Muchos sirios no soportan estar alejados de sus familias. Unos se quejan de no poder trabajar y otros simplemente extrañan su patria
Nueve meses atrás, cuando el Ejército sirio arrasó con su barrio, Mohamed se sentía desesperado por llegar a Alemania.
Ahora ansía volver a Siria porque su esposa y sus ocho hijos no pueden salir del país. Pero teme que la única forma de hacerlo sea la misma mediante la cual llegó aquí: de manera ilegal.
Mohamed, un agricultor de las afueras de Damasco, es uno de cientos, si no miles, de refugiados sirios que quieren volver a su tierra, generalmente porque no pueden traer a sus familias. En un giro irónico, sin embargo, se encuentran atrapados en Europa.
El gobierno alemán y la Organización Internacional para la Migración dicen que no pueden permitir que los sirios regresen a una zona en guerra. Ni siquiera hay vuelos de Alemania a Siria debido a la brutal guerra civil que padece ese país. Y las naciones vecinas que al principio recibían a los refugiados sirios ya no lo hacen: Turquía impuso severos requisitos para darles visas y el Líbano se niega a recibir sirios que se fueron ilegalmente a través de Turquía.
Esto deja pocas esperanzas a las decenas de sirios que semanalmente piden se les permita regresar a su tierra, según agentes de viaje y trabajadores de los programas de asistencia a los migrantes que quieren volver.
“Vine para darle un mejor futuro a mis hijos”, dijo Mohamed. “Si ellos no están aquí, no tiene sentido que yo me quede”.
Muchos sirios dicen que no soportan la separación de sus esposas e hijos. Otros se quejan de la vida en refugios atestados y de que no pueden trabajar mientras se tramitan las solicitudes de asilo. Algunos simplemente extrañan demasiado a su patria. (AP)