La crisis de la industria del transporte marítimo refleja uno de los principales malestares de la economía global: la desaceleración del comercio internacional.
En medio de la Gran Recesión, las empresas de transporte marítimo hicieron de China el centro de su modelo de negocios. Mientras que las economías de los países industrializados se enfrentaban a fuertes contracciones, la industria transportista apostó a que el crecimiento económico de dos dígitos de China se extendería indefinidamente.
De acuerdo a la firma IHS Global, los barcos de carga de materias primas se duplicaron entre 2008 y 2015. Sin embargo, las tasas de crecimiento esperadas en China no llegaron.
Después de sortear los embates de la crisis financiera mediante políticas de estímulos fiscales y monetarios, la prioridad de China viró hacia un cambio de modelo económico. La transición desde una economía basada en la inversión y la industrialización hacia una economía basada en los servicios y el consumo interno trajo costos en el corto plazo.
La dinámica de crecimiento cambió, tomando por sorpresa a una industria que apostó por el viejo modelo económico de China. En el 2015 el país asiático registró su menor tasa de crecimiento en un cuarto de siglo.
Inundados en barcos
Uno de los resultados inmediatos de la desaceleración fue la caída generalizada en el precio de las materias primas. China es el principal importador de estos productos en el mundo.
Esto generó la debacle que vive la industria del transporte marítimo. Golden Ocean Group, una de las firmas más representativas del sector, tuvo una pérdida de 69 millones de dólares en el último trimestre del 2015. La cifra contrasta con las ganancias de 5.2 millones de dólares registradas en el mismo periodo del 2014.
De las cinco principales compañías de la industria, únicamente una se ha mantenido a la par del índice accionario de referencia global MSCI All World Index, mientras que las acciones de tres empresas presentan pérdidas semestrales superiores al 50 por ciento.
Las firmas intentan ganar la mayor participación de mercado en un escenario definido por una sobreoferta de barcos cargueros y una débil demanda del servicio de carga. Esto ha llevado al colapso de los precios de la industria.
Además, las firmas no pueden recuperar su inversión de capital mediante la venta de sus barcos porque el precio de éstos también han descendido dramáticamente.
Comercio en desaceleración
La apuesta de las firmas de transporte marítimo estaba sustentada en una tendencia que llevaba décadas.
Hasta antes de la crisis de 2008, el comercio global mantuvo una tasa de crecimiento que duplicaba la tasa de crecimiento de la economía mundial.
Los flujos de bienes, servicios y capitales representaban el 53 por ciento del producto interno bruto global en el 2008. Para el 2014, la cifra había descendido hasta 39 por ciento.
A pesar de la existencia de tendencias estructurales, como la reducción de las cadenas de suministro debido al surgimiento de la economía digital, gran parte de la desaceleración del comercio se atribuye a la nueva normalidad de bajo crecimiento de la economía mundial.
A finales del 2015, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos advirtió en su reporte sobre perspectivas de crecimiento que la baja en la actividad comercial internacional significaba uno de los principales riesgos para la expansión del PIB global en el 2016.