Brasil celebra toma de posesión de Lula da Silva

El político de izquierda comenzó su nuevo gobierno con el respaldo de los jefes de Estado de la región y con la promesa de sacar adelante a Brasil
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Luiz Inácio Lula da Silva está empezando su tercera era como presidente de Brasil tras haber tomado posesión el domingo pasado.

En cuanto asumió el poder, no demoraron en llegar los mensajes de sus homólogos de la región, empezando con los presidentes de Chile y Argentina, Gabriel Boric y Alberto Fernández, respectivamente.

Ambos jefes de Estado asistieron a la toma de posesión en Brasilia, donde reafirmaron su apoyo a su nuevo compañero.

“El futuro será de profunda hermandad. Con una mirada más justa, libre y equitativa, alcanzaremos el verdadero desarrollo de nuestros pueblos”, declaró el argentino.

Al igual que Boric y Fernández, Guillermo Lasso, presidente de Ecuador, estuvo presente en el ascenso del político brasileño.

De acuerdo con el Ministerio de Comunicación de Ecuador, además de que el presidente viajó a Brasil para encontrarse por primera vez con Lula da Silva, fue acompañado de su equipo de trabajo, como del canciller Juan Carlos Holguín, para reforzar los lazos con la nueva administración brasileña.

Quien también lideró un encuentro de trabajo en Brasil tras la posesión de Lula da Silva fue Gustavo Petro, mandatario de Colombia, quien desde sus redes sociales deseó que cambios políticos como el de Brasil, que dejó atrás la política de derecha, provoquen “el camino irreversible de la integración de la América del Sur”.

Con la victoria presidencial del líder del Partido del Trabajo (PT), Brasil se unió a los países latinoamericanos que tienen jefes de Estado de ideología izquierdista, empezando con México, Honduras, Ecuador, Argentina, Chile, Perú y recientemente Colombia.

Ayer por la tarde, Lula da Silva tuvo 17 reuniones con delegaciones extranjeras que acudieron a la inauguración de su gobierno. El rey Felipe VI de España y el presidente de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, Jorge Rodríguez, fueron algunas de las figuras que mantuvieron un acercamiento con el nuevo jefe de Estado.

En representación del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue su esposa, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, quien se presentó con Lula da Silva, al igual que Laura Esquivel Valdés, embajadora de México en Brasil, y Laura Elena Carrillo Cubillas, directora ejecutiva de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid).

Los objetivos del mandatario

En cuanto Luiz Inácio Lula da Silva recibió el cargo de presidente, se dirigió a su población asegurándole que el odio y las noticias falsas habían terminado.

Durante su candidatura a la presidencia, el izquierdista recibió de su contrincante Jair Bolsonaro múltiples acusaciones en su contra, como que es “el padre de la mentira”, mientras realizaban el debate previo a las elecciones.

Por otro lado, recordó su discurso de 2003 cuando tomó posesión por primera vez como jefe de Estado. En ese entonces, se comprometió a luchar contra la desigualdad y la extrema pobreza, lo cual intentará erradicar de nueva cuenta.

“La desigualdad y la pobreza extrema están aumentando nuevamente. Ha vuelto el hambre, y no por la fuerza del destino, ni por la naturaleza, ni por la voluntad divina. El regreso del hambre es un crimen, el más grave de todos los cometidos contra el pueblo brasileño”, puntualizó Lula da Silva.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Inseguridad Alimentaria en el Contexto de la Pandemia de la COVID-19 en Brasil, de los dos mil 180 hogares encuestados del 5 al 24 de diciembre de 2020, 55,2 por ciento se encontraban en inseguridad alimentaria.

Asimismo, se informó que del total de 211,7 millones de brasileños y brasileñas, 116,8 millones convivían con algún grado de inseguridad alimentaria, de los cuales 43,4 millones no tenían alimentos en cantidad suficiente y 19 millones enfrentaban el hambre.

Respaldo a comunidades indígenas y mujeres

Respecto a la protección de las comunidades originarias y de otras razas, el presidente se comprometió a crear el Ministerio de Igualdad Racial para atender sus necesidades más urgentes y de mediano y largo plazo.

Durante el gobierno de Jair Bolsonaro, grupos indígenas brasileños se levantaron en diferentes ocasiones en su contra. Como en agosto pasado, cuando pueblos de la región amazónica se opusieron a una política denominada Marco Temporal.

Bajo esa norma, sólo se reconocerían como “tierras ancestrales” las que estuvieran ocupadas por comunidades indígenas antes de 1988; de lo contrario, se abriría la puerta a grandes empresas a usar esos terrenos para la tala y ganadería.

Para las mujeres, el mandatario dejó en claro que no se puede seguir con ningún tipo de violencia en su contra ni con salarios inferiores al de los hombres, por lo que creará el Ministerio de las Mujeres para intentar mejorar su situación.

Si gran parte de las promesas de campaña de Lula da Silva salen adelante, para 2026 podría terminar su tercer mandato presidencial con el mismo rango de popularidad que cuando salió en 2011, que fue superior al 80 por ciento.

“Tengo cuatro años para trabajar el doble de lo que lo hice, y nada detendrá mi misión: cuidar al pueblo brasileño para que tenga algo para comer, un salario digno. Por eso daré mi propia vida para que la gente obtenga lo que merece”, decretó ayer el presidente.

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