Un joven que impulsa México

Para ser innovador no se necesita un título universitario. Para volverse un emprendedor, lo único que hace falta es perder el miedo.

Esto es algo que sabe bien Daniel Gómez Iñiguez, un joven mexicano de 22 años, quien aunque se graduará hasta el próximo año ya tiene dos plataformas con las que está influyendo en el futuro del mundo: una en el terreno ecológico, otra en la esfera política.

Esteban Castro Esteban Castro Publicado el
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"Te encuentras con esas barreras de que el mexicano no puede. Que necesitas mucho dinero (...) que necesitas un doctorado (...) poco a poco le vas perdiendo el miedo"
Daniel Gómez ÍñiguezEstudiante y empresario
"Vamos a (…) demostrar que redes sociales de impacto global no nada más se crean en Silicon Valley… en México tenemos la capacidad de desarrollarlas”
Daniel Gómez ÍñiguezEstudiante y empresario

Para ser innovador no se necesita un título universitario. Para volverse un emprendedor, lo único que hace falta es perder el miedo.

Esto es algo que sabe bien Daniel Gómez Iñiguez, un joven mexicano de 22 años, quien aunque se graduará hasta el próximo año ya tiene dos plataformas con las que está influyendo en el futuro del mundo: una en el terreno ecológico, otra en la esfera política.

Ambas generadas a través de la pasión por hacer un cambio.  SOLBEN y Caras Políticas son ejemplos de iniciativas generadas por el deseo de perder el miedo y potencializar el alcance de tus propias iniciativas.

Daniel es un ejemplo de lo que puede hacer la juventud mexicana si se dedica al trabajo constante y tiene objetivos definidos.

“Siempre te encuentras con esas barreras de que el mexicano no puede con eso. Que necesitas mucho dinero, que necesitas tener una maestría, un doctorado, primero gradúate, no te sabes la tabla periódica”, dice Daniel en entrevista con Reporte Indigo.

“Nos hemos dado cuenta que el mexicano tiene la capacidad, tiene esa energía, tiene ese amor por el país, pero hay que potencializarlo en el aspecto de ser generadores de nuevas tecnologías, ser generadores de empleos, de oportunidades y demostrar que México tiene otra cara ante el mundo que la que muchos están viendo hoy en día”.

El motivo detrás de esa búsqueda de nuevas oportunidades lo tiene bastante claro: “Seguir manteniendo esta responsabilidad que tenemos ante muchas personas de ir rompiendo paradigmas”.

Daniel no es un emprendedor por accidente. Sus ganas de llevar las riendas vienen desde que era niño.

“Desde pequeño la verdad mis padres siempre me decían ‘Daniel, saca buenas calificaciones para que algún día te contraten en una de las grandes empresas de Monterrey, trabajar en FEMSA, CEMEX’, y la gran pregunta era: ¿Para qué trabajar para alguien cuando tú puedes ser el empleador en lugar del empleado?”, dice.

Su primer negocio fue vender en la calle las nueces del patio de su casa, ahí encontró las primera ideas detrás de ser comerciante, el primer trampolín que lo llevó hacia la innovación.

El capital nunca ha sido un problema para generar innovación para Daniel.

“Es cuestión de cómo vendamos nuestras ideas.

“En distintas  empresas en las que he participado no he puesto yo capital. He puesto trabajo, mente, creatividad. Pero no se necesita dinero para hacer el negocio, si tienes la capacidad de desarrollar tu propio modelo de capitalización de acciones”.

Una empresa verde

El primer gran éxito de Daniel, el que lo ha llevado a aparecer en Forbes como ejemplo de emprendedor millonario, surgió de un trabajo final de preparatoria.

Trtando de decidir entre estudiar medicina o química, decidió probar suerte con la segunda, haciendo un trabajo de prepa que lo fuera llevando hacia esos terrenos.

Fue el primer golpe de destino que lo llevó hacia la fundación de SOLBEN, Soluciones en

Bioenergía, una empresa que de acuerdo a Inc. Magazine facturó su primer millón de dólares en ganancias en el 2010 y triplicó esa cantidad para el 2011.

