El Reino Unido busca incentivar el gas shale (gas de esquisto), por lo que planea reducir los impuestos de las empresas para facilitarles la extracción de dicho gas y puedan competir con los precios internacionales.
El impulso que se busca es tan grande, que la reducción dejaría al impuesto sobre el gas shale en un 30 por ciento, en comparación con el 62 por ciento que pagan la mayoría de las empresas por la explotación de petróleo y gas.
Tales reducciones en el impuesto se ven avaladas por la inversión esperada de 20 mil millones de dólares y de la misma manera la creación de miles de trabajos, así como la compra de equipo de manufactura, impulsando al resto de las empresas involucradas.
“El gas shale es un recurso con un potencial enorme para diversificar la combinación energética del Reino Unido”, comenta George Osborne, ministro británico de Economía.
La extracción del gas shale se maneja a través de un método de perforación de roca basado en la inyección de agua y arena a grandes velocidades, fracturando poco a poco las paredes rocosas, permitiendo el flujo del gas.
Desgraciadamente, existen consecuencias de tal extracción, pues se afirma que bajo ciertas circunstancias pueden generar terremotos, y por supuesto la controversia para dejar de invertir en empresas contaminantes del medio ambiente y mejor invertir en energías renovables.
Preocupación ecologista
La comisionada europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, se refirió recientemente a estas limitantes, pues la extracción es mucho más difícil en Europa que en los Estados Unidos, debido a la situación geográfica y geológica del país.
“Es lo que dirían los expertos, es más difícil geológicamente en Europa, pues existen muchas más personas que viven en diferentes lugares, así que por estas razones los expertos afirman que no vamos a tener precios tan bajos como en Estados Unidos”, dijo la comisionada.
“Es muy importante profundizar en el aspecto ambiental, lo que implica la extracción: ¿cuáles son los riesgos, los productos químicos, la contaminación del agua, la contaminación de las aguas subterráneas y los recursos hídricos?, hay las preguntas fundamentales, que por supuesto deben ser cuidadosamente analizadas antes de empezar a hacerlo”.
Mientras las dudas y críticas generadas por los grandes grupos ecologistas merecen atención, también es cierto que tales extracciones impulsarían a la economía británica generando empleos, incentivando la competencia, compensando a las comunidades locales por cada pozo extractor (alrededor del 1 por ciento de los ingresos generados) e incentivando la inversión del sector privado.