Con las tensiones en Medio Oriente en punto de ebullición, mientras Estados Unidos intenta conservar su influencia en la región, la industria armamentística aumenta sus ganancias y hace de la política exterior estadounidense un botín de miles de millones de dólares.
Por más de un año, Estados Unidos y Arabia Saudita negociaron un tratado defensivo que consolidara su alianza bilateral en materia cultural y económica, sin embargo, el fin de semana las ambiciones de ambos países los llevaron a crear un pacto de cooperación militar limitada que incluirá inversión conjunta en el desarrollo de drones de combate.
Pese a la intensiones saudíes de alinear su seguridad con la de Estados Unidos, el abandono de la mesa de negociación se dio tras meses de estancamientos debido a la petición del príncipe heredero y primer ministro del país, Muhammad Bin Salman, del reconocimiento por parte de Israel de un Estado Palestino.
Con elecciones en puerta, la administración del presidente Joe Biden no pudo convencer a sus aliados en Jerusalém de apoyar una solución de dos Estados para el conflicto con Palestina. Aunque para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la normalización de las relaciones con el reino saudí implicaría una victoria diplomática y un paso a la aceptación de su país en el mundo árabe, la dependencia de su gobierno en cuadros de extrema derecha impide al mandatario considerar la solución de dos Estados.
I spoke with Israeli Minister of Defense Israel Katz today to review regional threats, discuss ongoing Israeli operations, and reaffirm the United States’ ironclad commitment to Israel’s security. (1/3)
— Secretary of Defense Lloyd J. Austin III (@SecDef) November 23, 2024
Sin un reconocimiento público de la existencia de Palestina y con las acciones militares en Gaza causando indignación en diferentes puntos del mundo, el príncipe heredero optó por abandonar la mesa de negociaciones y limitar la cooperación con Estados Unidos.
Con pretensiones de reorganizar su economía y atraer inversión extranjera, la corona saudí intentaba aliviar su gasto militar y alinear sus intereses de seguridad con los de Washington para disuadir las acciones de Irán en la región; sin embargo, lo limitado del tratado que actualmente se discute impide que Arabia Saudita se integre plenamente a la protección estadounidense en caso de un ataque a su territorio o intereses.
La posición estadounidense en Medio Oriente
Con la presidencia de Donald Trump en el horizonte, la Casa Blanca y el reino saudí discuten una alianza militar que incluya la expansión de ejercicios militares conjuntos, colaboración entre firmas de seguridad y barreras a la cooperación con China en materia de seguridad.
De lograr un acuerdo en los últimos meses de su administración, el presidente Biden implementaría programas de entrenamiento, ciberseguridad y logística, con lo que aumentaría la presencia de tropas estadounidenses en la península arábiga; en contraposición con la tendencia en Medio Oriente desde la salida de Afganistán en 2021.
En el punto más álgido de la guerra contra el terrorismo, Estados Unidos tenía 250 mil tropas desplegadas en Medio Oriente; acutalmente, el Departamento de Defensa reporta 40 mil efectivos en la región, repartidos en 19 sitios, ocho de ellos bases permanentes, y cuatro grupos navales en el Golfo de el Mediterraneo, Golfo de Oman y el Mar Rojo.
Pese a la reducción de uniformados estadounidenses, el conflicto entre Israel y grupos terroristas con nexos al régimen iraní ha llevado a Washington a volver a aumentar su presencia en la zona. Aunque la administración Biden continúa impulsando la presencia estadounidense en Medio Oriente, Trump sugirió una presencia limitada en la región.
De acuerdo con la Escuela de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, el repliegue de las fuerzas estadounidenses en la zona significaría un aumento de la influencia de China en Medio Oriente; sin embargo, el conflicto entre Israel y otros actores en la región impide el retiro de la presencia estadounidense.
El complejo militar industrial estadounidense
Los planes de aumentar la influencia estadounidense en Medio Oriente no son solamente una decisión geopolítica sino económica. El pacto con Arabia Saudita incluiría la inversión saudí en la industria armamentística estadounidense, la cual va a la alza en todo el mundo.
Mientras que los conflictos en Europa y el Medio Oriente llevaron a las 100 principales empresas armamentísticas a aumentar la producción, y con ello generar 623 mil millones de dólares en 2023, la corona del país arábigo considera fundamental adquirir nuevas tecnologías de defensa.
Al respecto, el doctor Raúl Benítez Manaut, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM y especialista en Seguridad, asegura que las empresas estadounidenses están abiertas a la inversión en sistemas de armas no estratégicos.
Before the F-22 Raptor’s maiden flight, aviation artist Keith Ferris was commissioned to bring it to life in a piece titled, “The Edge.” Years later, the Raptor continues to secure that edge in every mission, providing unmatched capabilities and safeguarding skies worldwide. ✈️ pic.twitter.com/bK2tM9uiR0
— Lockheed Martin (@LockheedMartin) December 3, 2024
“La inversión viene principalmente de empresas de Estados Unidos (…) Esto se clasifica en sistemas de armas y cuando no son sistemas de armas estratégicas, inversionistas de distintos países pueden comprar acciones de las empresas que ya tienen producción tecnológica de armas; Arabia Saudita es un país muy importante en aviones supersónicos y están interesados en atraer hubs aeronáuticos; entonces, vinculándose a la industria de armas les ayuda a tener más influencia en Estados Unidos y a su vez a Washington en Arabia Saudita”, señala el académico.
El investigador aclara que aunque la Unión Americana tiene la capacidad productiva para abastecer a sus Fuerzas Armadas, la principal traba para también armar a sus aliados son los intereses políticos tanto al interior de Estados Unidos como en el tablero mundial.
Como muestra de ello es que 41 de las 100 principales empresas armamentísticas a nivel mundial son estadounidenses y en su conjunto representan la mitad de la venta total de armas del planeta; 30 de ellas registraron un aumento en sus ventas en 2023.
“La industria militar se nutre de guerra, de hipótesis de guerras, entonces, para estar siempre a la vanguardia tecnológica, en Estados Unidos se hace por industrias privadas que necesitan conflictos para vender sus armas (…) Hay una influencia importante, el aparato militar industrial tiene diputados, senadores, a personas en los más altos puestos del Departamento de Defensa, gente con muchas relaciones en el poder militar industrial”, finaliza el académico.