

El diario The New York Times dio conocer, durante la semana, el brutal interrogatorio al que han sido algunos sospechosos de terrorismo en prisiones secretas de la CIA, se trata de un método para obtener información tan extremo que sus propios creadores lo han mostrado dudas sobre éste.

John Bruce Jessen, expsicólogo militar y uno de los arquitectos del interrogatorio, ha señalado que él y su compañero, James Mitchell, siempre se mostraron como participantes renuentes en el uso de técnicas que bien podría considerarse como tortura física y emocional.

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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“Yo creo que cualquier hombre normal, mesurado, tendría que considerar cuidadosamente al hacer algo como esto (…) Yo deliberé con un gran pesar en el alma sobre esto y, obviamente, concluí que se podía hacer con seguridad o no lo hubiera hecho”
John Bruce JessenExpsicólogo militar y uno de los arquitectos del interrogatorio

El diario The New York Times dio conocer, durante la semana, el brutal interrogatorio al que han sido algunos sospechosos de terrorismo en prisiones secretas de la CIA, se trata de un método para obtener información tan extremo que sus propios creadores lo han mostrado dudas sobre éste.

John Bruce Jessen, expsicólogo militar y uno de los arquitectos del interrogatorio, ha señalado que él y su compañero, James Mitchell, siempre se mostraron como participantes renuentes en el uso de técnicas que bien podría considerarse como tortura física y emocional.

“Yo creo que cualquier hombre normal, mesurado, tendría que considerar cuidadosamente al hacer algo como esto (…) Yo deliberé con un gran pesar en el alma sobre esto y, obviamente, concluí que se podía hacer con seguridad o no lo hubiera hecho”, señaló Jessen en una declaración reciente.

Ambos psicólogos han sido demandados en un proceso judicial por su presunta responsabilidad en haber causado daños irreparables a varios prisioneros que fueron sometidos al interrogatorio que ellos diseñaron a petición de la CIA.

Este método surgió en 2002 cuando gente de la CIA le pidió a Jessen y Mitchell que desarrollaran una propuesta de interrogatorio para entrenar a los soldados estadounidenses en las escuelas de supervivencia, para estuvieran preparados ante los interrogatorios más hostiles del enemigo.

Finalmente, los psicólogos entregaron el proyecto, el cual incluía la privación sensorial y del sueño, colocar grilletes durante horas en las peores posiciones y la técnica más polémica de todas; el simulacro de ahogamiento. La CIA dio visto bueno al proyecto y comenzó a aplicarlo.

Aunque la idea original era sólo aplicar el interrogatorio como entrenamiento, la CIA comenzó a utilizarlo en sus prisiones secretas, según indica la investigación de The New York Times. Abu Zubaydah, fu el primer custodio en ser sometido al método el 2002.

La CIA mandó a Mitchell y Jessen a la cárcel donde estaba Zubaydah para que supervisarán el interrogatorio. Los militares presentes colocaron una tela sobre el rostro del detenido y comenzaron a verter agua sobre él hasta el punto de casi ahogarlo.

Zubayd, quien fue señalado como miembro de alto rango de Al Qaeda y luego se reveló que la acusación era falsa, fue sometido al simulacro de ahogamiento al menos en 83 ocasiones, a tal punto que muchas veces quedo inconsciente y con burbujas en la boca, según un informe del Senado consultado por el Times.

La investigación señala que existe un patrón de daño psicológico entre decenas de exdetenidos sujetos al interrogatorio, pues en su mayoría, los hombres describieron vivir una batalla constante contra la depresión, la ansiedad, así como los recuerdos y pesadillas recurrentes.

La demanda contra los psicólogos fue presentada por un despacho de abogados a nombre de Suleiman Salim, Ben Soud y los familiares de un tercer hombre, Gul Rahman, quien murió de hipotermia en Afganistán, cuando estaba bajo custodia de la CIA en 2002, según señalan los reportes.

Tanto Salim como Soud han narrado que fueron víctimas del brutal interrogatorio, del cual aún tienen constantes pesadillas y otros padecimientos psicológicos a causa del estrés, el aislamiento y el sentimiento de miedo al que fueron expuestos de manera sistemática.

Ambos psicólogos ya han dado declaraciones bajo juramento, sin embargo, el juicio está programado para el 5 de septiembre, aunque Mitchell y Jessen pidieron al juez que fallará sin ir a juicio, el letrado rechazó la petición.

 

 

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