Björn Höcke, líder regional de Alternativa por Alemania en Turingia, fue multado por usar lemas Nazis en eventos de campaña. Foto: Especial

Alemania abraza a opción radical en votaciones estatales

Ante el descontento con la coalición del canciller Olaf Scholz, en Turingia y Sajonia votaron en favor de partidos con ideologías extremistas; una tendencia al alza en Alemania

Un nuevo hito en la política alemana se alcanzó cuando en las elecciones regionales en Turingia el partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD) logró más del 30 por ciento de los votos, la primera vez que una fuerza política radical se hace de la victoria desde la Segunda Guerra Mundial.

Con tres elecciones estatales en el calendario de septiembre, las primeras dos de ellas significaron un golpe para la coalición del canciller Olaf Scholz. Las urnas en Turingia entregaron la victoria a la opción de derecha radical, mientras que los votantes del AfD en Sajonia sumaron la segunda fuerza política, solo después del principal partido de oposición, la Unión Demócrata Cristiana(CDU). En ambas elecciones, el Partido Socialdemócrata del canciller Scholz recibió bajos porcentajes de votación.

Para los líderes de Alternativa por Alemania, Alice Weidel y Tino Chrupalla, los resultados en las urnas son la clara muestra de que se necesitan cambios en las políticas que rigen a los estados del este bajo gobiernos comunistas previo a la reunificación, regiones donde los indicadores económicos y de calidad de vida permanecen bajos en comparación con otras zonas del país.

Durante estas elecciones, la inmigración, la economía y el apoyo a Ucrania en la guerra con Rusia fueron los principales temas de interés. En cada una de estas cuestiones, AfD difiere en gran medida de las políticas impulsadas por la coalición gobernante. El descontento de la población con las medidas de Scholz no solo se refleja en los partidos que obtuvieron la victoria sino también en el crecimiento de la opción de izquierda radical, el partido Por la Razón y la Justicia (BSW).

El partido alemán en ascenso

Con menos de una año de vida, el BSW es resultado de un rompimiento de la izquierda alemana, formado por Sahra Wagenknecht, para competir por el Parlamento Europeo, y en estas elecciones sus promesas de mejoras económicas y resguardo de la sociedad alemana la dieron el 15 por ciento de los votos en Turingia y el 12 por ciento en Sajonia.

El declive de los partidos tradicionales no es una tendencia exclusiva en Alemania. En opinión de Daniel Muñoz, jefe de la carrera de Relaciones Internacionales en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, en toda Europa los ciudadanos están desesperados con las opciones moderadas.

“En los sistemas políticos europeos se ha dado un hartazgo de la sociedad hacia los partidos políticos tradicionales, debido a que perciben que no han resuelto muchos de los grandes problemas. Lo que pasa en países como Alemania, Italia o incluso España, es la llegada de partidos de extremas, sea de izquierda o derecha, que tratan de ser antisistema, lo que logra que estas opciones populistas ganen más adeptos; lo preocupante es la cartera radical que impulsan en temas migratorios o de integración europea”, opina el internacionalista.

Mientras las opciones radicales obtienen cada vez más seguidores, los partidos tradicionales se niegan a cooperar para formar gobierno. Si bien en Turingia el AfD obtuvo el porcentaje más alto, sus votos no fueron los suficientes para tener una mayoría, lo que llevó a su líder regional a declarar que está dispuesto a negociar una coalición con cualquier partido, lo que el CDU niega debido a las posiciones extremistas del AfD.

Alemania, tradición de coaliciones políticas

Debido a que en la política alemana los gobiernos de coalición son la regla y no la excepción, la negativa en cooperar con el AfD ha causado molestias en su líder local. Björn Höcke, quien ha sido multado en dos ocasiones por hacer uso de un lema de campaña Nazi en uno de sus eventos, asegura que es voluntad de la ciudadania que su partido forme parte del gobierno después de lo que él calificó como “un resultado histórico”.

El profesor Muñoz señala que el riesgo de una coalición con los partidos extremistas radica en la posibilidad de que las fuerzas moderadas adopten las cargas ideológicas de sus compañeros de fórmula con el afán de gobernar de forma estable; más allá de ello, el académico considera que la práctica de formar coaliciones en la política alemana terminará por convencer a los partidos tradicionales.

“Para poder hacer gobierno se necesitan formar coaliciones y en Alemania no hay ningún partido que pueda ganar la totalidad del Parlamento; entonces, para formar mayoría requieren alianzas para alcanzar el 50 más uno. El problema es que si bien la Unión Demócrata Cristiana está buscando evitar la alianza con la extrema derecha, al final es posible que busquen un hilo conductor con la derecha radical para evitar negociar con la izquierda.

“Al final lo preocupante para Europa es el ascenso de esta ideología, en Alemania se creía que la extrema derecha estaba controlada, pero ahora vemos cómo irrumpió en las elecciones nacionales y locales. Hoy regiones muy prósperas, como Baviera, están en riesgo de caer en la retórica de estos partidos”, señala el especialista.

Tanto Alternativa por Alemania como Por la Razón y la Justicia coinciden en posiciones antieuropeistas, anti inmigrantes y críticas al apoyo de Berlín al bando ucraniano en su guerra contra Rusia; posturas que los partidos pueden moderar en su discurso para formar gobierno, pero dejan en Alemania en riesgo de adoptar esta ideología y radicalizarse aún más.

“En el ámbito social, el ciudadano no perdona y puede que la extrema derecha genere más adeptos. Si disminuyen lo radical de su postura  para formar gobierno, la sociedad alemana puede: o acompañar al partido o sentir más enfado y sumar seguidores. Lo que hace la extrema derecha en lo social es normalizar lo que hasta hace poco era políticamente incorrecto, como manifestarse extremadamente nacionalista o anti inmigrante.  Ahora la gente puede expresar sus posiciones más radicales sin miedo a ser mal visto”, finaliza el académico.

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