Brasil fue primero

Brasil es uno de los países que más ha criticado las labores de espionaje de Estados Unidos reveladas hace unos meses, pero al parecer no está libre de pecado.

El gobierno del país latinoamericano confirmó ayer que su servicio de inteligencia espió a diplomáticos estadounidenses, rusos, iraníes e iraquíes, así como propiedades de esos países, hace aproximadamente una década en Brasilia.

La vigilancia relativamente menor fue reportada por el periódico Folha de S. Paulo, en base a documentos de la agencia de inteligencia brasileña que obtuvo de una fuente no revelada.

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Aunque sus acciones de escuchas son menores a las de EU, el gobierno brasileño defendió sus labores de espionaje

Brasil es uno de los países que más ha criticado las labores de espionaje de Estados Unidos reveladas hace unos meses, pero al parecer no está libre de pecado.

El gobierno del país latinoamericano confirmó ayer que su servicio de inteligencia espió a diplomáticos estadounidenses, rusos, iraníes e iraquíes, así como propiedades de esos países, hace aproximadamente una década en Brasilia.

La vigilancia relativamente menor fue reportada por el periódico Folha de S. Paulo, en base a documentos de la agencia de inteligencia brasileña que obtuvo de una fuente no revelada.

Aunque se describen acciones de escuchas que no son nada comparadas con los programas masivos realizados por la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés), las revelaciones obligaron al gobierno brasileño a defender sus labores de espionaje.

El Gabinete de Seguridad Institucional de Brasil, que supervisa al servicio de espionaje Abin, indicó en una declaración enviada por correo electrónico que todas las operaciones mencionadas en el diario Folha “se atuvieron a la ley brasileña para la protección de los intereses nacionales”.

Su peor crítico

Brasil ha sido el crítico más estridente de los programas de la NSA, que espiaron agresivamente las comunicaciones en ese país, incluido el teléfono personal y el correo electrónico de la presidenta Dilma Rousseff. Aún así se defendieron argumentando que fue bajo “las leyes que garantizan los derechos individuales”. (Fuente: AP)

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