El mundo en el 2017

A tres semanas de la toma de protesta de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, los eventos de la agenda internacional se aceleran. 

Vladimir Putin anuncia la firma de un acuerdo de cese el fuego en Siria negociada en conjunto con Irán y Turquía.

Las armas nucleares son una amenaza mucho más latente en el mundo de hoy, que lo que fueron al final de la Guerra Fría
Rusia sigue siendo la única nación que podría borrar a los Estados Unidos del mapa en 30 minutos
La administración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció represalias contra Rusia a quien responsabiliza de varios ataques informáticos en el proceso electoral pasado

A tres semanas de la toma de protesta de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, los eventos de la agenda internacional se aceleran. 

Vladimir Putin anuncia la firma de un acuerdo de cese el fuego en Siria negociada en conjunto con Irán y Turquía.

Las Naciones Unidas –fuertemente criticada por su incapacidad para detener el conflicto sirio- condenan los asentamientos israelíes en Cisjordania, con lo que empeora la desgastada relación entre el gobierno de Benjamín Netanyahu y sus socios europeos y norteamericanos. 

Aunado a eso, la administración del presidente de Estados Unidos, Barak Obama, anuncia represalias contra Rusia, a quien responsabiliza de varios ataques informáticos para intervenir en el proceso electoral a favor de Trump.

Además, Europa continúa paralizada por las negociaciones del Brexit, amenazada por el terrorismo y debilitada frente a las ambiciones de la alianza Moscú-Ankara-Terán.

Y por si fuera poco, la política agresiva de Rusia, las demostraciones de fuerza de Corea del Norte y la locura mortífera del Estado Islámico hacen imposible descartar la posibilidad de que un país haga uso de las armas nucleares. 

De hecho, según The Economist las armas nucleares son una amenaza mucho más latente en el mundo de hoy, que lo que fueron al final de la Guerra Fría.

Entonces ¿cómo será la geopolítica del año que comienza?

Corea del Norte: Las provocaciones

Corea del Norte representa una amenaza nuclear de otro género. 

Durante el 2016, el “líder supremo” Kim Jong-un llevó a cabo su cuarta prueba nuclear. 

Desde entonces, se han multiplicado las pruebas de misiles, y con éxito, después de varios fracasos, la prueba de un misil balístico lanzado desde un submarino en agosto, y un quinto ensayo nuclear en septiembre –el más grande hecho hasta la fecha–, lo que demuestra su capacidad de miniaturizar una ojiva nuclear para caber en un misil. 

Y mientras Japón y Estados Unidos se preocupan por la extensión del alcance de los misiles de Corea del Norte, por el momento, la urgencia es principalmente para los vecinos de Corea del Sur –y aliados de los norteamericanos– contra quienes existen posibles planes de ataque para romper su sistema de defensa antimisiles.
    
¿Perderá terreno?

Aunque por el momento ningún grupo terrorista ha logrado tener en sus manos una arma nuclear, sería suficiente robar el 0.01 por ciento de las reservas mundiales de material fisible para desencadenar lo que el Belfer Center de la Universidad de Harvard califica como la “catástrofe planetaria”. 

Pues también es cierto que ningún grupo terrorista en la historia había tenido los recursos financieros y capacidades materiales comparables a las adquiridas por el Estado Islámico (EI).

Y si el EI sigue perdiendo terreno en 2017 frente a las tropas respaldadas por Occidente, podría estar tentado por un gesto de desafío tan destructivo como espectacular. 

Aunque sus posibilidades de éxito nuclear son escasas, son suficiente para ser una pesadilla absoluta para los servicios de inteligencia y seguridad de los países occidentales.

La tensión nuclear

Rusia ya no es el “Imperio del Mal” que Estados Unidos enfrentó durante décadas de Guerra Fría. Sin embargo, Moscú sigue siendo un jugador cuyas acciones afectan profundamente a los intereses vitales de Estados Unidos en la agenda de asuntos globales. 

Rusia sigue siendo la única nación que podría borrar a los Estados Unidos del mapa en 30 minutos. Y Putin no pierde ni una sola oportunidad para recordarle al mundo que si las circunstancias lo llegasen a requerir, no dudará en hacer uso de su arsenal militar. 

Oficialmente, la doctrina nuclear de Rusia dice que solo se hará uso de las armas nucleares, “si se sufre un ataque convencional que pone en peligro la supervivencia del Estado”. Pero una versión más engañosa de esta doctrina parece haber sido adoptada recientemente por el líder del Kremlin. 

El acoso de Rusia a Estonia, Letonia y Lituania es preocupante, pues los tres países del Báltico son miembros de la OTAN y comparten una frontera, por lo que los incidentes y provocaciones en esta área se multiplican: sobrevuelo de zonas aéreas por parte de la aviación rusa, ataques cibernéticos, ejercicios militares improvisados en el otro lado de la frontera, intentos de subversión política y una propaganda continua en la televisión rusa. 

Y es que, a diferencia de Ucrania, los países bálticos no tienen ningún valor estratégico particular para Moscú, pero el Kremlin no se detendría en usarlos para probar la validez del artículo 5 de la OTAN: que los miembros de la Alianza están obligados a considerar el ataque hecho contra uno, como si hubiera sido un ataque contra todos. 

Y los expertos calculan que la probabilidad de que un error de apreciación del Kremlin pueda desencadenar un conflicto nuclear ya ha alcanzado niveles alarmantes.

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