El aumento generalizado y sostenido de los precios generó incertidumbre en la considerada economía más grande del mundo al iniciar el año con una disminución menor a la esperada por los analistas, lo que podría dificultar el inicio de los recortes a la tasa de la Reserva Federal.
Durante enero, el Índice de Precios al Consumidor(CPI, por sus siglas en inglés) registró un aumento de 0.3 por ciento con cifras desestacionalizadas, lo que implicó que la inflación anual en Estados Unidos llegara a 3.1 por ciento, de acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales.
La cifra, que estuvo por encima de la expectativa del mercado, se vio impulsada en mayor medida por el encarecimiento de los precios en los servicios de alquiler, el transporte y los servicios médicos; cuestión que podría implicar una señal de alerta ante la consideración de que las presiones inflacionarias en Estados Unidos se encuentran contenidas lo suficiente para que la Reserva Federal (Fed) relaje su postura monetaria, según explicó la Dirección General Adjunta de Análisis Económico y Financiero de Banorte.
“Consideramos que este reporte se suma a una lista de indicadores recientes que sugieren que los riesgos para la inflación siguen sesgados al alza. En específico, los precios de los servicios se mantienen presionados y permanecen como el principal foco de atención”, apuntó el cuerpo de análisis de la institución financiera.
Al respecto, el dato para enero del CPI abonó más incertidumbre sobre el momento en que la Fed pueda empezar a reconsiderar su estrategia para combatir la inflación, sumando al hecho de que su titular, Jerome Powell, ha anunciado de manera vaga, que lo anterior “podría pasar en algún momento de este año”.