México vivió uno de los semestres más complejos. Durante los primeros seis meses de 2018 la incertidumbre por la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el proceso electoral en el país movieron a la economía nacional.
Para lo que resta del año, los mexicanos deberán enfrentar la herencia del primer semestre: un TLCAN que, al menos por ahora, se mantiene en el congelador, la depreciación del peso frente al dólar, inflación lejos de la meta y más alzas de tasas por parte del Banco de México (Banxico), además de la guerra comercial por la imposición de aranceles.
Sin embargo, aun cuando el panorama para el segundo semestre del año presenta importantes desafíos, especialistas aseguran que la economía podrá tomar un respiro una vez que los mexicanos elijan a su próximo presidente y la negociación del Tratado se retome antes de que 2019 toque la puerta, aunque advierten que la conjugación de todos estos factores podrían obstaculizar el crecimiento de México en el corto y mediano plazos.
“Estos factores presionarán la economía de México hacia el segundo semestre del año. Será un cierre de 2018 complejo al tomar en cuenta todas las variables que están interviniendo”, dice Janneth Quiroz, subdirectora de Análisis Económico de Monex Grupo Financiero.
TLCAN, en el limbo
La guerra comercial iniciada por Estados Unidos tras las aplicación de aranceles de 25 y 10 por ciento a las importaciones de acero y aluminio, respectivamente, ha puesto en una posición compleja el desenlace de la modernización del TLCAN.
No obstante, el gobierno mexicano mantiene una actitud optimista. En días pasados, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, declaró que las discusiones podrían reanudarse el próximo mes de julio.
“Esta negociación se mantiene y los ministros se reencontrarán seguramente a partir de julio”, manifestó durante una conferencia de prensa.
Por su parte, Canadá coincidió con Estados Unidos en que las negociaciones deberían continuar, aunque no se estableció un calendario, dijo a periodistas la canciller canadiense, Chrystia Freeland.
Al respecto, Humberto Calzada, analista de mercados financieros para México y Latam de Rankia, manifiesta que la incertidumbre ocasionada por el acuerdo continuará, a pesar de que las tres partes involucradas han hecho comentarios para tratar de calmar al mercado.
“En el mejor escenario podría enviarse a revisión en el último trimestre del año, en caso contrario se tendrá que volver a plantear otro documento o tratar de negociar lo ya firmado”, expresa.
Inflación seguirá lejos del objetivo
Durante el primer semestre del año, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) mostró una trayectoria a la baja, sin embargo, se prevé que los precios de los energéticos meterán presión, con lo que se espera que 2018 cierre con una inflación alejada de la meta de Banxico.
En su último informe trimestral, el banco central estimó que el balance de riesgos para la inflación permanece sesgado al alza por las amenazas de que el peso continúe presionado en respuesta a un entorno de mayores tasas de interés y una mayor fortaleza del dólar.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicará el dato correspondiente a la primera quincena de junio a finales de esta semana.
Expectativas de Citibanamex adelantan que el índice mostrará un ligero incremento de 0.13 por ciento, lo que llevaría a la inflación anual a ubicarse en 4.53 por ciento desde 4.55 por ciento reportado en la quincena anterior.
“La próxima administración se enfrentará al difícil reto de encaminar la inflación a la meta de Banxico y mantener las finanzas públicas sanas”, manifiesta Miguel Ángel Corro, director del Departamento de Economía del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe
Peso generará nerviosismo
En los últimos tres meses, la moneda mexicana ha acumulado una depreciación de 10.5 por ciento, de acuerdo con datos de Banxico. Los factores de mayor peso asociados a esta volatilidad han sido el futuro del TLCAN y las elecciones presidenciales.
Humberto Calzada, de Rankia, estima que el dólar se mantendrá en una cotización de 21 pesos durante las próximas dos semanas.
En caso de que gane Andrés Manuel López Obrador, el especialista pronostica que el tipo de cambio llegará hasta los 23 pesos por dólar, debido a que el abanderado de la coalición ‘Juntos Haremos Historia’ no es el favorito de los mercados.
“Ese nivel se mantendría hasta el cierre del año por la incertidumbre que ocasionaría conocer las acciones del candidato si llega a ser electo como presidente”, precisa Calzada.
En el escenario más conservador, si gana Ricardo Anaya o José Antonio Meade, la moneda regresaría a los 18 – 19 por dólar.
Banxico meterá presión
Ante el debilitamiento del peso frente al billete verde y luego de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció un alza en su tasa de referencia, se espera que Banxico anuncie ajustes en su política monetaria.
Monex Grupo Financiero prevé que la entidad realizará un incremento adicional de 25 puntos base en la tasa de referencia en la reunión del 21 de junio, en línea con el movimiento que realizó la Fed el 13 del mismo mes.
“Hacia el segundo semestre de este año y previendo que los riesgos empezarán a disiparse, Banxico podría despegarse de la Reserva Federal y mantener el nivel de 7.75 por ciento en lo que resta del año”, detalla un análisis del grupo financiero.
Por su parte, 16 de 22 especialistas consultados por Reuters esperan que el banco central de México suba la tasa interbancaria a un día al 7.75 por ciento, que sería su nivel más alto en más de nueve años, desde el 7.50 por ciento vigente desde febrero de este año.
Miguel Ángel Corro, del Tec de Monterrey, campus Santa Fe, reconoce que la economía mexicana atravesará por un periodo complejo en la segunda parte de este año, pero la administración saliente y entrante deberán trabajar juntas para garantizar la estabilidad económica de los mexicanos.
“El rumbo del segundo semestre de 2018 deberá ser dirigido por un pensamiento a favor de México, sin importar si la ideología del próximo presidente es diferente”.
La encrucijada del nuevo gobierno
Sin importar quién resulte ganador el 1 de julio, el gobierno del nuevo presidente tendrá un primer año complejo, ya que su administración sólo podrá utilizar una quinta parte del presupuesto gubernamental para 2019.
Para el siguiente año se estima un gasto total del sector público de 5.5 billones de pesos, de acuerdo con el documento ‘PreCriterios 2019’ que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) envió a consideración al Congreso de la Unión.
Los economistas del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) estiman que al excluir el gasto no programable, sólo quedaría disponible 20 por ciento o casi una quinta parte del gasto susceptible de ajustes. En su análisis semanal explican que los gastos ya comprometidos son el programable, el cual contempla el costo financiero de la deuda, las participaciones a entidades federativas y Adefa, así como los rubros de servicios personales (nómina), pensiones, IMSS e ISSSTE. En conjunto, estos gastos representan casi el 80 por ciento del total.
“¿Será suficiente para cubrir las propuestas de cualquiera de los candidatos?”, cuestionan los especialistas del CEESP al hacer referencia que sus promesas abarcan desde becas, subsidios, hasta aumento en la ayuda a diversos grupos sociales como adultos mayores y madres solteras.
Para cumplir estos compromisos de campaña se requerirían de fuertes cantidades de recursos, sin tomar en cuenta que se pondrían en riesgo los ingresos al no incrementar ni crear nuevos impuestos, ya que las finanzas públicas no contarían con la capacidad suficiente.