Al grito de protesta
Dos países europeos sumergidos en la crisis económica y en los recortes, rompieron el silencio.
Primero fue España, el martes pasado, y ayer se le agregó Grecia.
Pero a diferencia de las muchas protestas que se han llevado a cabo a lo largo de los dos últimos años de dificultades financieras, las de este miércoles presentaban el mismo modus operandi.
Además de coincidir en el día, griegos y españoles eligieron a sus respectivos Congresos como objetivo principal.
Jorge Mireles
Dos países europeos sumergidos en la crisis económica y en los recortes, rompieron el silencio.
Primero fue España, el martes pasado, y ayer se le agregó Grecia.
Pero a diferencia de las muchas protestas que se han llevado a cabo a lo largo de los dos últimos años de dificultades financieras, las de este miércoles presentaban el mismo modus operandi.
Además de coincidir en el día, griegos y españoles eligieron a sus respectivos Congresos como objetivo principal.
En ambos casos se vio una represión por parte de las autoridades que se pudo constatar en diferentes medios internacionales.
El fin de ambas manifestaciones era exigir un cambio en el actual gobierno que, según ellos consideran, ha fracasado en su intento por sanar la crisis.
La inconformidad de los dos países de la eurozona está más latente que nunca, pidiendo que se haga algo diferente.
España grita: ¡traidores!
Con la de ayer se cumplieron dos días de intensas protestas en la capital española, con la intención de llegar al Congreso y manifestar su descontento con las actuales políticas y los índices de desempleo que imperan.
Pero la nota no la dieron los marchantes, sino los policías quienes acapararon la atención de diferentes medios, ya que intentaron evitar la llegada de los inconformes a punta de golpes.
Al menos 64 personas resultaron heridas en los choques de Madrid, según reportó The Associated Press, aparte de los 38 detenidos.
Los congregados en las protestas se concentraron en la plaza Neptuno, parando el tráfico de la zona.
Y al caer la noche, los manifestantes no daban señales de querer abandonar la protesta cercana a la Carrera de San Jerónimo, donde se encuentra el Congreso.
Y mientras todo esto ocurría, el Banco de España advirtió que el país se encuentra en una profunda recesión.
Pero tal cosa no es novedad para los españoles que salieron a marchar, ya que la caldera en la que se ha convertido su país es alimentada por una segunda recesión en tres años y una tasa de desempleo que rosa el 25 por ciento.
Y no solo los medios ibéricos proyectaron en primeras planas lo acontecido en el llamado “25-S” u “Ocupa el Congreso”.
El mismo día que The New York Times publicó en su sección internacional la batalla campal que propició la policía española que blindaba el edificio parlamentario, el presidente español Mariano Rajoy le dio largas al asunto.
Lo anterior lo informó el diario El Mundo, que agregó que el mandatario dijo ofrecer un tributo “a la mayoría que no se manifiesta, que no sale en las portadas de la prensa y que no abren los telediarios”.
Según Rajoy, “la inmensa mayoría de los 47 millones de personas que viven en España” no sale a las calles a protestar y en lugar de eso, “está trabajando y dando lo mejor de sí para lograr cuanto antes el gran objetivo nacional, que es salir de la crisis”.
Además de las 6 mil personas que se manifestaron en Madrid, Sevilla y Barcelona sumaron personas a la cifra al atraer a otros centenares más en protestas menores.
El motivante de las marchas es el demandar nuevas elecciones, argumentando que las severas medidas de austeridad son prueba de que el gobierno del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy engañó al electorado para resultar electo en noviembre pasado.
El 25-S no tiene, de momento, fecha de caducidad y hay manifestantes que piensan no moverse hasta no ver resultados.
Grecia explota
Grecia también vivió su réplica del 25-S.
A las protestas en España se le suman la de los griegos, quienes declararon huelga general contra las medidas de austeridad acatadas por el gobierno.
Y al igual a lo ocurrido en Madrid, los griegos también eligieron la capital del país como epicentro de las marchas, las cuales se tornaron violentas.
Otro paralelo entre ambas manifestaciones fue la intención de llegar al Parlamento, acción que repelió la policía antidisturbios con gases lacrimógenos y gas pimienta contra las decenas de inconformes.
El intento de llegar al recinto legislativo se caldeó cuando respondieron la agresión de las autoridades con cocteles molotov y botellas.
Los manifestantes griegos incendiaron árboles en los Jardines Nacionales y usaron martillos para romper baldosas y paneles de mármol para usar los pedazos como proyectiles contra las fuerzas policiales, según informó AP.
Atenas se colmó de unas 50 mil personas que fueron convocadas por una marcha sindical.
Tal movilización obligó al cierre de escuelas, a la interrupción de vuelos y al paro de la gran mayoría de los servicios públicos.
Comerciantes, farmacéuticos, mecánicos y maestros se unieron por igual a las protestas.
Todo lo anterior se daba mientras el primer ministro griego, Antonis Samaras, y el ministro de Finanzas, Yannis Sturnaras, se reunían para elaboraban un paquete de nuevos recortes que ascienden a 11 mil 500 millones de euros, los exigidos por los prestamistas internacionales.
Según informó AP, Grecia depende de los préstamos provenientes de otros países de la eurozona y del Fondo Monetario Internacional (FMI) desde hace dos años.
Sin ellos, los griegos se verían obligados a caer en cesación de pagos de su deuda soberana, lo que posiblemente significaría una salida inminente de la zona del euro.
Sin embargo, los pagos del rescate griego dependen directamente de que el país elabore nuevas medidas de austeridad.
Por ejemplo, el próximo pago a realizar de 31 mil millones de euros, solamente será posible con un nuevo plan de recortes públicos.