“Todo empieza dentro de un club de biodiesel, éramos cuatro personas locas por el biodiesel que nos juntábamos en un cuarto que le llamábamos ‘La biocueva’, así de raros éramos, y siempre que íbamos a congresos y eventos y preguntábamos por tecnología mexicana nos decían ‘de esa no hay. De esa tú tienes que irte a Inglaterra, Alemania, Estados Unidos, la importas y te llevas una buena comisión’. Y nosotros siempre teníamos esa inquietud de por qué comercializar tecnología internacional cuando puedes desarrollar tecnología mexicana”

Ante esa inquietud Daniel,  junto a sus socios Guillermo Colunga, Antonio López y Mauricio Pareja, comenzaron a desarrollar la tecnología para generar biodiesel a través de grasas animales y vegetales.

“SOLBEN es una empresa que se enfoca al desarrollo de tecnología para producción de biocombustibles. El biodiesel es un combustible alterno similar al diesel del petróleo que puede ser producido a partir de cualquier aceite animal o vegetal, son sustentables”, habla orgulloso el estudiante de la licenciatura en Química del Tec de Monterrey.

“Esa es la tecnología que traemos, una tecnología que logramos su automatización al 100 por ciento, por lo tanto, si no tienes idea de cómo hacer biodiesel, tú le picas a un controlador iniciar, le echas el aceite a un lado y del otro lado te sale biodiesel listo para usar en un motor diesel”.

SOLBEN obtuvo el primer lugar en la categoría Proyectos de Innovación de la Iniciativa Honeywell Nobel  2008. El 22 de abril la empresa cumplió ya tres años de haber sido constituida.

“Nunca tuvimos un plan de negocios, fue lo que sentíamos, las pasiones que traíamos por la tecnología, por los desarrollos sustentables de impacto ambiental, era llevarlos a la práctica”, expresa.

La empresa ya tiene 20 empleados, opera en más de 8 estados del país y ha comenzado a expandir operaciones a India, África y Centroamérica. El secreto del éxito: “Siempre basados en un método de ejecutar, ejecutar y seguir ejecutando las ideas que traíamos”, comparte Daniel.

La cara política de Daniel

Los intereses del aún estudiante van más allá de las empresas de innovación. Como la mayoría de los ciudadanos, él tiene un interés en los asuntos políticos que dominan el mundo, en especial en las personas que toman las decisiones locales que tienen impacto mundial.

Fue gracias a esto que desarrolló caraspolíticas.com, una innovadora plataforma de interacción política que ya opera a nivel mundial.

“Caras Políticas nace el año pasado debido a que en ese cabildeo para conocer quiénes son tus futuros políticos me di a la tarea de contactarlos por Internet. Hay algunos que son muy accesibles, muy rápido los contactas.

“Pero había otros que tienen la asistente de la asistente de la asistente. .. y si yo estoy batallando, que se supone tengo contactos, ¿qué será de un ciudadano convencional?”.
La ambición de Daniel es crear un Facebook de la política. El sitio, que en inglés se llama govfaces.org, te permitirá conocer  a todos los políticos de ese país.

“Quiero saber cuáles son sus caras, quiero saber quiénes son, qué hacen, de qué partido son y un espacio para poder comentar de manera libre. En efecto, si tu les escribes, ellos no te van a contestar. Pero si cientos de personas les escriben, ellos te contestan.

“Es bajo la presión social donde uno puede generar esa comunicación bidireccional entre nuestros representantes y nuestros ciudadanos”. 

La empresa fue premiada en febrero de este año por The Kairos Society en Wall St. como una de las 50 empresas más innovadoras a nivel mundial. Algo entendible por lo ambicioso del proyecto.

El principal objetivo es mantener a los ciudadanos interesados e informados sobre lo que sus representantes hacen una vez que termina la fiebre electoral.

“La cuestión es que esta plataforma fue creada principalmente para después de elecciones. ¿Qué es lo que hacen nuestros representantes en esos seis años que siguen?”.

Caras Políticas es una red social mexicana que ya está operando en Estados Unidos y que a partir del verano lo hará en Suiza y España.

“Vamos a hacer un plataforma neutra financiada por capital privado y demostrar que redes sociales de impacto global no nada más se crean en Silicon Valley, en México tenemos la capacidad de desarrollarlas”.

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