Al destacar en un comunicado que la pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto “la cruda realidad de las grandes y crecientes inquietudes existentes en todo el mundo en cuanto acceso a la atención de la salud y a los productos sanitarios”, el Consejo sobre los Aspectos Económicos de la Salud para Todos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló la importancia de tener objetivos claros y ambiciosos para movilizar y orientar las inversiones en la salud.
De acuerdo con el nuevo informe del Consejo sobre la financiación de la salud para todos, deben priorizarse dos elementos clave en la economía global: más y mejor financiación; así como establecer el camino a seguir a través de tres vías de acción.
Dichas vías contemplan la creación de un espacio fiscal, que aligere “las restricciones artificiales impuestas por supuestos económicos obsoletos” y revertir los efectos contraproducentes de las reformas que implican grandes recortes sanitarios.
Además, piden dirigir las inversiones a fin de garantizar que la salud para todos se convierta en el objetivo central de las actividades económicas, y “aumentar el liderazgo público y las capacidades dinámicas del Estado para crear un entorno propicio en materia regulatoria, fiscal, de política industrial y de inversión”.
Como tercera vía, el Consejo aconseja administrar la financiación pública y privada hacia la mejora de los resultados de salud a nivel mundial y de forma equitativa.
“Aunque los sistemas de salud carecen de recursos suficientes, aumentar la financiación no es la única solución. El trabajo del Consejo subraya la necesidad de reformar y reorientar la financiación de forma radical, de modo que el objetivo de la salud para todos se integre en las estructuras financieras, las condiciones y las alianzas entre las empresas y el Estado”, sentenció Mariana Mazzucato, presidenta del Consejo.