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La filosofía popular advierte que más vale prevenir que lamentar. Sin embargo, cada año se demuestra que en México se tiene otra opinión.
Los destrozos causados por el huracán “Odile” en Baja California Sur (BCS) dejan en evidencia, otra vez, la escasa infraestructura y planeación que tiene el país en contra de fenómenos naturales.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, el paso del huracán causó daños que tendrán un costo superior a los 12 mil millones de pesos para las aseguradoras.
A esta cifra se le debe agregar todos los destrozos no asegurados, el daño a la infraestructura pública y las pérdidas millonarias por la baja turística.
En contraste, los fondos de presupuesto de egresos destinados a Baja California Sur en el 2014 fueron mil 454 millones de pesos.
Si sólo se toman en cuenta las pérdidas de las aseguradoras, “Odile” habrá dejado un daño a la entidad 8 veces superior a todo su presupuesto federal en un año.
El problema se agrava debido a que la entidad es una de las que, por su tamaño, recibe menos recursos del Gobierno Federal.
El 65 por ciento de su Producto Interno Bruto depende directamente de la actividad turística que lideran los municipios de Los Cabos y La Paz.
Desafortunadamente, desastres como el de Odile se han convertido en la norma en nuestro país debido a la poca planeación en infraestructura.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) señala que México es uno de los lugares más vulnerables a este tipo de desastres, pero hace muy poco para prevenirlos.
El 60 por ciento de los edificios construidos en el país al año 2011 presentan ilegalidades. Esto significa que fueron construidos en zonas prohibidas o con otro tipo de uso de suelo, por ejemplo.
Además está el problema de la infraestructura inadecuada. Gastar parte del presupuesto en drenaje pluvial es una decisión poco atractiva para los políticos.
No obstante, esta inversión puede salvar millones de pesos al erario. Un reporte publicado en mayo por la OCDE explica que el costo que tienen las reparaciones después de un desastre es tres veces más caro al que se hubiera ejercido en la inversión de infraestructura preventiva.
El fisco al rescate
Para aminorar los daños ocasionados por “Odile”, el Gobierno Federal anunció un plan de incentivos fiscales para ayudar a la población de Baja California Sur.
Entre las medidas, destaca la condonación y/o diferir pagos por concepto del Impuesto Sobre la Renta (ISR).
Del mismo modo, las inversiones en las zonas afectadas realizadas a partir del 15 de septiembre y hasta el 31 de diciembre serán sujetos a una deducción inmediata.
Con la ayuda de un nuevo programa a cargo de Nacional Financiera se ofrecerán créditos de hasta 2 millones de pesos con una tasa de interés preferente menor al 10 por ciento.
En otras medidas, también se enviaron alrededor de 8 mil elementos federales entre dependencias de la Marina, la Policía Federal y la Sedena.
A pesar de que todas las medidas son necesarias para garantizar una recuperación óptima en el Estado, se deben ver como un costo adicional y no como simples excenciones o ayudas.
Al terminar las labores más urgentes, es importante que se realicen obras para reducir el impacto de este tipo de fenómenos en el futuro.