Agitan las aguas

El conflicto que sostienen las potencias asiáticas por el dominio territorial del Mar del Este de China está por llegar a su punto álgido.

Esta semana, China, Corea del Sur y Japón –este con ayuda de Estados Unidos– han intensificado sus estrategias militares para reclamar el control aéreo de la región.

Beijing y Tokio se disputan el poder de las islas Diaoyu/Senkaku, mientras que Corea del Sur pelea contra ambas naciones la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ, por sus siglas en inglés) sobre el arrecife Ieodo. 

Pedro Pablo Cortés Pedro Pablo Cortés Publicado el
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El conflicto que sostienen las potencias asiáticas por el dominio territorial del Mar del Este de China está por llegar a su punto álgido.

Esta semana, China, Corea del Sur y Japón –este con ayuda de Estados Unidos– han intensificado sus estrategias militares para reclamar el control aéreo de la región.

Beijing y Tokio se disputan el poder de las islas Diaoyu/Senkaku, mientras que Corea del Sur pelea contra ambas naciones la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ, por sus siglas en inglés) sobre el arrecife Ieodo. 

La tensión se incrementó el martes, cuando el Gobierno nipón que encabeza el primer ministro Shinzo Abe anunció un incremento de más de 11 mil millones de dólares en la inversión en equipo militar para el próximo quinquenio, lo que representaría un presupuesto de casi 240 mil millones de dólares.

Dejan la pasividad

Japón pretende invertir en drones, aviones militares y vehículos anfibios de guerra, además de construir bases navales que puedan instalarse alrededor de las islas. 

“Aunque Abe describe el plan como un ‘pacifismo proactivo’, está siguiendo una tendencia desde inicios de año, cuando puso fin a una década de recortes en gasto militar para contrarrestar el rápido crecimiento de la infraestructura bélica de China y el declive de la influencia estadounidense en la región”, publicó el martes The New York Times.

Washington es la carta fuerte de Tokio, pues ambos sostienen un acuerdo de seguridad que los obliga a protegerse mutuamente, lo que implica que Estados Unidos podría enviar a la región hasta dos tercios de su fuerza naval en los próximos cinco años.

El secretario de Estado de Barack Obama, John Kerry, censuró el martes al presidente Xi Jinping durante una visita a Filipinas, donde señaló que la Casa Blanca respaldará a sus aliados porque China no debe extender su ADIZ.

“El anuncio de China no afectará las operaciones militares de Estados Unidos en la región. La zona no debería implementarse, y China debería abstenerse de tomar decisiones similares en otros lugares”, expresó el funcionario según Bloomberg.

El panorama se complica con el distanciamiento entre la presidenta surcoreana Park Geun-hye y el primer ministro japonés, principales aliados de Estados Unidos en Asia.

La mandataria sorprendió al mundo al involucrar a su país en el conflicto por el dominio aéreo del Mar del Este de China y romper la alianza con Japón, acción que responde a la presión de los ciudadanos surcoreanos, que demandan a su gobierno que tome una postura más contundente.

“La hostilidad entre Corea y Japón está irritando a Washington porque ambos comparten problemas de seguridad”, escribió el 29 de noviembre pasado el periodista Chico Harlan en The Washington Post.

“Las tensiones mutuas tienen su origen en la brutal ocupación de Japón en la Península de Corea antes y durante la Segunda Guerra Mundial, pero se mantienen vivas porque ambos desconfían del otro”, explicó.

China mueve las aguas

El interés del presidente chino Xi Jinping es fortalecer su expansionismo en Asia y debilitar la influencia de Estados Unidos.

Además de luchar contra Japón por un archipiélago deshabitado y con Corea del Sur por un arrecife, Beijing también tiene conflictos con Vietnam y Filipinas por el dominio de tres grupos de islas.

“Las tensiones siguen ‘burbujeando’. China continuará reivindicando sus reclamos de formar una franja militar en el sur y el este de sus mares, espacios que sus vecinos regionales claman como suyos”, afirmó ayer la analista Celia Hatton a la BBC.

Como una prueba del estado crítico del conflicto, el Gobierno chino confirmó ayer que a principios de diciembre, un barco naval de su país estuvo a punto de chocar con uno de Estados Unidos.

Aunque Beijing afirma que estaba haciendo patrullaje de rutina en aguas internacionales, los expertos consideran que se trata de una advertencia contra Washington.

“El escándalo que han hecho los actores principales ( John Kerry y Shinzo Abe) ya es suficiente. Deberían dejar las cosas por la paz. Si realmente les interesa la paz de la región, deberían dejar de fomentar los problemas”, declaró ayer a Reuters la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying.

Historia del conflicto

23 de noviembre
China extiende su Zona de Defensa Aérea (ADIZ) a las islas Diaoyu/Senkaku y sobre el arrecife Ieodo. Japón y Corea se indignan.

29 de noviembre
Aviones y buques de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur comienzan a patrullar alrededor de la nueva ADIZ china. 

2 de diciembre
El vicepresidente estadounidense Joe Biden inicia una gira por Asia para dialogar con los involucrados.

8 de diciembre
Corea del Sur sorprende al mundo al anunciar que extenderá su ADIZ hacia el Mar del Este de China, lo que molesta a Japón.

15 de diciembre
Al entrar en vigor la extensión de la ADIZ surcoreana, las zonas de control de China, Japón y Corea del Sur se empalman.

17 de diciembre
Japón anuncia que incrementará su inversión militar en los próximos cinco años. John Kerry cuestiona a China por extender su ADIZ.

18 de diciembre
China confirma que a principios de mes uno de sus buques navales casi choca con un barco estadounidense.

 

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