Brasil pone en duda derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo a 10 años de aprobarlo a nivel nacional

Ante la decisión de la Cámara de Diputados de prohibir el casamiento entre homosexuales, especialistas aseguran que es poco probable que el tema sea aprobado en el Senado 
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Brasil está en la mira de la comunidad LGBT+ ante la posibilidad de que su derecho al matrimonio quede anulado.

La semana pasada, la Comisión de Asistencia y Seguridad Social de la Cámara de Diputados favoreció, con 12 votos a favor y cinco en contra, que se prohíba el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El proyecto aún tendrá que pasar por el Senado para convertirse en ley, pero en caso de que los senadores brasileños no favorezcan la posición de la Cámara baja, Brasil seguirá respaldando a las parejas homosexuales como así lo ha hecho desde 2013.

Hace 10 años, el Consejo Nacional de Justicia aprobó que el casamiento entre personas del mismo sexo fuera legal a nivel nacional, convirtiendo a Brasil en el tercer país latinoamericano en darle bandera verde al tema.

Dos años antes, en 2011, el Estado de habla portuguesa ya había favorecido a las parejas de la comunidad LGBT+ con la decisión del Tribunal Supremo de otorgarles el derecho de recibir una pensión, heredar y adoptar.

Ante la reciente decisión de la Cámara Baja de anular de la Constitución el derecho al matrimonio homosexual, Amnistía Internacional de Brasil y de las Américas se manifestaron en contra.

“La prohibición del matrimonio igualitario en Brasil significaría un retroceso y un intento de menoscabar la lucha por los derechos humanos de las personas LGBT+”, compartió la organización.

“Sería lamentable que el Senado aprobara la prohibición del matrimonio igualitario”

Para el maestro Carlos Hugo Zamarrón, internacionalista de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el proyecto de ley contra el matrimonio igualitario es probable que no se apruebe en la Cámara alta por los intereses particulares de los legisladores.

Sin embargo, a pesar de que no se prevé un respaldo del Senado, Zamarrón remarca que el proyecto de ley sí va a tener un impacto político en la mente de las y los brasileños.

“Aunque no se vuelva ley, el impacto social que esto genere se va a ver manifestado”, dice el académico.

En 2022, nueve años después de que se aprobara el matrimonio entre personas del mismo sexo en Brasil, el número de casamientos entre homosexuales se multiplicó por cuatro, de 3 mil 700 en 2013 a 12 mil 987, de acuerdo con el medio local Folha De S.Paulo.

Según la encuestadora Statista, 2018 fue uno de los años que más matrimonios igualitarios se registraron con 9 mil 520, de los cuales 5 mil 562 fueron entre mujeres y 3 mil 958 entre hombres.

“Sería lamentable desde el punto de vista jurídico, como de la dignidad de las personas, que el Senado aprobara esta medida tomando en cuenta que la región ha tenido avances muy importantes (en el tema)”, añade Zamarrón.

El proyecto de ley fue impulsado por el diputado Francisco Eurico da Silva, del Partido Liberal, quien fue el encargado de llevar la propuesta ante la Comisión de Derecho Previsional, Asistencia Social, Infancia, Adolescencia y Familia.

Entre los cinco diputados que no favorecieron el proyecto estuvo Erika Hilton, del Partido Socialismo y Libertad, quien remarcó que la nueva propuesta atacaba incluso hasta a los hijos criados por personas del mismo sexo al asegurar que “son privados del valor pedagógico y socializador de la complementariedad natural de dos sexos en el seno de la familia”.

“La derrota de hoy duele, pero ese dolor no nos va a inmovilizar. Nuestra comunidad conoce su fuerza y seguirá en lucha incansable”, dijo la diputada.

Lula da Silva podría no manifestarse en contra de la decisión de la Cámara baja

A pesar de que en sus primeros mandatos como jefe de Estado de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva fue uno de los primeros políticos en la región en respaldar el matrimonio igualitario, ahora el silencio podría dominarlo.

“No le convendría a Lula da Silva (manifestarse ante la prohibición del matrimonio entre personas el mismo sexo) porque parte de las congregaciones evangélicas le dieron el voto”, dice el internacionalista de la UNAM.

Desde su perspectiva, cualquier declaración que haga el presidente de izquierda podría ser muy baja, mesurada, o no emitir ningún mensaje, al menos hasta que se haya tomado una decisión en el Senado.

La cercanía entre Lula da Silva con los evangélicos se vio demostrada cuando el presidente del Partido de los Trabajadores publicó una carta dirigida a este grupo en la que les prometió que, de regresar al mando del Estado, no cerraría iglesias ni impondría baños unisex en los lugares públicos.

Asimismo, el hoy presidente declaró que no estaba a favor del aborto, a menos que la vida de la madre estuviera en peligro, el embarazo hubiera sido originado de una violación o hubiera malformaciones en el feto.

A pesar de su postura, el jefe de Estado siempre aclaró que las decisiones del país no dependerían en su totalidad de su punto de vista, sino de las acciones en el Congreso.

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