Dos coches bomba estallaron ayer en un suburbio de Damasco, matando a por lo menos 34 personas e hiriendo de gravedad a decenas más, según dijeron medios oficiales y autoridades hospitalarias.
La agencia noticiosa estatal, SANA, informó que los dos vehículos cargados con explosivos estallaron al amanecer en el suburbio de Jaramana, un distrito al este de la capital que es mayoritariamente leal al presidente Bashar al Assad y que está habitado sobre todo por cristianos y drusos, una secta minoritaria.
Desde diciembre, Damasco y otras partes han sido escenario de varios ataques suicidas con explosivos contra blancos del régimen, lo que ha alimentado el temor de que surja una insurgencia islámica entre las fuerzas que pretenden derrocar a Assad.
Las explosiones del miércoles ocurrieron en un estacionamiento entre dos edificios comerciales. Fueron detonadas con una diferencia de cinco minutos mientras obreros y empleados acudían a trabajar.
Las ondas explosivas destrozaron las ventanas de los edificios cercanos, llenando la calle con pedazos de vidrio y otros escombros. Había restos humanos esparcidos por la acera en medio de charcos de sangre.
Después de la primera bomba, la gente corrió para ayudar a los heridos, cuando la segunda bomba estalló, dijo Ismail Zlaiaa, un residente del barrio de 54 años de edad. “Es una zona que se llena de pasajeros por la hora pico”, dijo. “Dios no va a perdonar a los criminales que hicieron esto”, agregó.
Ibtissam Nseir, una maestra de 45 años de edad, dijo que las explosiones ocurrieron minutos antes de que ella saliera a la escuela donde trabaja. Dijo que no había soldados en todo el distrito, por lo que se preguntó por qué los responsables lo atacaron. Nseir dijo creer que los combatientes de la oposición fueron los responsables.
“¿Esta es la libertad que quieren? Siria es un país seguro y seguirá siéndolo”, añadió.
El conflicto en Siria comenzó hace 20 meses como una revuelta pacífica contra Assad, cuya familia ha gobernado el país durante cuatro décadas.
El conflicto creció para convertirse en una guerra civil, en la que los rebeldes armados luchan contra una represión sangrienta del gobierno. Según activistas, unas 40 mil personas han perdido la vida desde marzo de 2011.
Assad asegura que la revuelta es parte de un complot para destruir Siria y que detrás de la sublevación hay “terroristas” extranjeros y no sirios que buscan un cambio. (AP)