Bolivia vivió momentos de tensión el miércoles cuando soldados rebeldes ocuparon la plaza central de La Paz y condujeron un vehículo blindado hacia el Palacio de Gobierno. Mientras esto ocurría, los ciudadanos, aterrorizados, se apresuraron a retirar dinero en efectivo, llenar sus autos con gasolina y abastecerse de alimentos.
El intento de golpe de Estado fracasó rápidamente. Los líderes golpistas fueron arrestados, lo que marcó el fin del movimiento. El presidente Luis Arce reafirmó el control del país nombrando nuevos líderes militares. Más de 15 personas que presuntamente participaron en el complot fueron detenidas, informó el gobierno el jueves.
Aunque la crisis terminó en tan solo tres horas, el impacto fue inmediato. Los bolivianos retiraron cerca de 200 millones de bolivianos (29 millones de dólares), según Ivette Espinosa, directora del regulador bancario ASFI, citada por Bloomberg. Esto generó largas colas en los cajeros automáticos.
En declaraciones a los periodistas en La Paz, Espinosa negó que los cajeros automáticos se hubieran quedado sin dinero, pero reconoció que el volumen de retiros había sido mayor de lo habitual. “La situación se ha normalizado desde entonces”, añadió.
Clima de inestabilidad
“Los acontecimientos han creado un clima de inestabilidad e incertidumbre”, dijo Pablo Camacho, presidente de la Cámara Nacional de Industria de Bolivia. “Nos tomó por sorpresa y la gente inmediatamente fue a los supermercados y a los cajeros automáticos, lo que generó un aumento en la demanda“.
Bolivia atraviesa una crisis económica significativa después de la caída de las exportaciones de gas natural y la casi total falta de divisas en el banco central para mantener su vinculación con el dólar estadounidense. Esta escasez de dólares está generando problemas en el suministro de combustible y otros bienes importados, lo que ha llevado a muchos bolivianos a recurrir al mercado negro para comprar dólares y proteger sus ahorros.
Pablo Camacho advirtió que es demasiado pronto para estimar el impacto económico del ataque del miércoles, pero señaló que podría dañar la imagen de la nación. “No hay duda de que los acontecimientos asustan a los inversores potenciales“, afirmó.