Volkswagen: después del escándalo

A cuatro meses de que estallara el peor escándalo en la historia de Volkswagen, la segunda firma automotriz más grande del mundo hace un recuento de los daños.

Ayer, Matthias Müller, el nuevo director general de la compañía, y Hans Dieter Pötsch, el presidente del Comité de Supervisión del consejo de administración, ofrecieron una conferencia de prensa de dos horas para explicar las causas y consecuencias de esta crisis.

Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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es la caída de las ventas de Volkswagen registradas el mes pasado en Estados Unidos, una señal de la pérdida de credibilidad de la marca

A cuatro meses de que estallara el peor escándalo en la historia de Volkswagen, la segunda firma automotriz más grande del mundo hace un recuento de los daños.

Ayer, Matthias Müller, el nuevo director general de la compañía, y Hans Dieter Pötsch, el presidente del Comité de Supervisión del consejo de administración, ofrecieron una conferencia de prensa de dos horas para explicar las causas y consecuencias de esta crisis.

Para una compañía que, bajo la administración del antiguo director general Martin Winterkorn, se caracterizó por mantener un perfil cerrado y un estilo gerencial autocrático, esto representa una fuerte señal de cambio.

La reestructuración de Volkswagen no se limitó a cambiar al director general de la compañía. Seis ejecutivos de alto perfil han sido reemplazados en sus cargos y se ha modificado la dirección de siete de las 12 marcas del conglomerado.  Además, la firma vendió su avión corporativo, un Airbus A319.

Analistas argumentan que es difícil calificar si la respuesta de la compañía ha sido proporcional a los daños que ha sufrido Volkswagen. En los últimos seis meses, la acción ha perdido el 35 por ciento de su valor. El banco UBS estima que los costos relacionados con el escándalo ascienden a los 34 mil millones de euros.

Además, aún es incierto si éste es el tope de los costos ya que se desconoce el monto total de multas que aplicarán las autoridades de Estados Unidos. De igual forma, Volkswagen se enfrenta a una serie de demandas civiles colectivas que podrían derivar en pagos de compensación significativos.  

En caso de ser necesario, la compañía ya separó 6.7 mil millones de euros, la mitad de su ingreso neto registrado el año pasado, para financiar un llamado a revisión de las unidades afectadas. En el peor de los casos, Volkswagen podría ser obligado a recomprar todas las unidades afectadas en Estados Unidos, lo que implicaría un costo de 9.4 mil millones de dólares, de acuerdo a Bloomberg Intelligence. 

Redención pública

Cuando la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos dictaminó que Volkswagen había utilizado un software ilegal para manipular los resultados de las emisiones contaminantes de 500 mil vehículos, pocos imaginaron que el escándalo escalaría hasta estas instancias.

Müller refirió que la crisis por la que atraviesa la compañía se debe a una “cadena de errores” que se conjugó con una “cultura de tolerancia” y controles internos insuficientes.

A pesar de que la conferencia de prensa fue calificada como un acto de redención pública para resarcir los daños del escándalo, el impacto negativo que ha sufrido la marca ya está pasando factura: el mes pasado, las ventas en Estados Unidos presentaron una disminución de 25 por ciento. 

Sin embargo, se argumenta que la dirección de Volkswagen no ha sido lo suficientemente autocrítica. La firma reconoció que la crisis no surgió a partir de eventos aislados, si no de una serie de medidas que data desde el 2005, cuando se ejecutó una campaña que buscaba priorizar el uso de motores diésel en Estados Unidos. 

 No obstante, la dirección de la compañía insiste en que esto se desprendió de “un pequeño grupo de empleados individuales con un perfil orientado a la tolerancia hacia el rompimiento de reglas”, según declaraciones de Müller.

Luz al final del túnel

En medio de la turbulencia también hay lugar para el optimismo. Tras el golpe que sufrió el valor de mercado de Volkswagen, las acciones de la firma han mostrado una tendencia ascendente que inició a mediados de octubre. 

Los títulos de la compañía están lejos de alcanzar los niveles previos al escándalo, pero ya han recuperado parte del terreno perdido. Desde septiembre, Volkswagen ha perdido 12 mil millones de dólares de capitalización de mercado.

El director general declaró: “No vamos a permitir que esta crisis nos paralice. Aunque la situación actual es muy seria, la compañía no se romperá por ello”.

La luz al final del túnel podría encontrarse en China. La estrategia de la compañía ha priorizado el crecimiento en el país asiático, que representa el 39 por ciento de sus ventas y ha mostrado resultados positivos. Está por verse si este cambio de enfoque será suficiente para contrarrestar la pérdida de credibilidad de la compañía en Europa y Estados Unidos.

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