Es Trump, y su agenda económica, la que competirán por la presidencia de Estados Unidos

La posibilidad de que el controvertido empresario estadounidense vuelva a liderar la considerada economía más grande del mundo sigue tomando forma, y con ello, se incrementa el riesgo de que sus ideas impacten de forma negativa al mundo
Gabriel Nava Gabriel Nava Publicado el
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Luego del atentado en contra de Donald Trump durante el fin de semana pasado, el Partido Republicano lo ha designado como su candidato a la presidencia de Estados Unidos en los próximos comicios a celebrarse en noviembre; cuestión que, de ganar la elección,  propone una administración marcada por las sanciones comerciales, el proteccionismo y  un ataque intenso a la mano de obra migrante.

Se ha oficializado que el controvertido expresidente de Estados Unidos competirá por liderar de nuevo a la considerada economía más grande del mundo, de acuerdo con los datos del Fondo Monetario Internacional; lo que, en opinión de analistas de mercado e inversores proyecta un escenario inminente en el que el Partido Republicano retomará el poder, al menos durante los próximos cuatro años.

Y es que, desde el último trimestre del año pasado, diversas encuestas de opinión colocan al también empresario a la cabeza de las preferencias, a partir de una agenda donde no solo una postura contestataria y poco diplomática ha convencido a los votantes, sino toda una estrategia basada en el proteccionismo, las sanciones económicas y el odio al migrante; cuestiones que, según el propio Trump, son capaces de materializar su “Make America Great Again”, expone a Reporte Índigo,  Kenneth Smith, exjefe negociador del T-MEC.

“Lo que podemos esperar si regresa al poder Donald Trump, es el nacionalismo económico en Estados Unidos; una postura muy fuerte similar a la que tomó durante su primer mandato y con la cual ha sido consistente durante su campaña, que básicamente consiste en fortalecer a su nación y asegurar el bienestar de la ciudadanía trabajadora de su país con una visión de suma cero respecto al comercio internacional y a las relaciones con otros países, lo que deriva en un rechazo natural a temas como el libre comercio y la integración económica”, expone el analista.

Al respecto, la plataforma del Partido Republicano destaca que su candidato podrá construir la economía más grande de la historia a partir de acciones como deshacerse de las regulaciones que reprimen el empleo, la libertad y la innovación; continuar con una política comercial de “Estados Unidos primero”, donde se castiguen a las naciones que lleven a cabo tratos comerciales que no beneficien a la nación o aumentar la producción de energía en todos los ámbitos para optimizar el proceso de obtención de permisos y poner fin a las restricciones que distorsionan el mercado sobre petróleo, gas natural y carbón.

Una misma visión en un contexto diferente, el fallo de la estrategia de Trump

Los planteamientos económicos, comerciales y políticos de Donald Trump buscan instalarse en medio de un entorno internacional que dista mucho a lo que sucedía en 2017, cuando lideró por primera vez una nación que buscaba conservar su lugar estelar dentro del plano comercial global, no obstante, actualmente los enconos con naciones como China y Rusia, además del endeudamiento de la nación norteamericana, hacen que sus ideas luzcan poco viables, advierte a este medio Raúl Ornelas,  Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

“Lo que Trump no dice es que la situación privilegiada de Estados Unidos depende de forma estrecha de las políticas globalistas de las que reniega, en cualquiera de los aspectos que lo tomemos es así; su nación hace mucho tiempo que dejó de ser autosuficiente en términos energéticos; la mayoría de componentes de las mercancías tecnológicas que vende, y que son el orgullo de ese país, se producen en otras latitudes; incluso, la fortaleza laboral de la potencia norteamericana proviene de la migración”, puntualiza el académico.

Incluso, la disputa por el avance en la carrera por el desarrollo de la inteligencia artificial, la relocalización industrial y la creación de bloques comerciales, económicos y políticos como los BRICS y sus nuevos integrantes, impiden que la postura estadounidense encuentre respuesta en salidas domésticas, cuestión que en opinión de Ornelas solo aceleraría la “pérdida de liderazgo” por la que atraviesa Estados Unidos.

¿Cómo sería la relación de Trump con México si gana las elecciones?

Ante la persistencia de una retórica belicosa y de acciones que puedan poner en jaque a la estrategia de desarrollo industrial que se pretende impulsar durante el próximo sexenio, la administración de Claudia Sheinbaum tendrá la oportunidad de tomar una actitud firme, pero conciliadora, con el afán de no recibir un trato hostil por parte de Donald Trump,  sentencia Ignacio Martínez, coordinador del del Laboratorio de Análisis de Comercio, Economía y Negocios.

Lo anterior, a partir de que con las reglas claras del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, y con una vinculación estrecha en términos de flujos comerciales, el país cuenta con elementos para no permitir que la agenda económica del ahora candidato del Partido Republicano pueda impactar de forma negativa dentro de la economía mexicana, en caso de que el controvertido empresario vuelva a llegar al poder.

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