La incertidumbre para el Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) podría enfrentar un nuevo bache ante los resultados en la elección intermedia para elegir al nuevo Congreso estadounidense.
La modernización del acuerdo comercial, que vio humo blanco en octubre pasado, aún debe ser ratificado por los congresistas de los países involucrados y podría retrasarse en Estados Unidos ante un legislativo en el que rige el partido de oposición, después de las elecciones intermedias que se celebraron el supermartes.
Desde 2016, cuando el Capitolio se pintó de rojo ante la mayoría de congresistas del Partido Republicano, el mandatario estadounidense Donald Trump recibió el respaldo necesario para implementar diversas medidas y hasta una nueva regulación fiscal, situación que podría cambiar el próximo enero, una vez que los nuevos legisladores ocupen sus curules.
Con una ventaja demócrata, el presidente de la nación de las barras y las estrellas enfrentará algunos obstáculos para la implementación de políticas económicas y migratorias, que podrían depender de la negociación en el Capitolio del acuerdo comercial.
Especialistas coinciden en que el Partido Demócrata podría llevar al ring el tratado de la región norteamericana para ejercer algún tipo de presión sobre el inquilino de la Casa Blanca, con el fin de revisar de forma minuciosa el acuerdo que se espera entre en vigor el próximo año, por lo que un posible retraso podría generar incertidumbre.
Para Juan Pablo Galicia, analista político, si el T-MEC fuera un “rehén” en el legislativo estadounidense no afectaría de forma directa a la economía mexicana, ya que se mantendría en vigor el documento que se firmó en 1992 y que se puso en marcha el 1 de enero de 1994.
No obstante, la duda sobre la fecha de su aprobación ocasionaría que algunos capitales en el territorio mexicano busquen refugio en monedas fuertes, como el dólar.
En este sentido, José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), comenta que en caso de que los legisladores de Estados Unidos no aprueben el T-MEC en el corto plazo y prevalezca el marco legal del TLCAN, que rige en la actualidad, provocaría un escenario de desequilibrio en la región de Norteamérica.
De la Cruz también advierte la posibilidad de que los demócratas endurezcan su posición y condicionen la aprobación del pacto comercial para obligar al presidente Trump a negociar otros temas, entre los que destacan la construcción del muro en la frontera con México.
“La situación generaría dudas sobre la reacción de Donald Trump, pues podría decidir cancelar el acuerdo o conservarlo y también usarlo para presionar a los demócratas”, opina el economista.
Aunque los especialistas descartan que el acuerdo sea reprobado, el permiso que se concedió a Donald Trump sobre el TLCAN únicamente tenía alcances de actualización.
Ante este panorama, Leticia Armenta, investigadora en economía del Tecnológico de Monterrey, advierte que el nuevo legislativo podría encontrar un hueco ante el cambio de nombre, que sugiere la creación de un nuevo pacto, cuando lo que se realizó fue una modernización del documento que rige el intercambio comercial entre las naciones de América del Norte.
“A nivel político, el presidente Donald Trump quiere firmar un nuevo tratado con un cambio de nombre, entonces el Congreso podría objetar y no permitir este cambio, aunque se mantenga la actualización que se realizó en el capitulado”, detalla la investigadora del Tec de Monterrey.
Estados Unidos es el mayor exportador a nivel mundial, sólo por debajo de China. En lo que va de este año, sus envíos al extranjero equivalen a 1,576 millones de dólares, de acuerdo con datos de IndexMundi.
Los principales mercados que reciben las mercancías de manufactura estadounidense son Canadá y México, sus socios comerciales desde la entrada en vigor del TLCAN hace 25 años.
Muro en pausa
La nueva legislatura en Estados Unidos marcará la urgencia de la administración del mandatario republicano por cumplir los temas que marcaron su agenda desde la campaña política en 2016, aunque algunos de los proyectos podrían quedar en pausa.
Uno de los primeros pendientes que enfrentarían el freno es la construcción del muro en la frontera de Estados Unidos con México, y que es eje fundamental en las políticas antimigrantes de la administración del republicano.
Juan Pablo Galicia, analista político, explica que la aprobación del presupuesto para la edificación de la barda es demasiado cuantioso, razón por la que ni el Congreso actual, con mayoría republicana, le ha otorgado su consentimiento para disponer del dinero necesario en su totalidad.
“Los recursos para la construcción del muro se tendrían que obtener del presupuesto público del gobierno o a través de la generación de deuda”, menciona.
Al respecto, Leticia Armenta, del Tec de Monterrey, considera difícil que Trump reciba autorización de fondos para mantener su política migratoria, más allá de la ejecución de esta obra.
La especialista proyecta que en general un Congreso con una mayoría demócrata tendrá menos disposición para continuar con políticas fiscales del actual presidente, como la disminución de impuestos, que puede propiciar un aumento en los precios a los consumidores.
“Seguramente los legisladores prefieren mantener una inflación baja y estable porque permite ofrecer ventajas a consumidores y empresas”, refiere la académica.
Efecto mundial
Las implicaciones de los comicios en los que se eligieron 435 miembros de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 senadores también podrá tener algunos efectos mundiales
Armenta declara que existe un riesgo de afectación económica en Estados Unidos y, en todo caso, será la Reserva Federal quien se encargue de meter freno a través del incremento en las tasas de interés.
Sin embargo, en este caso esta medida no sería de forma gradual, ni en alzas marginales de 25 puntos base como hasta ahora, que generaría un mecanismo en cadena a nivel internacional.
De la Cruz expone que otro de los golpes hacia Trump irían directo a la autonomía de decisiones, cuyo efecto se presentaría en el enrarecimiento del ciclo económico, sobre todo al ejercer presión sobre presupuestos y gasto de gobierno.
El director del IDIC refiere que el nuevo Congreso no se ajustará a los requerimientos del presidente Trump, aunque la economía de Estados Unidos seguirá marchando bajo su propio ritmo y en ese sentido la afectación a su crecimiento sería menor.
“México deberá estar atento a los resultados de la elección para tener claras las propuestas para reconstruir su vínculo con Estados Unidos porque con un Congreso en contra o a favor del presidente Donald Trump es claro que esa relación será dominante en materia de comercio y política exterior”.