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Donald Trump y su equipo han dejado en claro que las reglas cambiaron. Hoy a las 11  horas, tiempo de la Ciudad de México, inicia una nueva era en la relación bilateral de México con Estados Unidos.

La toma de posesión de Donald Trump como el 45 presidente estadounidense marca el arranque de un proceso de negociación entre ambos países que será regido, en gran medida, por el eje económico.

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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exportaciones de México van a Estados Unidos
México podría apelar a una medida unilateral por parte de EU, ante la Organización Mundial del Comercio
Más allá del discurso, el presidente electo tiene una deuda política con los trabajadores del sector de manufactura de los estados de Ohio, Pennsylvania
Los miembros del gabinete de Trump reúnen una mayor cantidad de años de experiencia en el sector privado que cualquier otra administración
“Desde luego, tienen que (unirse) con su contraparte de la asociación de manufactureros de Estados Unidos, por ejemplo” 
Alejandro IbarraInvestigador del Tecnológico de Monterrey

Donald Trump y su equipo han dejado en claro que las reglas cambiaron. Hoy a las 11  horas, tiempo de la Ciudad de México, inicia una nueva era en la relación bilateral de México con Estados Unidos.

La toma de posesión de Donald Trump como el 45 presidente estadounidense marca el arranque de un proceso de negociación entre ambos países que será regido, en gran medida, por el eje económico.

La revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el envío de remesas, el papel de la Organización Mundial de Comercio (OMC) como árbitro comercial y la incidencia de un cambio profundo en el código fiscal de Estados Unidos serán algunos de los temas más relevantes de la agenda bilateral en materia económica.

Las autoridades mexicanas aún no han hecho señalamientos públicos en los que se refiera cuáles serán los lineamientos generales para la negociación con Estados Unidos.

En cambio, el gabinete económico de Trump, particularmente el sector que está encargado de la política comercial, ha mantenido una postura altamente asertiva.

La semana pasada, Donald Trump dijo en una entrevista televisiva: “Todo está bajo negociación. Todo.” La declaración arroja luz sobre cuál será la naturaleza de su administración.

El pragmatismo parece ser el sello de la mayor parte del nuevo gobierno. Los miembros del gabinete de Trump reúnen una mayor cantidad de años de experiencia en el sector privado que cualquier otra administración en la historia de Estados Unidos.

Sin embargo, en este contexto, dada la retórica proteccionista que ha caracterizado al discurso de Trump, México debe tener claro cuál será su estrategia de negociación.

En ese sentido, hay dos aspectos indiscutibles en relación al proceso de negociación. El primero, que el modelo de crecimiento mexicano está basado en las exportaciones. El 80 por ciento de los bienes y servicios que el país vende en el exterior se destinan hacia Estados Unidos. Esto pone de relieve la asimetría de la relación.

El segundo, que el compromiso de Trump con sus promesas proteccionistas es total. Más allá del discurso, el presidente electo tiene una deuda política con los trabajadores del sector de manufactura de los estados de Ohio, Pennsylvania, Michigan y Wisconsin.
 
Esperar y ver
 
México cuenta con herramientas legales que puede utilizar, en caso que Donald Trump cumpla con sus promesas proteccionistas, entre las que se incluye la renegociación del TLCAN.

El director del Instituto para la Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, José Luis de la Cruz, manifestó que México puede ampararse bajo los parámetros del marco legal del TLCAN y de la OMC.

“Depende, primero de lo que imponga para ver si no contraviene a los acuerdos, y México tendrá que cuidar que este marco sea respetado”, precisó.

“El primer marco de referencia es el marco legal del Tratado. Donald Trump, en principio tiene que respetar lo que allí está escrito”, aseguró.

Una segunda instancia es la OMC, en donde ambos países tienen compromisos multilaterales ante esa organización.

“Ese es el marco general, y habría que esperar si lo que propone Donald Trump está en contra de esos marcos firmados por los países”, sostuvo.

Sin embargo, con la potestad como presidente de Estados Unidos puede plantear su retiro del Tratado o bien renegociarlo.

“México deberá actuar dependiendo de las acciones que en concreto Donald Trump tiene”, expuso.

Añadió que la actividad de los grupos de trabajo que se han formado para abordar el tema, entre el sector empresarial mexicano y el mismo gobierno ha sido de bajo perfil.   

Pero,  la prueba de fuego vendrá cuando Trump tome las primeras acciones, es decir, cuáles serán las respuestas de estos grupos de trabajo y negociadores para ver si se ajustan a la nueva realidad que ha planteado.

México va a tener que impulsar una nueva perspectiva del vínculo con México y EU porque la mera parte comercial no será suficiente.

“Esto va a representar una nueva perspectiva para la relación entre ambos países,  habrá que ver la parte concreta”.comunicó.

Recursos al alcance
 
Por su parte, Alejandro Ibarra, investigador del Tecnológico de  Monterrey, declaró que, si Estados Unidos eleva los aranceles para exportaciones mexicanas sin justificación, México puede acudir al panel de arbitraje del TLCAN que se establecería para negociar este asunto.

Otro recurso legal es apelar a la medida unilateral de Estados Unidos ante la OMC.
“La OMC impondría sanciones a Estados Unidos por esa acción unilateral”, apuntó.

Asimismo, Ibarra resaltó que las empresas norteamericanas afectadas por estas políticas pueden asumir un papel más activo en conjunto con las autoridades mexicanas.

En ese sentido, expresó que se ha visto mucha pasividad de los empresarios y del gobierno mexicano.

“Desde luego, tienen que (unirse) con su contraparte de la asociación de manufactureros de Estados Unidos, por ejemplo”, dijo.  

Por otro lado, refirió que México tendrá mejores armas de negociación si ésta se hace asunto por asunto y no tratar todos los temas de la relación bilateral en un sólo bloque.

Jaime Serra Puche, ex negociador del TLCAN, refirió que en el supuesto de que prevalezca la OMC y no el TLCAN, el promedio de arancel para México sería de 2.8 por ciento. La simple depreciación del peso frente al dólar compensa en demasía este costo adicional.

Agregó que, bajo la OMC, México tiene más maniobra para actuar en cuanto a impuestos, porque actualmente no aplica el impuesto máximo que podría poner en las diferentes industrias.

Pero esto no es así para Estados Unidos, quien ya aplica para la mayoría de los sectores el impuesto máximo a las importaciones mexicanas.

“Si Estados Unidos sale de la OMC, entonces existiría un panorama completamente diferente, habría guerra comercial y no le convendría al país entrar en dicha guerra con un dólar tan apreciado”, precisó.

En el mismo foro, Luis de la Calle, socio fundador de De la Calle, Madrazo, Mancera, recomendó apostar por la diversificación de las importaciones.  Esto podría realizarse mediante la celebración de tratados de libre comercio con Australia y Brasil, con el fin de  contar con fuentes alternas a las de Estados Unidos y ganar influencia en las negociaciones.

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