Pamela Anderson, political symbol
La actriz que participó en Baywatch ahora es un referente en las discusiones políticas internacionales. La canadiense forma parte de las campañas de las elecciones europeas, defiende a Julian Assange y tiene un largo historial de activismo en defensa de los animales
Mariana RecamierPamela Anderson es más que una actriz reconocida por el traje de baño rojo que usaba en Baywatch. La canadiense tiene los elementos para ser considerada un sex symbol, pero también para posicionarse como un icono de la política internacional.
Anderson lee teoría de izquierdas, lucha en contra del cambio climático, defiende a los animales, promueve el voto en las elecciones europeas y no duda en opinar desde su cuenta de Twitter sobre los políticos que considera fascistas.
Una foto mostró los intereses de Anderson hace más de diez años y rompió el cliché de la sex symbol sin opiniones. La imagen la mostraba bajo el sol en un paseo marítimo en Malibú. En sus manos tenía Unmarketable, libro en el que la crítica Anne Elizabeth Moore analiza cómo las empresas utilizan las herramientas de los artistas y activistas para vender productos.
En la actualidad, la actriz apoya el espíritu democrático de la Unión Europea (UE). Ella nació en Canadá, pero es de ascendencia finlandesa, rusa y romaní. Además, ahora vive en el sur de Francia.
Es por eso que se sumó a la campaña de Democracy in Europe Movement 2025 (DiEM25), un movimiento político paneuropeo impulsado por el exministro de economía griego Yanis Varoufakis
“Entiendo a Europa desde abajo: un continente de pueblos: desde serbios (fuera de la UE), húngaros (fuera de la zona euro), hasta los franceses (en el corazón de la UE). Amo a esta gente. Nuestro trabajo es transformar la UE en un verdadero proyecto europeo. Por eso lucha DiEM25: una Unión Europea democrática gobernada desde abajo”, dijo Anderson en una entrevista a Vogue Checoslovaquia.
Pero ahora en sus redes sociales se pronuncia principalmente en favor de uno de sus amigos: Julian Assange, el fundador de WikiLeaks.
Anderson se reunió el martes 7 de mayo con el activista australiano en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en su primera visita social desde que fue expulsado de la embajada ecuatoriana de Londres y arrestado en abril.
“Él no merece estar en una prisión de máxima seguridad. Nunca ha cometido un acto violento, es una persona inocente”, dijo la actriz afuera de la cárcel.
Además, la Fiscalía sueca presentó el 13 de mayo una orden de detención contra Assange por supuesta violación. Como respuesta, Anderson publicó en la página web de su fundación un texto titulado “La fabricación de un ‘violador’”.
“Assange no es perseguido por violación. No se trata de quién es Julian, sino de quiénes somos y cómo enfrentamos la disidencia y los desafíos fundamentales al secreto con el que tradicionalmente se han conducido las políticas, los negocios y otros asuntos de interés público… No se trata sólo de la dignidad de Julian, sino también de la nuestra”, argumenta en el artículo.
Sus opiniones y sus lecturas van más allá de sus amigos y sus convicciones panaeuropeas. Su compromiso con la defensa de los animales no es un secreto. Es vegetariana y miembro activo de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA).
Por sus diferentes campañas en Canadá y Europa, Anderson fue nombrada Personalidad del año 2018 por PETA.
“Los animales en Francia tienen la suerte de tener a Pamela Anderson para denunciar su sufrimiento y luchar para acabar con él. Agradecemos a esta activista generosa y cariñosa porque usa su fama en beneficio de quienes más la necesitan”, opinó el fundador de PETA, Ingrid Newkirk, en un comunicado publicado en el sitio web de la asociación.
Además, la actriz tiene su propia fundación para apoyar a las organizaciones e individuos que defienden los derechos humanos, animales y ambientales. Al financiar los esfuerzos de quienes informan y defienden el planeta y todos los que viven en él, la Fundación Pamela Anderson pretende ser un agente de cambio y un defensor de la justicia.
En este sentido, Anderson publicó en Twitter que “todos somos refugiados climáticos” como resultado de la actual crisis ambiental.
“Me temo que es demasiado tarde, pero debemos luchar hasta el final. No podemos darnos por vencidos por las generaciones futuras y por toda (otra) vida también. No somos más importantes que cualquier otra especie; el mundo no fue hecho para que los humanos lo destruyan”, expresó en entrevista con la revista Dazed.
Sus opiniones también son fuertes contra aquellos políticos que sin titubeos califica de fascistas.
También en la entrevista a este diario, Anderson dijo que ni siquiera tuvo que empezar a leer teoría de izquierda para descubrir que algo está mal con el capitalismo.
“Eso lo aprendí durante mi vida. Existe un vínculo directo entre la matanza de animales y el cambio climático. Todo está conectado el uno con el otro. Y el sistema actual llamado capitalismo crea aún más sufrimiento e injusticia para los humanos, los animales y el planeta”, aseguró Anderson.
Diez años después del libro de Moore, la sex y political symbol compartió que lo último que leyó es Economía sin corbata: conversaciones con mi hija del economista Yanis Varoufakis.
“Es un libro fantástico que muestra las relaciones entre las finanzas y el cambio climático. También se lo di a mis hijos”, dijo Anderson.
La actriz que conquistó a millones mediante series y portadas de revista ahora es un referente para las discusiones políticas. Sus redes sociales son una brújula en temas sobre activismo, elecciones y cambio climático.