Reino Unido abandonó –de forma jurídica- la Unión Europea el 31 de enero; sin embargo, las discusiones sobre cómo se realizará la consumación del Brexit entraron al congelador luego de que el negociador del bloque, el francés Michel Barnier, informara que es portador de coronavirus.
Barnier, quien tiene 69 años de edad, hizo pública su condición médica a través de su cuenta en la red social Twitter, en donde detalló que no presentó síntomas del Covid-19 y, por ahora, guarda reposo en su casa.
“Estoy bien y de buen humor. Estoy siguiendo todas las instrucciones necesarias, al igual que mi equipo. Para todos los afectados, y para todos los que están actualmente aislados, lo superaremos juntos”, escribió.
La probabilidad de que algún otro alto funcionario que forme parte de alguno de los equipos negociadores resulte con contagio es alta, dada la naturaleza de su labor, comenta Juan Pablo Galicia, analista y consultor político. En tanto, Úrsula von der Leyen, quien preside la Comisión Europea, decidió someterse a una prueba para detectar el virus, sin que hasta el momento se tengan noticias de su estado de salud.
Tras la publicación de Barnier, y ante la crisis sanitaria por la pandemia, el comité negociador que delinea las normas para la nueva relación de los países del bloque europeo y Reino Unido puso pausa a sus encuentros, mientras la fecha de la separación funcional, que se fijó para el último minuto de este año, se mantiene inamovible.
A esto se suma que, en algunos países del bloque la situación de contagios y decesos a causa de Covid-19 registra niveles de máxima emergencia, por lo tanto, el divorcio de Reino Unido y el bloque pasa a segundo plano y con ello entra en una carrera contra reloj, como parte de la historia de una complicada separación que lleva tres años sin concretarse.
En el peor escenario, el Brexit podría consolidarse de forma abrupta, dado que, a diferencia de otras ocasiones en las que los 27 países que conforman la Unión Europea y Reino Unido optaron por una prórroga de forma conjunta, con la salida jurídica como hecho, parece poco probable que el primer ministro inglés, Boris Johnson, optara por alargar de nueva cuenta este proceso, explica Juan Pablo Galicia.
“Las negociaciones que están en pausa tienen que ver con las condiciones de la salida de Reino Unido, y por lo que se sabe, la fecha de consumación es suficientemente amplia para que la contingencia pase y el Covid-19 se convierta en una enfermedad estacional y no impacte las negociaciones”, comenta el analista.
Camino complicado para el brexit
Tras la aprobación de la fecha de la separación funcional de Reino Unido del bloque europeo, líderes de ambos bandos decidieron que, durante los siguientes once meses, renegociarían los acuerdos comerciales de política bilateral y límites fronterizos que mantenían de forma comunitaria.
La primera reunión de esta negociación se desarrolló los últimos cuatro días de febrero de este año. En la sede de la Comisión Europea, en Bruselas, se instalaron once mesas de negociación para entablar el diálogo entre funcionarios que participan en los diferentes sectores comerciales, sin que se lograran acuerdos concretos.
“Hay muchas divergencias y muy graves. Estas diferencias no son una sorpresa tras una primera ronda, pero algunas son muy, muy difíciles de resolver “, dijo Michel Barnier en un encuentro con medios al término de la negociación.
La segunda ronda de estas negociaciones se esperaba para esta semana y no parece tener fecha cercana de reanudación.
La opción de una extensión de plazo de dos años para la separación está en la mesa; sin embargo, solicitarla está en manos del primer ministro inglés, quien parece poco dispuesto a ir por este camino ante el costo político que tendría este hecho entre los ingleses, que votaron por abandonar la Unión Europea en un referéndum, en junio de 2016.
En caso de que la crisis sanitaria se extendiera más allá del próximo verano y las partes negociadoras no lograran cerrar un acuerdo, podría ocurrir un “Brexit Duro”, es decir, que se consume la separación en los términos acordados hasta el último encuentro, situación que ocasionaría conflictos bilaterales entre los 27 países y el gobierno inglés.
“En la negociación la voz cantante la tiene Reino Unido y la Unión Europea no tiene el poder de obligar a la nación a no salirse de la negociación y si en el hipotético caso de un Brexit Duro, la situación que sería un dolor de cabeza para ambas partes es la situación entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte”, considera Galicia.