El proceso de transición energética y el control de la producción de petróleo podrían complejizarse debido a la ampliación de los BRICS y sus diferencias con los países que conforman el G7, advierten expertos.
Recientemente la alianza económica y comercial integrada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, conocida como BRICS, ha tomado la decisión de sumar a sus filas a Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Etiopía, Irán y Argentina; aunque existen diversos criterios para ampliar el bloque, resalta la presencia que algunos de esos países tienen en la producción de petróleo.
Bajo este panorama se perfila un gran debate con el Grupo de los Siete, también conocido como G7, en torno a cómo debe de administrarse la disminución del consumo de combustibles fósiles y el futuro de industrias como la petrolera y de las energías renovables.
Un tema toral en la agenda BRICS debe ser la transición energética.
China lidera en capacidad solar fotovoltaica.
Paréntesis: México multiplicó en ~1000% la generación de fuente solar entre 2018 y 2021.
El banco BRICS puede acelerar inversiones en países en vías de desarrollo. pic.twitter.com/UiWlc01zGZ
— Mario Campa (@mario_campa) August 24, 2023
“Yo no siento que sea un proyecto energético contrario totalmente, por un lado, el G7 apostando a la transición energética y por otro los BRICS ampliados centrados en el petróleo y el gas; la diferencia en todo caso estriba en quién pretende acelerar el proceso de sustitución de energéticos y quien la va a adoptar a partir de un crecimiento económico basado en energía barata”, explica Rosanety Barrios, analista especializada en temas energéticos.
El G7, que agrupa a Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido; continúa con una postura firme al fijar una meta de emisión cero a más tardar en 2050 como parte de sus acciones contra el cambio climático, acción que la administración de Joe Biden estimula al otorgar créditos para la adquisición de vehículos eléctricos, por ejemplo.
Por su parte, el líder chino Xi Jinping ha hecho explícita la intención de alcanzar la neutralidad de carbono antes de 2060, mientras que Narendra Modi, primer ministro de la India, fijó 2070 como la fecha en la que su nación podría llegar a las cero emisiones netas de carbono, 20 años después de la fecha que diversos científicos estiman necesaria para evitar impactos climáticos catastróficos.
La disputa en cuestión
“Hay una tensión permanente entre los gobiernos y los participantes de los mercados con relación a las señales de largo plazo que se requieren para realizar las inversiones en fuentes de energía. Para que se tenga gasolina y diesel, por ejemplo, alguien anteriormente debió de invertir en exploración y producción, el punto es ¿Hay o no señales claras para la inversión en el sector energético, hoy?”, cuestiona Barrios.
Lo anterior propone una disyuntiva entre el desarrollo económico de las naciones consideradas emergentes y el cumplimiento de la meta en neutralidad de emisiones de carbono, en donde resulta decisiva la estrategia energética que cada país, o bloque económico y comercial, adoptará a futuro; por ello ahora que los BRICS concentren al menos el 40 por ciento de la producción global de petróleo puede implicar un riesgo en el mercado energético, siempre y cuando logren ponerse de acuerdo, indica la especialista entrevistada.
BRICs vs G7pic.twitter.com/rxqwPTQH8b
— captain_nemo (@captain82935407) August 30, 2023
Pero la complejidad del escenario energético internacional no se limita a la cuestión petrolera, con el auge de las energías renovables el litio ha tomado un lugar vital como insumo principal para la creación de baterías y en ese sentido China y Argentina, dos de los países con mayor cantidad de reservas en el mundo, fijan su postura al priorizar el abastecimiento del material a sus socios comerciales.
Por lo anterior, se observa que el grupo al que se ha sumado Irán y Etiopía perfila diversas ventajas en recursos naturales que facilitarán su transición a otro tipo de fuentes de energía en un futuro, evitando efectos negativos como los vividos por los países europeos al recortar la mayoría del 48 por ciento del gas que importaban desde Rusia.
Consecuencias de la disputa
El cambio en el uso del dólar como medio monetario en las transacciones internacionales, los movimientos bélicos derivados de las crisis económicas y disputas entre regiones, además de la reconfiguración del escenario económico son las consecuencias que traerán las diferencias en materia energética entre los BRICS y el G7, opina Raúl Ornelas, Investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al respecto, Ornelas enfatiza que los efectos anteriormente explicados son una respuesta al desafío que presenta el crecimiento de un nuevo bloque económico y comercial con una capacidad similar al que históricamente han encabezado grandes economías como la estadounidense, la alemana y la japonesa, pero que no se prevé que a futuro conserven su condición de mando en los mercados de diversos energéticos.
“Ahí tienes la combinación de un juego de poder entre las grandes potencias, tratando de generar alianzas, por parte de los BRICS para crear condiciones que puedan contrarrestar el liderazgo estadounidense “, advierte el investigador de la UNAM.