Este mes los periodistas se convirtieron en protagonistas de la noticia porque la violencia ejercida contra ellos no cesa en todo el mundo. Uno de los últimos casos registrados es el asesinato de la reportera Viktoria Marinova, cuyo cuerpo fue encontrado en Ruse, una ciudad situada al norte de Bulgaria.
Las investigaciones preliminares señalan que la reportera fue violada, golpeada y estrangulada. Severin Krasimirov, el sospechoso de haber asesinado a la periodista fue detenido en Alemania y reconoció haber cometido el crimen, segúndeclaró su madre, Nadejda Krasimirova.
Las autoridades no pueden afirmar si el asesinato de Marinova estuvo vinculado con su trabajo, según dijo el fiscal principal de Bulgaria, Sotir Tsatsarov. No obstante, la comunicadora emitió el 30 de septiembre una entrevista con dos periodistas que investigaban a políticos y empresarios por un posible caso de corrupción con fondos de la Unión Europea en la construcción de infraestructura.
Viktoria Marinova
Periodista búlgara asesinada el 6 de octubre
> Su última emisión fue una entrevista sobre denuncias de fraude en fondos de la UE
Los dos periodistas, Attila Biro y Dimitar Stoyanov, fueron arrestados ese mismo mes mientras trataban de filmar cómo se quemaron pruebas sobre la presunta malversación de fondos.
Bulgaria es considerado por la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) como el peor país de la Unión Europea (UE) en cuanto a libertad de prensa.
En octubre también se dio otro presunto asesinato a una persona que se dedicaba a la labor de informar. El reportero Jamal Khashoggi fue al Consulado de Arabia Saudita en Estambul para recoger algunos documentos y después nunca regresó a su casa.
Jamal Khashoggi
Periodista saudí desaparecido el 2 de octubre
Escribe críticamente sobre Arabia Saudita y el príncipe heredero Mohammad bin Salman
La investigación turca sobre la desaparición de Khashoggi concluyó que el periodista fue asesinado en el consulado de Estambul por orden de la cúpula saudí, según publica este miércoles The New York Times.
Aumento de asesinatos en 2018
Los casos de Marinova y Khashoggi no son situaciones aisladas. A sólo dos meses para que termine, 2018 registra ya más asesinatos de periodistas que el año pasado, lo que rompe una tendencia a la baja registrada en los últimos años, indicó este jueves Reporteros Sin Fronteras.
En nueve meses, la organización defensora de la libertad de prensa tiene identificados ya 57 asesinatos de periodistas ligados al ejercicio de su profesión, dos más que en el año anterior.
A ellos se suman otros diez reporteros que RSF está investigando para determinar si su muerte tiene que ver con su oficio.
Las cifras de 2018 marcan un cambio de la tendencia puesto que 2017 había sido el periodo con menos asesinatos de periodistas en el mundo desde hace 14 años.
RSF señaló que más de la mitad de las muertes registradas este año tuvieron lugar en escenarios de guerra, con Afganistán como el país más peligroso con 13 muertes de periodistas y donde en un mismo día –el 30 de abril- fueron asesinados diez reporteros.
Después de Afganistán, Yemen ha sido el país más letal para periodistas con cinco muertos. Cuando no son víctimas de ataques aéreos, los comunicadores mueren como resultado del maltrato en prisión en este país del Medio Oriente que ocupa el puesto 167, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSP.
Este fue el caso de Anwar al Rakan, un periodista yemení que fue retenido por los hutíes durante casi un año. Murió el 2 de junio, pocos días después de que lo dejaran libre
Según su familia su cuerpo quedó destrozado por el hambre, la tortura y la enfermedad. En redes sociales circularon fotos en las que se veía demacrado.
En África, se han contabilizado dos periodistas asesinados en Somalia: Abdirisag Qasim Iman, que recibió un disparo mortal en un puesto de control policial en julio, y Abdirizak Said Osman, apuñalado hasta la muerte cuando salía de su emisora de radio, en septiembre.
En la República Centroafricana, la muerte de tres periodistas rusos sigue sin resolverse. Orkhan Dzhemal, Kirill Radchenko y Alexander Rastorguyev, abatidos por pistoleros no identificados en julio, estaban investigando la presencia de mercenarios al servicio de Wagner, una empresa militar privada rusa que opera en Siria.
En Pakistán han sido asesinados seis periodistas desde principios de año y en Palestina se han contabilizado dos.
El Comité para la Protección de los Periodistas también considera a México como uno de los países que más vulnera a los profesionistas de la información con al menos 11 reporteros que murieron en situaciones violentas este año.
El último comunicador asesinado en esta nación fue Sergio Martínez González. Este periodista murió cuando le dispararon el 3 de octubre en el municipio de Cacahoatán, Chiapas.
Sergio Martínez
Periodista mexicano asesinado el 3 de octubre
> Denunció que el municipio de Cacahoatán, Chiapas, se había quedado sin alcalde y sin mando único
También en prisión
Los periodistas también son detenidos en diferentes países y muchas veces sus arrestos están relacionados con sus temas de investigación.
Tal es el caso de tres periodistas birmanos que fueron detenidos este miércoles porque escribieron un artículo crítico sobre un político considerado como un protegido de la jefa de gobierno, Aung San Suu Kyi.
Los reporteros Kyaw Zaw Lin, Nayi Min y Phyo Wai Win fueron llevados con escolta policial y esposados ante un tribunal de Rangún.
Los periodistas podrían ser condenados hasta a dos años de cárcel si son declarados culpables por presuntamente hacer “circular un rumor con el objetivo de alarmar al público”, como establece el artículo 505b.
Por otra parte, en septiembre, dos periodistas birmanos de la agencia Reuters, acusados de violar secretos de Estado de Birmania cuando cubrían la masacre de musulmanes rohinyás, fueron condenados a siete años de cárcel.
La violencia contra periodistas está presente en casi todos las naciones del mundo. Los asesinatos y la represión no sólo perjudican a las personas que trabajan en medios de comunicación, sino que también dañan el derecho a la información del resto de ciudadanos y la calidad democrática de un país.