Al igual que cualquier otro mercado en el mundo, el negocio de las drogas ilegales se encuentra en constante cambio.
El mercado de las drogas muestra una caída en la demanda de la cocaína, mientras que la heroína y las metanfetaminas van a la alza.
Las tendencias de consumo y producción de sustancias clandestinas definen en gran medida la operación de los cárteles mexicanos, los cuales recaudan alrededor de 6.6 mil millones de dólares anualmente por la venta de estimulantes ilegales, según estimaciones del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
El reto más reciente que han enfrentado los cárteles mexicanos es el cambio en la composición del mercado de las drogas ilegales, especialmente en Estados Unidos, fuente primaria de las ganancias de los narcotraficantes de nuestro país.
Un reporte de la DEA señala que la producción de heroína se encuentra al alza, mientras que la demanda de cocaína se encuentra en uno de sus niveles históricos más bajos.
La heroína posee el nivel más alto cuando se mide la relación valor-peso de las diferentes drogas, lo cual se atribuye a una duplicación del precio durante la última década.
El informe de la agencia americana sugiere que se observó una mayor disponibilidad de metanfetaminas en el mercado, dado un aumento en la producción.
Las autoridades mexicanas decomisaron 22 toneladas en octubre del 2009, 88 toneladas en mayo de 2011, y 252 toneladas en diciembre del mismo año.
Cuando el gobierno mexicano reguló el uso de la efedrina, insumo principal de las metanfetaminas, las organizaciones criminales reaccionaron incorporando nuevos ingredientes no regulados, así como el uso de “outsourcing” de laboratorios guatemaltecos.
La cocaína, por otra parte, presenta una caída tanto en disponibilidad como en producción, siguiendo una tendencia que inició desde el 2007.
La DEA atribuye este fenómeno a una victoria de la guerra contra las drogas y a la presión que las agencias gubernamentales han ejercido en ambos lados de la frontera.
A pesar de los constantes esfuerzos institucionales, la tendencia a la baja de la cocaína es explicada de mejor manera por su ciclo de demanda: el cambio de las preferencias del mercado ha abaratado el precio de esta droga, efecto contrario a lo que se observaría si el fenómeno fuera producto de una reducción del lado de la oferta.
Evolución del negocio
El éxito de “El Chapo” Guzmán se debe en gran medida a que ha sabido adaptar su organización a los cambios que la industria de las drogas ha sufrido a lo largo de los último años.
Durante el boom de la cocaína colombiana de mediados de la década de los 80, el narcotráfico mexicano encontró sus primeras oportunidades.
La presión que ejerció el gobierno americano hacia los cárteles colombianos obligó al trazo de una nueva ruta para hacer llegar la cocaína sudamericana a los Estados Unidos: se sustituyó la ruta del Caribe por la ruta mexicana.
Esto permitió a los traficantes mexicanos consolidarse como organizaciones criminales que han crecido constantemente en número y ganancias.
Otro ejemplo más reciente de la flexibilidad operativa de los cárteles mexicanos es el cambio de paradigma de producción de marihuana.
Los narcotraficantes mexicanos descubrieron que resultaba más eficiente producir la marihuana en Estados Unidos, cerca de sus puntos de distribución.
La venta de cannabis financia las operaciones de producción de drogas sintéticas, que son intensivas en capital, pero que tienen un margen de ganancia muy alto.